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Editorial Miércoles 29 de Noviembre de 2017

La inmigración

Incluso Argentina fue arrastrada recientemente al plano del terrorismo internacional cuando un inmigrante uzbeko embistió y mató a un grupo de rosarinos que visitaba Nueva York.

REDACCION

Por REDACCION

La problemática de los inmigrantes o desplazados continúa en lo más alto de la agenda humanitaria a nivel global, lamentablemente porque se agrava en lugar de solucionarse. Las personas optan por emigrar en búsqueda de un futuro mejor, de condiciones para una vida digna para evitar la pobreza y de oportunidades de progreso. Pero también se puede emigrar porque es la única salida para seguir vivo, es decir que desplazarse de un lugar a otro es una necesidad vital, un escape de la guerra como sucede en Siria y otros países o regiones.  

En este escenario, de tanto en tanto aparecen informes con estadísticas, muy dolorosas por cierto, que bien podrían avergonzarnos. Como el reciente reporte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que dan cuenta que al menos 3.000 migrantes y refugiados murieron desde comienzos del año atravesando el Mediterráneo para llegar a las costas europeas. El fin de semana perdieron su vida cientos de inmigrantes frente a las costas libias, declaró un portavoz de la OIM, , en un encuentro con la prensa en Ginebra.

El número actual es de 3.033 personas muertas en lo que va de 2017 atravesando el Mediterráneo por las tres rutas indicó el portavoz del organismo, Joel Millman mientras que el año pasado desaparecieron 5.000 migrantes y refugiados en el Mediterráneo, una cifra récord. En un comunicado, el director General de la OIM, William Lacy Swing, advirtió que ya no es suficiente hacer estadísticas trágicas sino que se impone la tarea de actuar en forma inmediata.

Según las últimas cifras de la OIM publicadas el martes, cerca de 164.000 migrantes y refugiados llegaron a Europa por mar desde el 1 de enero de 2017 (frente a 348.600 durante el mismo periodo en 2016), de los cuales 75% a Italia.

No menos conmoción genera casos como el que ocurrió en Alemania a raíz de una agresión con arma blanca contra un alcalde, cometida por un hombre que protestaba por la acogida a refugiados en el país. El alcalde de Altena, en el oeste del país, Andreas Hollstein, fue herido el lunes por la noche al recibir una puñalada en el cuello de parte de un alemán opuesto a la política prorefugiados del municipio. El alcalde fue atacado cuando se hallaba frente a un restaurante kébab. El agresor, de 56 años, visiblemente alcoholizado según testigos y armado con un cuchillo de 22 centímetros, preguntó: "¿Es usted el alcalde"?, antes de criticar ruidosamente su política de acogida de migrantes, según la prensa alemana. Luego lo agredió causando heridas en su cuello, antes de causar lesiones leves a un empleado del restaurante, que junto a otros acudió en defensa del alcalde.

La ciudad de Altena, donde viven 18.000 personas, centró una época la actualidad por su generosa política ante los migrantes. Acogió a más refugiados de lo que le correspondía según el sistema nacional de repartición.

Más de un millón de solicitantes de asilo llegaron a Alemania desde 2015, tras la decisión de Angela Merkel de abrir las puertas del país. Esa decisión le valió críticas, y un aumento considerable de la presencia de la extrema derecha en el parlamento, tras las elecciones legislativas de septiembre.

La resistencia a los inmigrantes se alimenta de los atentados periódicos que se registran en distantes ciudades de Europa y que son cometidos por los denominados lobos solitarios, a través de la detonación de explosivos o bien la utilización de vehículos para embestir y matar personas en nombre de una religión. 

Incluso Argentina fue arrastrada recientemente al plano del terrorismo internacional cuando Sayfullo Saipov, oriundo de Uzbekistán que vivía en Estados Unidos desde 2010, embistió con una camioneta a ciclistas y peatones en una ciclovía de Manhattan. El ataque dejó 8 muertos, 5 de ellos integrantes de un grupo de amigos rosarinos que visitaba Nueva York. 

Así, la pobreza, el terrorismo o las guerras se transforman en las principales causas de la inmigración o el desplazamiento de miles de personas cada año a nivel mundial. Se trata de problemáticas que se reconocen en toda su magnitud pero que, al mismo tiempo, no logran hacer reaccionar a la comunidad internacional para adoptar medidas que contrarrestan estas graves crisis humanitarias. 

El fenómeno migratorio que se sucede en las aguas del mar Mediterráneo -un mar que también se ha convertido en cementerio- donde se mezclan el miedo de navegar en pequeños botes sobrecargados de personas a la esperanza que significa, en el horizonte, una vida en Europa.  de los que llegan a las costas europeas. 



 

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