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Editorial Miércoles 30 de Noviembre de 2011

Lucha contra el sida

Se tienen importantes avances, pero se necesita mayor financiamiento.

Redacción

Por Redacción

Buenas noticias en la lucha contra el sida, se desprenden del informe difundido por el Programa de las Naciones Unidas para el Sida (ONUSIDA), destacando que los casos de contagio de la enfermedad se redujeron 21% entre 1997 y 2010, y que desde hace tres años se mantiene en una media de 2,67 millones en el mundo. También bajó la cantidad de niños infectados, habiendo sido de 390.000 frente a los 550.000 de diez años atrás, en tanto que la cantidad de muertes de menores de 15 años experimentó un retroceso de 20% entre 2005 y 2010. Mientras que los infectados por el sida se mantienen en una cantidad estable de 34 millones de personas de todas las franjas etarias.

De todas maneras, también hay novedades no tan optimistas en el informe, ya que aún cuando la mitad de las mujeres embarazadas con el virus del sida recibieron fármacos antirretrovirales para evitar el contagio de sus bebés, en el 80% de los casos el tratamiento no arrojó los resultados esperados. Se trata sin dudas de un tema en el que habrá que mejorar muchísimo.

En las conclusiones del informe se destaca que "nunca hemos tenido un año en el que haya habido tanta ciencia, tanto liderazgo y tantos resultados", para añadir más adelante que "en estos tiempos de crisis de las finanzas públicas e incertidumbre sobre financiación, estamos viendo resultados, con una mayor cantidad de países que alcanzan una reducción significativa en las nuevas infecciones, logrando estabilizar sus epidemias".

Con relación a la expansión de la enfermedad ha experimentado una importante contención, ya que a finales de 2010 la cantidad de infectados en todo el mundo con el virus del sida y de aquellos que desarrollaron la enfermedad, ascendía a 34 millones de personas, mientras que en 2001 los afectados eran 28,6 millones.

El continente africano sigue siendo el de mayor cantidad de enfermos y donde se esparce con mayor facilidad el contagio, registrándose allí el 68% de los nuevos casos, de modo especial hacia el sur del desierto del Sahara, lugar en el cual vive el 12% de la población mundial pero tiene el 70% de los enfermos de sida. Una relación sin dudas desproporcionada. Sudáfrica, con 5,6 millones de casos de sida es el país en el cual vive el mayor número de afectados, aunque también allí se apreció una visible disminución de contagios, al igual que en Etiopía, Nigeria, Zambia y Zimbawe, países estos en los cuales la pobreza y la falta de atención de parte del gobierno son factores esenciales para el desarrollo de la epidemia.

Mientras que por el contrario, siendo la primera vez que sucede, la cantidad de contagios creció de manera alarmante en Europa Oriental y Asia Central, con 1,5 millón de casos en los últimos diez años, concentrándose el 90% de afectación en Rusia y Ucrania, consecuencia del notable aumento de la drogadicción, transformado en el mayor vector de contagio, llegándose a las 90.000 muertes en 2010 contra las 8.000 de 2001.

Dejando lugares muy precisos como los hasta aquí mencionados, digamos que el año pasado en todo el mundo murieron 1,8 millón personas por el sida, y que los fármacos antirretrovirales evitaron unas 700.000 muertes, quedando en esto último bien explícito el éxito de los tratamientos -aunque haya que efectivizarlos con las madres embarazadas-, pues desde 1995 se salvaron 2,5 millones vidas con los nuevos medicamentos, de manera especial en países con ingresos medios y bajos.

Según recalca ONUSIDA, le educación, la prevención y el fortalecimiento de los derechos de la mujer continúan siendo las medidas más significativas en la lucha contra la enfermedad, sobre la cual si bien se han logrado progresos importantes, todavía es un mal incurable, a falta de una vacuna y también de medicamentos que eliminen el mal.

Hoy en día el tema más delicado por resolver es el financiamiento de todas las organizaciones que luchan contra la enfermedad, ya que habitualmente se restringen aportes y con mayor razón en este momento en que hay crisis en los países desarrollados. Se consigna que se debería disponer de unos 23.000 millones de dólares para los próximos tres años, con lo cual se podrían evitar 12,2 millones de nuevas infecciones -de ellas 1,9 millón serían de niños-, y además se impedirían 7,4 millones de muertes. Durante 2010 los programas contaron con 15.000 millones de dólares, menos de lo que se necesitaba, reduciéndose la ayuda internacional 10%, por lo cual se estima que también habrá declinación en los aportes en los años próximos.

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