Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Editorial Sábado 5 de Mayo de 2012

Indices bajo sospecha

Los datos oficiales dan 6,7% de pobreza y 1,7% de indigencia, totalmente alejados de los resultados de consultoras privadas que los fijan por sobre el 20%.

Redacción

Por Redacción

Las mediciones del INDEC continúan bajo permanente estado de sospecha, no sólo por sus mediciones respecto a la inflación, sino también por todo lo demás que de ellas se deriva, como la pobreza e indigencia, las cuales surgen de las canastas alimentarias que se elaboran en base a precios e índices desajustados con la realidad. Para ampliar un poco más este concepto, vayamos a las diferentes mediciones recientes sobre la inflación del mes de marzo, la cual arrojó 0,9% para el organismo oficial, y 2,3% para el conocido como índice Congreso, que es el que se difunde por parte de legisladores de la oposición en base al promedio obtenido por los relevamientos de consultoras privadas, que de esa manera evitan ser sancionadas por el área de Comercio Interior del secretario Guillermo Moreno.

De tal modo, y según los datos difundidos hace pocos días por el INDEC, la pobreza está llegando a uno de sus niveles más bajos de los últimos tiempos con este registro de 6,5% al igual que la indigencia con 1,7%, cifras que en realidad asombran, tanto por su achatamiento como por la gran diferencia que existe con otras mediciones en ese mismo sentido, ya que en todos los casos se encuentran muy por encima, como el caso preciso del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, que hizo conocer que la indigencia estaría en el orden del 5,4% -tres veces y media más que el índice oficial- y la pobreza en 21,9%, también en este caso algo más del triple.

Pero claro, cuando se habla de porcentajes suele perderse un poco de vista a la gente, razón por la cual vayamos a la cantidad de alcanzados por estos flagelos, los que según el INDEC serían 680.000 indigentes y 2.600.000 pobres, en tanto que de acuerdo con las mediciones privadas los indigentes sumarían 2.200.000 y los pobres 8.700.000, constituyendo estas últimas poco más de la cuarta parte de la población del país. Por cierto, las diferencias son bastante amplias como para tomarlas a la ligera, dándose aquí una clara contradicción entre las informaciones oficiales y las privadas, que por un lado describen un país en situación privilegiada con problemas minimizados, mientras que la contracara muestra facetas muy diferenciadas, como la inflación y en este caso los niveles de pobreza.

Justamente, estas diferencias comenzaron a profundizarse desde comienzos de 2007, cuando el INDEC resultó prácticamente intervenido políticamente, dejando de lado su actuación exclusivamente técnica para transformarse en un espejo alterado de la realidad.

Debe tenerse en cuenta, tal como se hace referencia al comienzo, que tanto la pobreza como la indigencia surgen de los valores de la canasta básica de alimentos y de la canasta básica total, respectivamente. Si el índice inflacionario sube a razón de menos de un punto mensual -según el organismo oficial- por lógica consecuencia los topes de las canastas estarán muy relegados con la realidad. Para que el lector pueda alcanzar una mayor comprensión, de acuerdo con el INDEC una familia de 4 miembros (matrimonio y dos hijos menores) no es indigente con un ingreso de 659,48 pesos mensuales, que significan 22 pesos por día, mientras que para no ser pobre un mismo grupo familiar debe contar con ingresos no inferiores a 1.458,87 pesos, es decir, unos 50 pesos diarios.

Ahora bien, las cantidades hablan por sí mismas, resultando más elocuentes que cualquier otra clase de referencia que se pueda hacer sobre el tema. Suponer que se puede vivir con algo más de 600 pesos, o bien con cerca de 1.500 y evitar caer en la indigencia o la pobreza, indudablemente nos está describiendo una situación artificial, alejada totalmente de la realidad, que es muy diferente. 

Prácticamente todos los organismos privados, e incluso varios provinciales, tienen cifras muy distintas. En el caso de la indigencia hablan de una canasta de 1.800 pesos para evitar estar en el más bajo escalón, mientras que para no caer en la pobreza la canasta asciende a 2.500 pesos. E incluso así, con estas cantidades mucho más reales, pueden existir justificadas dudas sobre si son suficientes.

Debe admitirse que estos dos indicadores han venido bajando en estos años, y que la situación es diametralmente distinta que allá en los inicios de la década anterior, pero también existe la firme sospecha que los números oficiales de hoy también están bastante alejados de la realidad. 

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso