Por REDACCION
Tener información sistematizada sobre lo que sucede en cualquier ámbito permite acceder a insumos esenciales para el diseño de políticas públicas o de estrategias de acción desde un gobierno, un organismo oficial o incluso una ONG o una empresa de cualquier rubro. En lo que hace a salud, un área siempre sensible, el gasto de Argentina alcanzó en 2017 el 9,4% del Producto Bruto Interno (PBI), de acuerdo con los resultados de un trabajo realizado por la Dirección de Economía de la Salud del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, con la cooperación de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), que llevó más de un año de desarrollo. De la cifra total del gasto, el 2,7% corresponde al Gasto Público; el 3,9%, al Gasto de la Seguridad Social -incluyendo PAMI, la obra social de los jubilados y pensionados del país-, mientras que el Gasto Privado representó en 2017 el 2,8% restante, según el análisis iniciado en 2018.
En este marco, Argentina cuenta con un marco institucional sólido para atender la salud de los trabajadores, aunque aún no cuenta con un instrumento legal que recoja todas las normas y unifique la política de prevención, de cara al futuro del trabajo, sostiene el Panorama Nacional de la Salud de los Trabajadores de Argentina, realizado por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), el Ministerio de Producción y Trabajo y la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
El documento, presentado durante un taller en la sede de la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social (OISS) en Buenos Aires, brinda un perfil de la fuerza laboral en el país, indicadores de morbimortalidad en el ámbito laboral e información sobre las condiciones de empleo de la población.
Según el trabajo, en el 2016, el Sistema de Riesgos del Trabajo en Argentina incluyó a 9.634.007 trabajadores, año durante el cual se registraron un total de 389.256 accidentes de trabajo y enfermedades profesionales con días de baja, resultando una incidencia de 40 por mil trabajadores cubiertos. Para ese mismo año, los accidentes laborales ocasionaron 389 muertes. Las actividades laborales en las que se produjo una mayor letalidad fueron electricidad, gas y agua con 405 fallecimientos cada cien mil accidentes y enfermedades; y 191 fallecimientos en agricultura, caza, silvicultura y pesca.
El Panorama también concluye que el marco legal legislativo y regulatorio nacional es amplio y nutrido con lo que se esperaría tener un cuerpo de inspectoría, vigilancia y control altamente eficiente, aunque puede variar entre municipios, provincias y regiones. El país también cuenta con muchas ventajas a favor de la salud de los trabajadores, aunque no todos los trabajadores reciben el beneficio de esas ventajas, generando diferentes grados de inequidades, señala.
El documento sirve de base para el desarrollo de un plan nacional de salud de los trabajadores. La representante de la OPS/OMS en Argentina, Maureen Birmingham, explicó que la cooperación de ese organismo está alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo y también al Plan Regional de Salud de los trabajadores de la organización que preside para los años 2015 a 2025, con el que se busca fortalecer la prevención y control de las enfermedades en el trabajo y la promoción de la salud de los trabajadores. En este sentido, aseguró que abordar la salud de los trabajadores implica la articulación de varios sectores bajo un enfoque de “Salud en todas las políticas”.
La prevención de accidentes y enfermedades de los trabajadores ahorra dinero, ya que es menos costoso prevenir que costear las consecuencias de accidentes o enfermedades, afirmó la asesora regional en Salud de los Trabajadores de la OPS, Julietta Rodríguez Guzmán. La asesora advirtió que más de 300 millones de personas en América viven en la economía informal. Es necesario hacer hincapié en las condiciones de empleo porque las experiencias de vida impactan en el desarrollo de cada trabajador, enfatizó Rodríguez Guzmán, quien además señaló que mucha de la carga de las enfermedades no transmisibles -como afecciones cardiovasculares, cáncer, diabetes- puede estar vinculada a lo ocupacional.
Los especialistas coincidieron en la importancia de visibilizar las enfermedades profesionales en las políticas públicas.
Los riesgos para la salud en el lugar de trabajo, incluidos el calor, el ruido, el polvo, los productos químicos peligrosos, las máquinas inseguras y el estrés psicosocial provocan enfermedades ocupacionales y pueden agravar otros problemas de salud. Las condiciones de empleo, la ocupación y la posición en la jerarquía del lugar de trabajo también afectan a la salud. Las personas que trabajan bajo presión o en condiciones de empleo precarias son propensas a fumar más, realizar menos actividad física y tener una dieta menos saludable.
Además de la atención sanitaria general, todos los trabajadores, y particularmente los de profesiones de alto riesgo, necesitan acceso a servicios de salud integrales que evalúen y reduzcan la exposición a riesgos ocupacionales y detectan de manera oportuna enfermedades y traumatismos ocupacionales y relacionados con el trabajo.
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