Por REDACCION
De tanto en tanto se renueva la polémica sobre los mandatos de los dirigentes sindicales, muchos de los cuales se perpetúan en sus cargos haciendo de las organizaciones gremiales su propiedad privada. Los escándalos de jefes de gremios que aumentaron su patrimonio en forma irregular, mezclando su rol como representante de los trabajadores con negocios particulares han derivado en un deterioro muy fuerte de la percepción que la sociedad tiene de los sindicalistas. El líder camionero desde mediados de la década del 80 es quizás la expresión más clara de directivos del movimiento obrero aferrados a sus cargos y con gestiones alejadas de la transparencia.
En 2018 hubo un nuevo embate legislativo para limitar los mandatos de los jefes gremiales para evitar la reelección indefinida, pero una vez más no avanzó prácticamente casillero alguno. En ese marco, la diputada nacional por Córdoba Soledad Carrizo, había presentado en 2014 y en 2016 un proyecto en el que proponía acotar la duración de los cargos directivos en sindicatos hasta dos mandatos de cuatro años como máximo. Entre esos años habían ingresado a la Cámara baja 11 proyectos ante la Comisión de Legislación del Trabajo para reformular la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales que se remonta a 1988, con la consigna de democratizar y transparentar las estructuras gremiales.
La cuestión es poner límites a dirigentes que creen que la organización sindical es un bien más de ellos, de sus familiares y de sus amigos, haciendo lo que quieren. Es de esperar, entonces, que más temprano que tarde la ley 23.551 de 1988 que regula las Asociaciones Sindicales sea modificada y se termine con la monarquía de los gremialistas apuntó el columnista de Mundo Gremial, Nicolás Alberio, en un artículo publicado hace tres años. Pero en este lapso casi nada ocurrió, más allá de que recientemente el líder del sindicato metalúrgico, Antonio Caló, instó a que "salga la ley" para establecer límites a los mandatos sindicales y deseó que "haya gente" para "buscar la alternancia" al frente de los gremios.
El centro de la discusión reside en si es aconsejable que un dirigente esté al frente de un gremio por 20, 30, 40 años. El líder de los mercantiles, Armando Cavalieri se encuentra al frente del gremio de Comercio desde 1985, es decir hace 36 años. Aún faltaba un año para que Maradona hiciera de las suyas en el Mundial de México y el país era gobernado por Alfonsín apunta Alberio para remarcar la extensión de la monarquía de Cavalieri. En paralelo, diez presidentes de la Nación pasaron por la Casa Rosada.
Extrañamente, el propio Hugo Moyano había reclamado en agosto de 2013 poner límites a la reelección indefinida de secretarios generales y dirigentes sindicales, a la vez que abogada por una democratización de los gremios. Transcurrieron ocho años desde aquella declaración y nada cambió, ni Moyano predicó con el ejemplo.
Detrás de la permanencia eterna de los sindicalistas en sus cargos se esconde también malas prácticas y hasta violencia. Es que cuando se intenta armar una lista para disputar el poder en los sindicatos muchas veces no pasa los filtros de los tribunales electorales internos que encuentran cualquier excusa para evitar la competencia al jefe de turno. Y si no es suficiente con un enfoque legal, a veces se implementan prácticas mafiosas y aprietes incluso en los ámbitos laborales en los que incluso los empresarios son "utilizados" para presionar a aquellos que se atreven a desafiar a los todopoderosos secretarios generales.
Más allá de los intentos legislativos, todos frustrados, el debate aún no fue saldado, a pesar de los múltiples proyectos que existen para limitar los mandatos eternos en los gremios.
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