Por REDACCION
¿Los altos niveles de inflación afectan la confianza y el clima de negocios en los países de América Latina? El interrogante abre un documento con las conclusiones de lo que fue un encuentro de empresarios del sector inmobiliario del continente que se realizó en mayo del año pasado en Nueva York, Estados Unidos. La actividad fue organizada por el GRI Club, un espacio global que reúne a los principales líderes del real estate de un centenar de países.
¿Cuál es la actitud que adoptan los inversores ante una macroeconomía inestable? ¿Arriesgan o prefieren mantener una actitud cautelosa para evitar que una crisis se lleve sus inversiones? Por el otro lado, apostar al real estate usualmente fue una de las inversiones más seguras en un contexto global revuelto, principalmente desde la pandemia de Covid, y más tarde la guerra en Europa.
En base a encuestas realizadas entre los participantes del evento, la apertura del encuentro giró en torno a las respuestas que se dieron en torno a la macroeconomía y el mercado inmobiliario latinoamericano. Más de 100 ejecutivos participaron en la encuesta, de los cuales la mayoría pertenecían a los segmentos residencial (25,7%), logístico (20%) y de oficinas (14,3%). A pesar de los aspectos desafiantes del escenario político y económico, el universo empresarial mantenía en mayo pasado un enfoque positivo respecto del futuro de la región, teniendo en cuenta que el 37,8% de los consultados afirma que los rendimientos de sus respectivas empresas ya eran positivos en 2022. En ese momento, en el plano de las expectativas, el 26,5% esperaba cerrar el 2022 con una performance positiva.
Consultados acerca del principal factor que genera los cambios en sus empresas, los ejecutivos mencionaron a los criterios ESG, es decir el factor ambiental (E), el social (S) y el de gobierno (G) que se deben tener en cuenta a la hora de definir las inversiones. Básicamente, se tiene en cuenta el primer factor tomar decisiones en función de cómo afectan las actividades de las empresas en el medio ambiente, el segundo contempla la repercusión que tienen en la comunidad las actividades desempeñadas por la compañía y el tercero estudia el impacto que tienen los propios accionistas y la administración, y se basa en cuestiones como la estructura de los consejos de administración, los derechos de los accionistas o la transparencia, entre otros.
No cabe duda de que en tiempos de guerra en Europa, de inflación elevada a nivel global y de aumento de tasas, la economía global (43,3%) y el entorno político (38,1%) son los elementos que influyen directamente en el cambio de dirección del negocio.
El encuentro contó con un capítulo en el que se compara dónde es mejor invertir, si en Estados Unidos o en América Latina. En realidad se abordaron los pro y los contra de cada uno de los mercados mencionados, un análisis que incluye el costo de vida, impuestos, tasas de rendimiento, protecciones legales y costos de adquisición. Al respecto, una conclusión importante fue que dentro del portafolio de cualquier inversionista es necesaria la diversificación de riesgos en diferentes activos y regiones, por lo que las inversiones en ambas partes deben coexistir en la cartera de cualquier socio.
Además, se advirtió sobre las complicaciones que los crecientes niveles de inflación generan en el ambiente de negocios. Si bien no hay un planteo puntual sobre la Argentina, sin duda que una inflación de casi el 100 por ciento anual impacta en las expectativas y en la actividad real, pues es imposible tomar un crédito para financiar la compra de una vivienda, por ejemplo. Y si encima se acerca una elección en la que confrontan dos modelos, entonces los inversionistas se alejan y eligen otros destinos en busca de rentabilidad. La imposibilidad de girar dólares al exterior desde la Argentina constituye otra traba para las inversiones.
La Argentina y sus desequilibrios, que no solo pasa por la inflación, decididamente afectan cualquier clima de negocios.
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