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Editorial Domingo 9 de Septiembre de 2018

Las intrigas en el Vaticano

EDITORIAL

REDACCION

Por REDACCION

La explosiva carta del ex nuncio en los Estados Unidos Carlo Maria Viganò, quien pidió la renuncia del papa Francisco y de algunos cardenales y obispos tras acusarlos aparentemente sin pruebas de haber encubierto a un cardenal abusador, generó en el Vaticano una nueva etapa de veneno, intrigas y sospechas, ¿será de similares características al escándalo de Vatileaks de 2012, al final del pontificado de Benedicto XVI?

Viganò, de 77 años, que sirvió como nuncio apostólico en Estados Unidos de 2011 a 2016, escribió que Benedicto XVI había "impuesto al cardenal McCarrick sanciones similares a las que ahora le impuso el Papa Francisco".

Asegura que le dijo personalmente al papa Francisco sobre esas sanciones en 2013, pero que esto fue ignorado por el Santo Padre, quien devolvió a McCarrick al ministerio público y le permitió convertirse en un "realizador de nombramientos en la curia y los Estados Unidos".

En su misiva de 11 páginas, incluye las acusaciones de abusos sexuales que pesaban sobre el cardenal Theodore McCarrick, y sólo el Papa argentino lo sancionó cinco años más tarde.

El ex embajador Vaticano en Washington también acusó a otros miembros de la Iglesia Católica de formar un supuesto "lobby gay" y encubrir las acusaciones contra el cardenal estadounidense. Dijo que el Papa protegió esa "corriente homosexual" dentro de las autoridades católicas, que tienen "el poder de los tentáculos de un pulpo" y lo emplean para "estrangular a las víctimas y las vocaciones sacerdotales".

Aunque el Papa dijo que no iba a dignificar las acusaciones con una respuesta, las palabras del ex nuncio "han desencadenado una guerra civil ideológica, en la cual el habitual apuñalamiento por la espalda del Vaticano ha sido reemplazado por el combate abierto", según publicó el diario The New York Time.

Pero más allá de lo se interpretó como un ataque conservador a la visión de la Iglesia que propone Francisco, menos centrada en temas divisivos, es posible que Viganò ("quien a su vez ha sido acusado de obstaculizar una investigación de conductas sexuales inapropiadas en Minnesota") también esté "emparejando viejos tantos".

Durante su gestión en los Estados Unidos el nuncio habría influido en el nombramiento de "nuevos obispos, acérrimos conservadores, en San Francisco, Denver y Baltimore". Su poder disminuyó tras la asunción de Francisco: "Lo congelaron". Y en 2015 directamente enfrentó al Papa.

Frente a esta grave tormenta, el secretario de Estado Vaticano, cardenal Pietro Parolin, expresó la esperanza de que la verdad y la justicia prevalezcan, pero dijo que “ciertamente la situación no es en absoluto preocupante”.

“No es posible expresar más que dolor de frente a estas cosas, gran dolor. Espero que todos trabajemos en la búsqueda de la verdad y de la justicia, que sean estos los puntos de referencia y no otras cosas. Ciertamente la situación no es en absoluto preocupante”, señaló.

En declaraciones a Vatican Insider, el Purpurado también dijo que estuvo con el papa Francisco antes y después de su viaje a Irlanda, y que parece sereno. "El Papa es una gran gracia, incluso frente a estas cosas que obviamente crean tanta amargura y también inquietud", dijo el cardenal Parolin, en respuesta a una pregunta sobre el estado de Francisco después de la carta de Viganò que pide la renuncia del Papa. “Pero él (Francisco) tiene tiene la capacidad de mantener un enfoque muy sereno”, añadió.

Cuando se le preguntó si el texto del ex nuncio apostólico es justo o si es incorrecto, el cardenal Parolin dijo: "Es mejor no entrar en detalles sobre estas cosas. Repito lo que dijo el Papa: léanlo y hagan su propio juicio. El texto habla por sí mismo".

Al respecto, Francisco se mostró reflexivo. “Frente al escándalo, silencio y oración”, dijo durante una misa que ofició en la capilla de Santa Marta. Aunque sin hacer referencia directa al tema, insistió: “La verdad es mansa, la verdad es silenciosa y con las personas que buscan sólo el escándalo y la división, el único camino es el del silencio y la oración”.

La Conferencia Episcopal Argentina se solidarizó con el papa Francisco ante lo que consideró “un ataque despiadado en el que confluyen distintos y mezquinos intereses”, al tiempo que rogó para que “el Espíritu Santo lo colme de sabiduría y fortaleza para que, como sucesor de Pedro, nos siga confirmando en la fe de la Iglesia”.

Con todo, hay que dejar correr el tiempo para que se conozca la verdad del fondo de la cuestión y dilucidar si en realidad la denuncia de Viganò tiene asidero o, por el contrario, no elementos probatorios y se cae a pedazo. La Justicia también tendrá su aporte investigar esta denuncia que nuevamente envuelve al Vaticano.

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