Por REDACCION
La calidad institucional en nuestro país está decididamente mal, en permanente retroceso, ya que así viene sucediendo desde 2007 en adelante de acuerdo con las mediciones y relevamientos que realiza la Fundación Libertad y Progreso. En estos últimos 7 años la caída en el ranking fue de nada menos que 41 posiciones, ya que en 2007 la Argentina ocupaba el puesto 93, en tanto en 2010 ya había caída al lugar 120, dos años después resignó dos nuevos lugares quedando 122, el año pasado bajó al sitio 127 y en el presente quedó relegado al lugar 134, entre 184 países que se incluyen en esta escala.
El trabajo se sostiene en informes obtenidos del Banco Mundial y la Heritage Foundation, sobre un promedio de ocho índices que giran sobre la calidad política y económica.
Tanto como el caso argentino sirve para graficar el retroceso de manera bastante contundente, en sentido contrario se refieren los casos de "Perú y Chile, dos ejemplos en que los logros que permiten la mejora de la calidad institucional y, además, que se puede salir de las peores condiciones imaginables -dictadura militar, hiperinflación, caos- y lograr consistentes mejoras que cambian la situación de esos países de forma tal que parece imposible que esos pasados hayan existido o puedan volver a ocurrir", tal como lo detalla textualmente el informe.
Claro que en este tipo de evaluaciones, además de algunos datos estadísticos concretos también pesan apreciaciones subjetivas, al ser tomadas diferentes ponderaciones de sectores que conforman parte del conjunto de la sociedad. Es de tal manera al medirse la confianza de los inversores, facilidad para efectuar negocios y algunos otros indicadores que son difíciles de medir con exactitud y que se tratan de sostener con otros relevamientos adicionales, sumados al total para tratar de arribar de ese modo a la evaluación final de cada uno de los países.
El tope de este ranking de calidad institucional en el mundo aparece Nueva Zelanda, siendo segundo Finlandia y tercero Suiza, conformando el terceto de países más impecables en ese sentido. Luego, en lo que hace a la región latinoamericana, el más destacado es Chile en el puesto 22, seguido por Uruguay en el 43, Perú 60, Panamá 68. Colombia 80, México 89, Paraguay 125, Argentina 134, Bolivia 136, Ecuador 143, Cuba 176 y Venezuela en el lugar 184.
Podrá advertirse que los peores clasificados de la región son justamente los que supieron conforman un bloque bastante homogéneo en cuanto a su débil institucionalidad, concretamente Venezuela, Ecuador, Bolivia y la Argentina.
Un menor drenaje
El turismo ha experimentado una fuerte caída en cuanto al drenaje de divisas que se van hacia el exterior, ya que según informaciones conocidas que aún no son todavía oficiales, en el mes de abril pasado sólo se autorizaron 400 millones de dólares a quienes elevaron los pedidos correspondientes, cantidad que es prácticamente la mitad de lo que se venía otorgando hasta el año pasado.
Es que en 2013 las divisas otorgadas al turismo ascendieron a 9.000 millones de dólares, pero desde la devaluación del pasado mes de enero que provocó la suba del dólar-tarjeta a prácticamente el nivel del blue su uso en el exterior bajó de manera importante, tal como se consigna de acuerdo al balance del mes anterior, a la mitad.
Como además se habilitó parcialmente la posibilidad de compra del dólar-ahorro, también contribuyó para contrarrestar el drenaje del turismo, aunque no se trata todavía de una acción definitiva ni siquiera nada que le parezca, sino que debe interpretarse como el haber ganado una batalla aislada. Es que, tenemos prácticamente encima el Mundial de Fútbol en el vecino país, y seguramente en ese lapso se producirá un notable aumento de la solicitud de divisas, con el agregado de los elevados precios que tienen en dólares los paquetes turísticos, incluso con la posibilidad de ver un solo encuentro de la selección nacional y con una estancia muy corta en días.
Es por estas razones, que la brusca caída de la demanda de dólares-turismo, sumado a las fuertes restricciones impuestas a las importaciones ha permitido ir recuperando divisas en las arcas del Banco Central, que en los primeros cuatro meses del año redondearon 2.800 millones de dólares, cuando en 2013 en igual lapso habían sido apenas 300 millones.
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