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Editorial Jueves 27 de Agosto de 2020

Los futuros desafíos

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REDACCION

Por REDACCION

El título, de alguna manera, es aplicable para estos tiempos, porque mientras la pandemia sigue transitando por un camino que no permite visualizar un final concreto, son varios los sectores que se vienen deteriorando sin solución de continuidad.

El coronavirus está dejando a su paso una secuela de muertes y contagios que por estos días es alarmante en un país, como el nuestro, que actuó de manera enérgica al principio, aplicando una estrategia que fue positiva, teniendo en cuenta aquellos primeros resultados.

Tanto fue así, que los mensajes de las autoridades fueron tan alentadores que le restaron importancia, en buena medida, a los efectos que podría causar en la Argentina el letal Covid-19.

Hoy, la realidad es muy diferente, porque los contagios y los fallecimientos no pararon de crecer en los últimos tiempos, a pesar de los aislamientos que hoy continúan reteniendo en sus hogares a muchísima gente.

Las flexibilizaciones, que se aplicaron en diferentes momentos, no fueron, a la luz de los acontecimientos, tan efectivas como se pretendía. Las cuarentenas, término que desde el último informe conjunto que se ofreció en Olivos, el presidente Alberto Fernández no recomendó seguir utilizando como una definición que hasta entonces se aplicó, ya superaron los cinco meses.

Mientras se asegura que la estructura sanitaria no va a colapsa en el AMBA, en algunas provincias del interior, la falta de capacidad en los centros de salud, genera preocupaciones, de modo especial e Jujuy.

El crecimiento exponencial de los casos preocupa, aun cuando se intente llegar a la gente con mensajes alentadores, los que incluso dan cuenta que el temido pico se alcanzó a mediados de agosto y la curva ya tendría que comenzar su descenso.

Las estadísticas parecen indicar lo contrario si nos remitimos a la frialdad de los números que da a conocer diariamente el propio Ministerio de Salud.

El temor por la propagación del virus no era infundado, pese a la relatividad y hasta liviandad con que se refirieron a esa situación algunos funcionarios.

Obviamente, que el otro tema que no debe perderse de vista es el económico, porque, también en este caso, la recesión es significativa en casi todos los sectores productivos.

Muchos se resintieron y otros ni siquiera pudieron arrancar. La crisis, en ese aspecto, es notoria y las consecuencias serán impredecibles una vez que se puedan retomar todas las actividades. 

Las cierres de industrias, las persianas que se bajaron en comercios de distintos rubros y las pérdidas de empleos, difícilmente puedan recuperarse en el nuevo programa económico que tiene previsto lanzar el Estado.

Estamos haciendo referencia a miles de personas que deberán "reinventarse", como ya puede observarse en algunos casos puntuales, que son los menos, obviamente.

El panorama es bastante oscuro y desalentador, particularmente en un país que ya venía en picada desde varios meses antes que asuma el actual gobierno.

Esta claro que el futuro será testigo de una crisis de proporciones impensadas antes del inicio de la pandemia, que no hizo tantas diferencias entre ricos y pobres.

Las cifras que se están manejando en la parte económica activaron todas las alarmas, aunque se trate de especulaciones que tienen sus fundamentos.

En un país como el nuestro, en el que no siempre se aprovechó el viento de cola, cuando se dieron esas circunstancias, la recuperación económica podría ser más extensa que en otros, hasta de algunos vecinos, que venían gozando de buena salud cuando la pandemia los puso entre las cuerdas.

El coronavirus, nadie puede atreverse a discutirlo, impactará negativamente en una economía global ya debilitada. En algunos países, la crisis será tremenda; en otros, tal vez no alcance esa dimensión. Pero, está claro, que en todos, las secuelas serán alarmantes, de manera más significativas, en aquellos donde existen compromisos de pago de deudas, como ocurrirá en nuestro caso.

Desde el Gobierno se sostiene que a pesar de ese compromiso, podría darse una reactivación en el mediano plazo, algo que es una lógica expresión de deseos, pero que podría llegar a concretarse por las enorme riquezas naturales de un suelo que tiene una capacidad ilimitada de producción.

Claro que la tarea está muy lejos de la sencillez que auguran los más optimistas, porque existen otros temas que deberán solucionarse de cara a un futuro que planteará múltiples desafíos, como el déficit fiscal y la inflación.

Mientras tanto, el barco sigue navegando con un frente de tormenta a la vista, pero con la ilusión de poder arribar a buen puerto, aun con las tempestades propias de un tiempo de excesiva complejidad, que al menos esta vez, no solamente es patrimonio de la Argentina.

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