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Editorial Domingo 20 de Octubre de 2013

Madre, ser único

Este tercer domingo de octubre se celebra una de las fechas más trascendentes del calendario: el Día de la Madre.

REDACCION

Por REDACCION

Si hay días domingo especiales en el año, el de hoy es uno de ellos. Tal vez, el más trascendente de todos, pues todos los terceros domingos del mes de octubre están señalados para la celebración del Día de la Madre, el más importante pilar de sostén de la vida familiar, pues todo, absolutamente todo, gira en torno de ella. Y hoy es su día, nada menos.

Vayamos un poco a la historia, que siempre es bueno refrescarla, o directamente conocerla. El comienzo del reconocimiento a la madre tuvo sus orígenes en Inglaterra, allá por el siglo XVII cuando se celebraba el Domingo de Servir a la Madre. Se trataba de una jornada en la cual los sirvientes -que tenían por entonces pesadas obligaciones en sus trabajos y muy pocos momentos libres- recibían permiso para visitar a sus respectivas madres y las homenajeaban preparándoles una torta, un postre, o cualquier otra clase de confituras. Pero ese festejo, recién tuvo efectiva oficialización en el siglo XX, cuando Ana Jarvis -una profesora estadounidense- lanzó la idea de tener un día para un agasajo especial a las madres.

Para ese día de homenaje se eligió el segundo domingo de mayo, al parecer por ser la fecha en que había fallecido la madre de Jarvis, quien consiguió respaldo para su iniciativa de parte de religiosos, políticos, funcionarios del gobierno, letrados, artistas y otras personalidades a quienes les pareció acertada y simpática la iniciativa, que rápidamente prendió en el entusiasmo de la gente. No podía ser de otra manera.

Fue así que el 10 de mayo de 1908, segundo domingo de ese mes, por primera vez fue celebrado el día de la Madre, existiendo en una iglesia episcopal de la localidad de Grafton, en Virginia Oeste, una placa conmemorativa que recuerda ese episodio. Continuando con la historia de sus orígenes, la celebración fue oficializada en el calendario de conmemoraciones de los Estados Unidos en 1914, en tanto que aquí en la Argentina se dispuso su festejo el tercer domingo de octubre, es decir, el día de hoy.

Si vamos concretamente a estas fechas, en el tiempo moderno la primera celebración tuvo lugar en 1908, por lo cual este año se cumplen 105 años desde que la Madre es homenajeada con su propia fecha anual. En realidad, un tiempo bastante breve si lo medimos en la dimensión del tiempo, y el trascendente rol de la mujer, si bien debe tenerse en cuenta que los derechos de la mujer, en todos los aspectos, recién comenzaron a ser reconocidos no hace demasiado tiempo, e incluso hoy, continúa esa puja por alcanzar una definitiva igualdad con el hombre, ya que, aún muchas prácticas y costumbres no escritas ni regladas, mantienen un espíritu de discriminación.

El sitio de la madre, como pilar incomparable del sostén del núcleo familiar, está más allá de todo lo que pueda decirse o argumentarse. Es el eje sobre el que gira ese grupo, la figura que contiene, que siempre tiene el consuelo, el mejor consejo y las soluciones para todo aquello inesperado, o tal vez no tanto, que tan seguido suele presentarse dentro del desenvolvimiento del seno familiar.

No son sólo palabras simples, sino que conforman un verdadero catálogo, un muestrario de la realidad, sobre el rol que le corresponde a la madre, ser invalorable en el que se respaldan todos los demás componentes del grupo familiar, en especial los hijos, que siempre y frente a cualquier contingencia, encontrarán en la madre la palabra justa, el amor necesario, el consejo más valioso, para poder enfrentar circunstancias adversas. 

Y cuando no es de esa manera, los silencios de una madre suelen ser los más oportunos, los más precisos para cada circunstancia, para cada momento. Sea con la palabra, cuando corresponde, como los silencios que suelen ser tan elocuentes como sus dichos, la madre es un ser omnipresente en cada instante, en cada uno de los tiempos familiares.

La madre, ese ser único y tan especial, que sea este domingo la dueña de todo, del amor y el cariño de toda su familia, homenajeada hasta el cansancio. Y es momento entonces, para algunas reflexiones, como solemos hacerlo siempre cuando se habla de un único día al año, justo para recibir atenciones y agasajos especiales, pero que esa misma situación, la del reconocimiento, el afecto y la ubicación en ese alto sitial que le corresponde, sea una práctica de cada uno de los días.

Por todo lo dicho, que este domingo la Madre sea el centro de todo el afecto. ¡Feliz día para todas!





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