Por REDACCION
En la vida real no está el Chapulín Colorado para pedirle ayuda ante esta tormenta que sacude a la Argentina según ha explicado el presidente, Mauricio Macri. Con un realismo necesario, los funcionarios del gobierno nacional admiten ahora los problemas que atraviesa la economía y que se vienen tiempos difíciles, abandonando así el discurso puramente optimista -y también irritante- para referirse a la marcha de la economía.
Esta semana el INDEC, organismo a cargo de las estadísticas oficiales, confirmó que en junio pasado la actividad económica se derrumbó casi el 6 por ciento. Al mismo tiempo, el Ministerio de la Producción consideró que la responsabilidad por esta nueva crisis, que comenzó a evidenciarse en abril, recae en la combinación de factores como la sequía, el shock externo y la corrida cambiaria. El "Monitor de la Economía Real", que elaboró esa cartera, consigna que la actividad agropecuaria, la industrial y la construcción se contrajeron durante el segundo trimestre del año, después de un año de sostenido crecimiento.
Ese informe remarca que la volatilidad cambiaria producto del shock externo que afectó a la Argentina y el resto de los mercados emergentes impactó también en el consumo, especialmente el vinculado a bienes durables, por el encarecimiento del crédito y el aumento del tipo de cambio. En este marco, la venta de autos se desaceleró en junio, luego de marcar un récord histórico durante los primeros 5 meses del año puntualizó el documento oficial.
No hay referencias en ese análisis a las culpas propias de la gestión económica, esa misma que le costó el puesto al presidente del Banco Central y a otros funcionarios de esa entidad por la falta de resultados en la política anti inflacionaria y la corrida cambiaria que llevó al dólar cerca de la barrera de los 30 pesos.
Los economistas elaboran semanalmente informes que presentan a sus clientes, grandes o medianas empresas que buscan una mirada experta sobre el estado de la economía, las expectativas y el rumbo. Se trata de información necesaria para la toma de decisiones, por ejemplo qué hacer con un proyecto de inversión, ¿avanzar o frenar? es la cuestión.
El informe del BBVA Banco Francés pinta un panorama alarmante al advertir que en los próximos meses se observará un deterioro en la economía y el empleo, junto con una aceleración de la inflación, al tiempo que alertó que por el entorno internacional no pueden descartarse nuevos episodios de riesgo que afecten con severidad a la Argentina. En el marco de este estudio, el equipo de Research del banco estimó que la economía sufrirá una contracción en el segundo trimestre del 2,1% contra igual período de 2017 y en el tercer trimestre caerá 0,8%.
De todos modos, deja lugar para ver la copa con agua media llena al proyectar que la economía crecerá 0,5% en el año debido, principalmente, al desempeño muy positivo del primer trimestre. En este punto está en línea con las previsiones tanto del FMI como del Ministerio de Economía. El informe titulado "Situación Argentina" describe que la economía internacional sigue estando sometida a las tensiones de fuerzas dispares, entre el buen desempeño económico y factores potencialmente negativos como el impacto sobre inflación del aumento del precio del petróleo y las medidas proteccionistas.
Este reporte considera que la consolidación fiscal y los avances de productividad de Argentina fueron demasiado lentos como para asegurar la sostenibilidad de deuda en este entorno, lo que sumado a errores de política propios, provocó el cierre de los mercados de crédito para el país, y fuertes tensiones en el mercado de cambios local.
Igual de incómodo resulta el documento del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas que coordina el reconocido economista y ex legislador nacional, Claudio Lozano. Asegura que en los últimos tres años se produjo una notable expansión del déficit financiero de la administración pública nacional, a raíz del desfinanciamiento y el crecimiento de la deuda. De acuerdo a este trabajo, desde 2015 el déficit financiero se incrementó en más de $459.500 millones, lo que representó un aumento de 209%, que triplica su valor nominal.
En el trienio, se produjo, además, una variación en la conformación del déficit financiero: el resultado negativo de la administración se explica cada vez en mayor medida por el pago de los intereses de la deuda pública que por gasto primario (jubilaciones, transferencias, gasto público, salarios), detalló el informe.
En este escenario, el documento del IPPP estimó que como los ajustes exigidos por el Fondo Monetario Internacional están dirigidos al gasto primario, es esperable que esta proporción resulte aún mayor hacia el final del ejercicio 2018.
Sin posibilidad alguna que aparezca el Chapulín para brindar su ayuda ante las perspectivas de tono gris que se presentan para el segundo semestre, no queda más que confiar una vez más en los funcionarios de que las cosas mejorarán el año que viene. O rezar.
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