Por REDACCION
El mercado del trabajo en la Argentina comienza a evidenciar el impacto del sostenido proceso inflacionario y recesivo en el que está inmersa la economía nacional, según lo reflejan las últimas estadísticas oficiales informadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En realidad, en los últimos dos años se advierte la escasa creación de nuevos puestos en el ámbito privado y sólo el Estado, a través de sus distintos niveles (municipios, provincias y nación), ha sido capaz de absorber mano de obra, aunque no está claro si esto es el resultado de una necesidad real o en el marco de una política orientada a contener el desempleo.
Las cifras oficiales del mercado de trabajo del último trimestre de 2014 pusieron de manifiesto un aumento de la desocupación, que ascendió a 6.9% de la población económicamente activa (PEA). El registro de la última parte del año pasado representa un aumento de 0,5 puntos porcentuales con relación al mismo período del año anterior, cuando se ubicaba en un 6,4% de la PEA. En tanto, la subocupación demandante, que comprende a aquellas personas que trabajan 35 horas semanales pero quieren trabajar más, subió en el cuarto trimestre del año pasado al 6,1%, desde el 5,1 % de igual período del 2013, mientras que la subocupación no demandante avanzó al 3% desde el 2,7%.
Al poner bajo la lupa el escenario laboral, la consultora Economía & Regiones indicó que el costo implícito que genera el objetivo del gobierno de sostener la actual estabilidad financiera para llegar con el mayor grado de gobernabilidad posible a las elecciones presidenciales de fin de año "es descuidar el nivel de actividad en general y la creación de empleo en particular".
En su informe, advierte que actualmente "la oferta agregada se contrae porque los niveles de inversión son insuficientes, lo que afecta negativamente al stock de capital, contrae la frontera de posibilidades de producción y termina afectando negativamente al consumo y la demanda agregada" y que al mismo tiempo "el mercado de trabajo no escapa a esta problemática y a medida que el sistema económico va perdiendo la capacidad de generar puestos de trabajo, el desempleo se incrementa y la gente se retira del mercado".
La consultora alertó que "la tasa de empleo del cuarto trimestre fue de 42,1%, la más baja desde el 2005 (41,8%), año en que según los relevamientos privados, la economía se encontraba lejos de su frontera de posibilidades de producción". De este modo, considera que la caída en la demanda de trabajo está reflejando la contracción del stock de capital y la incapacidad de generar empleo para absorber a la población que sale a ofrecer su mano de obra.
Asimismo, consigna que "a pesar de que la tasa de empleo se contrae, la tasa de desempleo no sube significativamente por la fuerte caída de la tasa de actividad". En otras palabras, resalta que la oferta de trabajo también se contrae probablemente a partir de que los desocupados “desalentados” dejan de buscar empleo, por lo tanto puede concluirse que "la tasa de desempleo informada por el INDEC se encuentra minimizada por el hecho que la gente deja de buscar trabajo cuando ve que no lo encuentra".
La consultora indicó además que resulta "llamativa" la correlación existente entre las tasas de actividad y empleo durante los últimos años, un fenómeno que se aprecia especialmente desde que comenzaron a vislumbrarse problemas de actividad económica. "Antes de 2011 la gente no dejaba de buscar trabajo en forma tan marcada cuando el empleo empezaba a menguar; y en consecuencia la tasa de desempleo aumentaba. Sin embargo, a partir de 2011, los datos del INDEC muestran que los desocupados se desaniman rápidamente cuando la economía empieza a destruir empleo (cae la tasa de empleo) y viceversa", subraya el documento.
A partir de esta perspectiva de análisis, expresa que si se computa una tasa de actividad similar a la del año 2010 (46% de la PEA), antes que comenzaran a distinguirse estas irregularidades, la tasa de desempleo hubiera alcanzado un 8,4% y 9,3% de la PEA a fines de 2014 y para el promedio del año respectivamente, ubicándose un punto y medio por encima de lo informado oficialmente.
De esta forma, más allá de la veracidad de las estadísticas del INDEC -el organismo que hoy genera poca confianza en sus datos- lo que ocurre es que el mercado laboral se achica, tanto por el lado de la oferta como de la demanda. "En síntesis, la caída del nivel de actividad hace que las firmas no demanden trabajo, lo que contrae la tasa de empleo. Paralelamente, el desempleo no aumenta porque el público desalentado deja de buscar de trabajo retrayendo la tasa de actividad", concluye el reporte.
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