Menos empleos

Por Redacción

Que no hay cepo sobre el dólar, que sí lo hay. Una confrontación poco menos que interminable, que se extiende además a muchos otros aspectos en los cuales existen dos descripciones absolutamente diferentes, todo lo cual podría enmarcarse dentro de la discusión política, la que se ha trasladado al terreno de los hechos, provocando una división cada vez más profunda en la sociedad. Aunque, para delimitar algunas de estas cuestiones, está la realidad, que es incontrastable, mostrándonos a través de las estadísticas -que incluso, también debe decirse, muchísimas veces se alteran- situaciones que impactan en la cotidianeidad.

Veamos por caso la influencia negativa que tiene este cerco para controlar el dólar en uno de los rubros más alcanzados por la divisa estadounidense, como es la construcción. El sector, en los 12 últimos meses perdió 32.056 puestos de trabajo regularizados, es decir, que se encuentran en blanco. De tal manera lo respalda el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC), donde cuenta que de los 428.841 trabajadores que contaba la construcción en septiembre de 2011 se bajó a 396.785 en igual mes de 2012.

Sin dudas preocupa que la construcción haya bajado su nivel de empleo por sexto mes consecutivo, ya que la pendiente comenzó en el mes de abril último y no ha cedido desde entonces, aunque estos efectos negativos comenzaron a advertirse desde diciembre, cuando los controles sobre el dólar comenzaron a impactar negativamente, si bien la mayor rigidez impuesta de allí en adelante con la ampliación de medidas, hizo que la reducción de actividad se trasladara a la caída de los puestos de trabajo, que en la medida interanual, tal como se menciona, fue superior a los 32.000. Siendo todos ellos empleos registrados, lo cual permite suponer, con sobrados justificativos, que la pérdida fue muchísimo mayor al quedar sin contabilizar los trabajadores en negro, que son numerosos en la construcción, y los primeros en sentir las consecuencias cuando hay baja de actividad.

Por lo que se observa, en estos meses de octubre y noviembre, que aún no fueron revelados por el IERIC, es altamente probable que hayan empeorado todavía más el balance laboral de la construcción, ya que esos meses del año pasado había tenido una muy alta calificación en cuanto a empleo regular, con lo cual ahora se sentirá más aún la baja. Y por otra parte, el impacto de la restricción sobre el dólar, ha continuado su escala ascendente en todo el sector, tanto el de la construcción como también el inmobiliario, con caídas muy fuertes.

Volviendo a la visión global del sector, digamos que todos estos datos reflejan sólo el sector de trabajo registrado, que en realidad explica alrededor del 40% de la construcción, deduciendo los analistas que si el análisis se amplía a todo el conjunto, debería partirse entonces que la cantidad de pérdida de empleos fue de al menos el doble, es decir, cercana a los 65.000, considerando-reiteramos el concepto- de la mayor facilidad que existe para deshacerse de personal no registrado.

Los niveles de afectación fueron dispares según las regiones del país, partiendo de un promedio nacional de 7,5%, pudiéndose consignar el caso de La Pampa donde la baja fue de un explosivo 37,2%, mientras que en Chaco y Formosa de 21,7%, Santiago del Estero 21,6%, Río Negro 16,7% y Córdoba 16,5% entre los de mayor volumen. La contracara fueron las provincias de San Luis, Santa Cruz y San Juan, en las cuales se produjeron crecimientos de los trabajadores afectados a la construcción.

Como forma muy directa de dar cuenta de la caída, tenemos que en un relevamiento realizado en 42 municipios, los permisos de construcción requeridos en el mes de septiembre pasado sumaron 629.099 m2, lo cual constituye una merma de 18,3% respecto a igual mes de 2011, siendo también aquí -al igual que en el empleo- el sexto mes consecutivo de retracción, quedando comprobado que en ambos sentidos se marcha de la misma manera.

Junto a la recolección de datos para las estadísticas, en la construcción se ausculta el pensamiento de los empresarios de la construcción, tanto los enfocados en el sector privado como en el público. En ambos casos, las perspectivas que se plantean son muy cautas.