Por REDACCION
Por estas horas, se siguen multiplicando los países que estarían decididos a pedirle explicaciones al gobierno de China, no solamente por haber sido el lugar donde se originó el Covid-19, sino además por considerar que tuvo una gran responsabilidad en la expansión mundial del virus.
Las grandes potencias europeas en primer término, por citar a Italia y España como las más afectadas, están padeciendo las consecuencias, con varios miles personas fallecidas, como consecuencia de la pandemia.
Después, otros países del viejo continente se fueron sumando, para alcanzar cifras no menos preocupantes, de modo especial el Reino Unido, que tuvo al premier Boris Johnson como uno de los contagiados.
El coronavirus, se dijo en tantas ocasiones, no respeta clases sociales. Y hay sobradas muestras para expresarlo de manera contundente.
Con la llegada de abril, fue Estados Unidos, el que comenzó a instalarse en el centro de la escena, con el avance vertiginoso del Covid-19, cuyo efecto es devastados, a tal punto que es desde hace varios días la nación con mayor cantidad de víctimas fatales en el mundo entero.
Ya son varios los líderes políticos que adelantaron su voluntad de exigirle al gigante asiático, que asume el compromiso de anunciarle al mundo entero los motivos que llevaron a provocar esta crisis global humanitaria, pero que en los próximos meses se verá reflejada en una generalizada caída de la economía, que será tremendamente durísima, según coinciden todos los analista.
Otro tema que preocupa y que por ahora no tiene respuestas, es el referido al compromiso que asumirán los chinos, si eso llegase a ocurrir, sobre el tema medicinal.
Se tiene conocimiento, en todos los rincones del planeta, que en ese país, el comercio de animales no domésticos, es la materia preferida que se utiliza en los laboratorios, para la realización de ese tipo de experiencias.
El antecedente del SARS, se había constituido en su momento en un llamado de alerta, es la instancia previa al coronavirus. Después de aquella pandemia, que también se originó en China, se expandió el Covid-19, que según afirman los medios identificado con el régimen de ese país ya fue controlado en el lugar donde se originó.
Los chinos sostienen, ante cualquier acusación que puedan recibir, que la medicina que ellos llevan adelante es más eficiente que la que se aplica en occidente.
Un tema que desde tiempos milenarios es materia de discusión, a partir de la defensa que esgrimen quienes sostienen, con pruebas concretas, aunque en determinados casos discutibles, cuál es la mejor para los pacientes.
Mientras la actual pandemia sigue incrementando de manera alarmante el número de muertes en el mundo entero, dos profesionales respetados, como Jared Diamond (biólogo) y Nathan Wolfe (virólogo), ya avisaron que llegará mucho antes de lo previsto, una nueva pandemia.
Tomando como referencia ese desalentador pronóstico, distintos organismos internacionales ya realizaron sus primeras advertencias para que se prohiba el comercio de animales salvajes en los mercados chinos, algo de una muy difícil aplicación y de un poco menos que imposible control.
Antes de expanderse la pandemia, incluso previo a la declaración de ese carácter por parte de la Organización Mundial de la Salud, se había enviado, desde la Unión Europea, un cargamento de unas cincuenta toneladas de ropa y elementos médicos a la provincia de Wuham, para darle la primera batalla a una enfermedad que se originó hace bastante más tiempo que el reconocido.
Hoy, se invirtieron los roles, porque desde China se brinda colaboración a los países europeos para que combatan los devastadores efectos del coronavirus en las naciones más castigadas.
Los profesionales de la salud, en todas las especialidades, son los más expuestos, por alistarse en la primera línea de esta batalla que hoy se está librando contra un enemigo invisible y extremadamente letal.
Las vacunas, que se están en pleno desarrollo, podrían ser empleadas en un tratamiento efectivo recién dentro de varios meses, de acuerdo con la opinión que dieron a conocer los propios investigadores.
No será una misión sencilla la de poder exterminar al Covid-19 con las armas que dispone actualmente la medicina. Se trata, nada más ni nada menos, que de una cuestión de supervivencia que nos involucra a todos.
Por ahora, cada gobierno aplica sus propias restricciones, que no siempre son atendidas por los ciudadanos, en particular aquellos que dan la sensación de hacerse los distraídos, restándole importancia a la pandemia.
Ni siquiera la sugerencia primero y la exigencia ahora, parecen no concientizar a ese grupo de personas que toman con liviandad los protocolos, que son tan contundentes que no merecen una explicación agregada. Nada, ni nadie, en momentos tan críticos, podrá hacerlos cambiar.
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