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Editorial Miércoles 26 de Marzo de 2014

La vivienda

La posibilidad de acceder a vivienda propia es una gran deuda en Latinoamérica, contrastando con un anuncio de 5.000 unidades que también alcanza a Rafaela.

REDACCION

Por REDACCION

En los últimos días se conocieron dos novedades importantes relacionadas con el tema de viviendas. Por un lado, el economista Ricardo Arriazu desarrolló en una publicación una perspectiva según la cual la vivienda constituye una de las alternativas más insatisfechas en Latinoamérica, ya que "la proliferación de urbanizaciones precarias (villas miseria, favelas, "callampas", etc.) en casi todos los países de la región es una evidencia de este fracaso".

Define además, algunos conceptos conocidos pero que por su impacto dentro del tema merecen ser reiterados, como por caso que la aspiración a tener una vivienda propia es la mayor que tiene una persona en cuanto comienza a perfilar su perspectiva en la vida, ya que ese paso "fortalece la sensación de seguridad e independencia, al mismo tiempo que representa una forma de ahorro".

Todo un tema resulta la cantidad de viviendas desocupadas que existen, citándose algunos datos precisos que transcurren de un extremo a otro, como por ejemplo Rumania donde el 97% de las personas cuenta con techo propio, hasta sólo el 44% en Suiza, marcando una diferencia notable entre uno y otro a pesar de las grandes distancias que tienen la economía de ambos. En la Argentina en cambio y de acuerdo con datos del censo de 2010 hay 13,8 millones de viviendas pero 2,5 millones se encuentran desocupadas, con lo cual tenemos que 12,2 millones de familias viven en 11,3 millones de viviendas.

Una vez que se tamizan todas las condiciones, como los casos de aquellas viviendas que no son aptas o adolecen de otra clase de faltantes, tenemos que el déficit habitacional afecta a 3,4 millones de personas, con el agregado que da cuenta que el 72% de los hogares son propietarios y el 16% son inquilinos, en tanto el resto son ocupantes por préstamo o por relación de dependencia. La mayoría de los países latinoamericanos presentan características parecidas a la argentina, ya que si bien los porcentajes de propietarios son elevados, pero de viviendas que son precarias.

En general, el fracaso de la política habitacional tiene una muy directa relación con los escasos niveles de ahorro -esos mismos que el jefe de ministros Jorge Capitanich calificó como "avaros" a quienes los llevaban adelante, aunque al día siguiente trató de enmendar esa apreciación-, además de la persistencia de los procesos inflacionarios, que impactan en la caída del crédito hipotecario, el que generalmente es a muy largos plazos. 

Para una gran parte de esas 3,4 millones afectadas en nuestro país por la falta de vivienda, la única posibilidad de acceder a una unidad es mediante los planes sociales, afectados por la inflación -el recupero nunca fue suficiente para darle continuidad a los planes, y menos ahora cuando los recursos están tan escasos-, los que se encaran desde los tres niveles, nacional, provincial y municipal, aunque con diferentes grados de avance.

Por eso resulta importante destacar, aunque al menos hasta ahora se trate de sólo un anuncio, del acuerdo alcanzado por la Provincia y la Nación para levantar 5.000 casas en las seis ciudades más grandes, entre las que se cuenta Rafaela, junto a Rosario, Santa Fe, Villa Gobernador Gálvez, Venado Tuerto y Reconquista, debiéndose tener en cuenta que tres de ellas son gobernadas por el Frente Progresista y las otras tres por el Frente para la Victoria. Las cantidades se definirán en forma proporcional a los habitantes y dentro del marco del programa Techo Digno.

El anuncio es realmente importante para la provincia, ya que incorporará 5.000 unidades habitacionales en poco tiempo, incluso avanzando en pequeños grupos de 100 que permitirá rápidas adjudicaciones, evitando de esa manera el deterioro que se produce cuando las casas quedan demasiado tiempo sin ser ocupadas, y además, eliminando la posibilidad de ocupaciones ilegales.

De tal forma se combinan estas dos noticias, una analítica respecto al tema viviendas en Latinoamérica y la restante referida a tan interesante posibilidad para los santafesinos, un porcentaje de cuyas unidades serán levantadas en Rafaela.

Para ver de qué manera incide la inflación tan fuertemente en la posibilidad de la vivienda, Arriazu menciona que sin inflación un crédito hipotecario de 200.000 pesos a 20 años de plazo y tasa anual de 7,2% significaría el pago de una cuota de 1.543 pesos, en tanto que si la inflación sería de 30% y la tasa de interés de 37% entonces la cuota se elevaría a 5.330 pesos. Más claro, échele agua.

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