Por REDACCION
El canje de la deuda que la Argentina mantiene con los acreedores que tienen títulos emitidos bajo legislación extranjera por 66.300 millones de dólares, que terminó el viernes con un elevado nivel de adhesión, significa un primer paso hacia adelante de los muchísimos que aún debe dar el país para superar los distintos escollos de orden económico y social si es que busca mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Es decir, todavía resta negociar con el Fondo Monetario Internacional y lo más importante, definir un plan, modelo o medidas que permitan recuperar la economía, crecer, generar recursos para pagar la deuda social con millones de argentinos y la externa con miles de acreedores. No es menor el desafío, más bien es gigante y requiere que nada falle para alcanzar el objetivo.
Lamentablemente uno de los insumos necesarios para poner la Argentina de pie no es la decisión de un Presidente o de un espacio político sino la convergencia de toda la clase dirigente, un recurso ausente por estos días y difícil de conseguir al menos en el corto plazo. Como en 2021 hay elecciones, nada hace suponer que los de un lado y del otro de la grieta se pongan de acuerdo en torno a qué país queremos y nos permita cumplir con nuestros compromisos en el futuro. Siempre podemos mantener la esperanza, que según opinan los optimistas es lo último que se pierde, de que un día los políticos se abracen, dejen los egoísmos de lado y tiren todos para el mismo lado de una buena vez.
Se dice que mañana el Gobierno nacional presentará una batería de medidas, quizás 60, para facilitar la reactivación de la deteriorada economía que todavía está inmersa en la pandemia, al igual que todo el mundo. La post pandemia llegará cuando las vacunas le quiten el poder letal al coronavirus, hasta tanto habrá que convivir con la enfermedad.
En un informe de la consultora Ecolatina, se afirma que en las últimas semanas, la cuarentena comenzó a desandarse gradualmente, especialmente en lo que a la producción respecta. Pese a que los casos de coronavirus siguen creciendo, la decisión oficial de extender -sin mayores cambios- hasta el 30 de agosto el ASPO en varias regiones del país muestra que no hay margen para endurecer las restricciones aún cuando el sistema sanitario está más demandando. Como nos acercamos al día después de la cuarentena y la reestructuración de la deuda, cabe preguntarse qué sucederá con el nivel de actividad económica se vuelve una de las principales dudas.
En primer lugar, señala que las medidas de aislamiento impactaron de manera heterogénea en las distintas ramas de actividad. Si bien la mayoría de los sectores continúa en rojo, la profundidad de la caída varió inter e intra sectorialmente. Asimismo, aunque en los últimos meses se observa una recuperación de la actividad, el nivel se ubica claramente por debajo del registrado antes de la pandemia. De hecho, la reactivación tendrá dos etapas bien marcadas. Una inicial, que ya está sucediendo, donde la oferta se “despertará”, recuperando parte de lo perdido consecuencia de la incapacidad de producir durante el confinamiento. Luego, hacia fines de año y durante 2021, la recuperación sería más lenta, pero ya no estaría asociada a la imposición y remoción de la cuarentena, sino a la evolución de la demanda (principalmente interna), donde algunos sectores podrían incluso recuperar los niveles pre-pandemia.
La pregunta del millón es cuánto tardará la demanda en volver a los niveles pre-crisis y qué hábitos de consumo sufrirán cambios estructurales tras la pandemia. Una parte importante de la respuesta dependerá del mercado laboral y, en particular, de las perspectivas de empleo y el temor a perderlo. En la medida que la percepción de crisis persista, las familias mantendrán un elevado ahorro precautorio demorando la recuperación, advierte Ecolatina.
Por último, cabe destacar que los sectores más rezagados por la pandemia serán los vinculados a los servicios no esenciales ni exceptuados, tales como restaurantes y hoteles y servicios comunitarios, sociales y personales. Las restricciones operativas que afectan a las actividades que congregan muchas personas en lugares cerrados serán las últimas en levantarse y los hogares serán reacios a consumir este tipo de servicios hasta que baje la percepción de riesgo de contagio de Covid-19. Pese a que se espera un rebote desde niveles de actividad prácticamente inexistentes, sería imposible recuperar los niveles pre crisis antes de que la mayoría de la población sea vacunada contra el coronavirus.
De este modo, el escenario difícil que la Argentina atraviesa actualmente puede mejorar parcialmente en los próximos meses, pero nada que justifique un brindis. Apenas será un alivio de la presión -y la tensión- actual, sin nada que festejar.
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