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Editorial Sábado 29 de Diciembre de 2012

Matanza siria

Organizaciones no gubernamentales dan cuenta de 45.000 muertos en Siria, en tanto otras fuentes sostienen que la cuenta podría elevarse a 100.000.

Redacción

Por Redacción

Cumplidos 21 meses de guerra civil en Siria, la cantidad de muertos asciende a 45.000, de los cuales 31.500 son civiles. Algo realmente escalofriante, y más aún inentendible por tratarse de personas de un mismo país, con igual idioma, creencias y costumbres, diferenciados sólo por cuestiones políticas. De un lado los seguidores y mercenarios de Bashar Al Asad, quien controla el país desde hace muchos años bajo un régimen dictatorial feroz, en el cual no existen libertades ni derechos.

Este balance de la muerte está sostenido a informes suministrados por una red de activistas, como así también por fuentes médicas de los hospitales civiles y militares, aunque se está en conocimiento de la existencia de miles de desaparecidos, detenidos y también bajas de los milicianos pro-régimen que se conocen como "shabihas". Y como además tanto el ejército como los rebeldes no dan precisiones de sus bajas, pues con eso lograrían desmoralizar a sus tropas, razones estas que en consecuencia hacen que la cantidad de vidas que ha costado esta guerra desatada en marzo de 2011, seguramente sea mucho más elevada que la informada por organizaciones no gubernamentales. Algunas fuentes, sostienen que se podría decir, sin exageraciones, que los muertos de ambos bandos y de algunas fuerzas extranjeras que incursionan en los bordes de Siria, estaría en el orden de los 100.000.

De cualquier manera, sea uno u otro extremo, es realmente incomprensible la prolongación de este conflicto de crueldad y muerte, al cual el mundo y todas las organizaciones asisten impávidos, aun cuando la intervención signifique vulnerar la soberanía de una nación. En este caso existen razones humanitarias que justifican la intervención, que por otra parte y por mucho menos que esto, se produjo en numerosas ocasiones, recordándose el caso de Irak como ejemplo, cuando Estados Unidos lo invadió aduciendo la posesión de armas químicas de altísimo poder destructivo, que nunca aparecieron y que luego se supo, fueron la excusa para una invasión que terminó con el dictador Saddam Hussein -otrora aliado estadounidense-, siendo en realidad el petróleo lo que en verdad interesaba.

Lo que sucede, y habiendo fracasado hasta ahora algún intento mediador, es que las potencias están divididas respecto a Siria, dejando prevalecer cuestiones políticas por sobre las humanitarias -algo similar cuando las cumbres del clima, postergando indefinidamente la limitación de gases con efecto invernadero que provocan la gran alteración de la capa de ozono, dejando que se impongan los intereses económicos-, con las consecuencias a la vista.

El dictador Al Asad tiene en Rusia a su gran aliado, en tanto que los rebeldes cuentan con respaldo de Estados Unidos y algunos países europeos, como también vecinos de esa región de Medio Oriente. Las diferencias parecen por ahora muy lejanas de un punto de conciliación, ya que las fuerzas rebeldes rechazan cualquier acuerdo que no incluya el alejamiento de Al Asad de la presidencia, en tanto este argumenta exactamente en sentido inverso. Una alternativa surgida en las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos, es la de designar un gobierno de transición encabezado por Al Asad hasta 2014 en que habrá elecciones, con la imposibilidad de presentación del dictador.

Una situación que abrió ciertas expectativas, sea por las gestiones mediadoras como por la confrontación de las balas, es que un trascendido daba cuenta del supuesto pedido de asilo en Venezuela de la familia del presidente sirio. 

Así dadas las condiciones, desde las Naciones Unidas a través de personal que trata de participar de la búsqueda de una solución, se asegura que el jefe de Estado sirio no acepta ninguna propuesta, salvo la incondicional declinación de las fuerzas rebeldes, lo cual por cierto, es igual a declarar la continuidad de la batalla hasta el final, cuando una fuerza prevalezca sobre la otra, lo cual incrementaría notablemente la cantidad de muertos, especialmente entre los civiles ya que los enfrentamientos más cruentos se han dado en zonas urbanas. El dato de que sobre 45 mil muertos 31,5 mil son civiles, es más que revelador sobre la situación.

Confiemos, más allá de todas las circunstancias, que el año nuevo traiga buenas nuevas para Siria.

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