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Editorial Domingo 8 de Junio de 2014

Herencia de deuda

En 2001 al declararse el default la Argentina debía 144 mil millones de dólares. Hoy esa deuda está en el orden de los 250 mil millones.

REDACCION

Por REDACCION

Muchos de los objetivos por alcanzar que fueron propuestos por el gobierno nacional, luego de registrarse avances durante estos últimos 11 años, están retrocediendo a sus puntos de partida. Entre ellos, la proclamada política de desendeudamiento, que nuevamente está retornando a los mismos niveles, sólo cuando hablamos de compromisos externos, ya que el achicamiento nunca fue tal en realidad, sino sólo un cambio de acreedores. Antes eran los organismos internacionales, ahora se trasladó al plano interno, lo cual de todos modos continúa siendo endeudamiento.

En lo que hace al corrimiento que se hará al próximo gobierno, tras los acuerdos con el Club de París y con la petrolera española Repsol -por la reestatización de YPF-, se contrajo el pago de una deuda de 16.200 millones de dólares, que junto con los intereses correspondientes deberán ser abonados antes de 2019. Tenemos entonces, que el gobierno que venga luego de 2015 recibirá una herencia sumamente pesada, sólo con estas dos cuentas, en materia de deudas.

Del total referido, en lo que resta de este año se deberán pagar 1.000 millones de dólares y el año que viene otros 1.500 millones, pero el próximo gobierno entre 2016-2019 deberá afrontar el pago de los demás 12.100 millones, a razón de unos 3.000 millones por año.

Pero claro, eso es apenas una parte de los compromisos que se deberán afrontar de aquí a 2019 por vencimientos y pagos de intereses por 75.000 millones de dólares, deuda en la cual no se incluyen los 9.530 millones de dólares de la deuda que tiene el Tesoro nacional con el Banco Central, que vence a comienzos de 2016, correspondiendo a reservas que fueron prestadas para realizar pagos anticipados al FMI. Y quedan además sin contabilizar 11.000 millones de deuda con organismos internacionales como el BID o el Banco Mundial, descontándose que se recibirán desembolsos de nuevos créditos equivalentes a los pagos que se realicen.

Existen coincidencias notables en los acuerdos con el Club de París y con Repsol, respondiendo claramente a estrategias bien definidas, en ambos casos postergando la mayor carga financiera para la próxima administración, ya que en el primero de los casos los pagos entre servicios de capital e intereses representan unos 2.400 millones de dólares anuales, en tanto que en el caso de Repsol por iguales conceptos suman 700 millones anuales.

De todas maneras, aún habiendo quedado formalizado el compromiso de pago, fue anticipado que los países integrantes del Club de París recién considerarán que la Argentina normalizó su situación cuando haya completado el pago del primer tramo, consistente en 650 millones de dólares en el mes de julio de este año y los 500 millones en agosto de 2015, para totalizar de tal manera los primeros 1.150 millones de la divisa estadounidense.

Uno de los últimos datos oficiales sobre la deuda daba cuenta que tanto la pública como la externa ascendía a 201.000 millones de dólares, a lo que agregando lo pagado al Club de París y a Repsol, más lo que finalmente se reconozca a los que ingresaron al canje de deuda -cuya resolución se aguarda por parte de la Corte de Estados Unidos-, tenemos que el endeudamiento público estará en el orden de los 250.000 millones de dólares. Eso, sin estimar los nuevos préstamos que el gobierno pueda tomar de aquí a fines de 2015 en que concluirá su mandato, ya que esa es su intención.

Retrocediendo en esta lamentable historia de la deuda, tenemos que en 2001 cuando se había declarado el default, se adeudaban 144.500 millones de dólares. Luego de la política de desendeudamiento llevada adelante por el actual gobierno, sostenida a ultranza como uno de sus grandes logros, tendremos al momento de trazar la raya de los resultados, que la misma habrá aumentado en no menos de 100.000 millones de dólares.  Una verdadera imagen del fracaso, tal como sucedió en otras áreas que fueron manejadas de esta misma manera, y luego de recuperaciones artificiales, terminarán igual o incluso peor que al momento de ser tomadas.

La deuda se incrementó de manera muy importante todos estos años, habiendo sido la única variante el cambiar de acreedores, trasladando la mayor parte al plano interno. Aunque ahora se ha vuelto a los requerimientos en el exterior.

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