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Editorial Sábado 31 de Agosto de 2013

Gastos y gestión

El año pasado tuvo el gasto público más alto de las dos últimas décadas, pero así y todo hubo muy fuertes críticas por los resultados logrados.

REDACCION

Por REDACCION

En 2012 el gasto público alcanzó el nivel más alto de los últimos 20 años, representando los fondos que ingresaron a las arcas del Estado nada menos que el 31,5% del Producto Bruto Interno, según lo detalla un informe oficial del Ministerio de Economía. Pero si a tal importante suma se le agregaran los ingresos por obras sociales, provincias y municipios, entonces se estaría en el orden de los 47 y 50 puntos del PBI.

Aun cuando la disponibilidad de recursos ha sido tan elevada, igualmente existen fuertes críticas al gobierno por la manera en que han sido manejados, estando en dudas que se haya logrado mejorar la calidad de vida de la gente. Un planteo que se formula a pesar de los millonarios fondos desviados para el transporte, las políticas sociales y la educación, que aún siendo sostenidas con tantos recursos siguen calificándose como deficitarias al momento de las evaluaciones que hacen de ellas las organizaciones que cuentan con relevamientos y estadísticas, en especial al momento de surgir las comparaciones.

Veamos por ejemplo lo relativo a la educación, rubro en el cual en 2002 se destinaba el equivalente del 2% del PBI para su financiamiento, mientras que en los últimos años se fueron superando en tal medida que el año pasado alcanzaron 6,5 puntos del producto interno, aunque ni siquiera habiendo triplicado el aporte se han conseguido algunos de los objetivos trazados, quedando claramente expuesta la situación merced a algunos informes de evaluación recientemente conocidos, según los cuales en los últimos 10 años el nivel de la educación de nuestro país pasó del primer puesto al séptimo en Latinoamérica. Pero además, sin recurrir a esta clase de informes de organismos internacionales que siempre fueron rebatidos desde el propio gobierno nacional, tenemos la meta establecida en alcanzar que el 30% de los estudiantes de colegios públicos tenga la posibilidad de una jornada extendida, lo cual no pudo cumplirse si siquiera cerca, ya que en el presente y cuando han vencido los plazos estipulados, apenas si un 6% ha logrado incluirse dentro de esa clase de jornadas ampliadas.

Pero existen además otros datos que resultan sumamente esclarecedores para establecer ciertos parámetros en cuando al resultado de la gestión educativa. En 2003 cuando la educación recibía el 2% del PBI en la Argentina fueron 281.000 los jóvenes que terminaron los estudios de nivel secundario, mientras que en 2012 con el financiamiento triplicado los que concluyeron los estudios en ese nivel fueron 247.000, debiéndose considerar en esta comparación que se encuentra en baja, que ahora la cantidad de jóvenes de esa franja etaria es muchísimo mayor que hace una década.

La cantidad de dinero que se destina al subsidio del transporte se duplicó entre 2010 y 2012, destinándose la mayor parte de esos 25.882 millones del año pasado -que en este 2013 se aproximarán a los 50.000 millones- para mantener bajas las tarifas, con escaso destino para otros gastos, aun cuando es de público conocimiento los desvíos que se produjeron en reiteradas oportunidades. Un dato elocuente sobre el desorden que existe en las empresas, que totalmente saben que igualmente serán sostenidas con recursos públicos, lo constituye el hecho que en los ferrocarriles de cada 10 pesos que ingresan provienen 8 del Estado y apenas 2 por la venta de pasajes. Como las empresas tienen un cliente cautivo que las asiste, no cuenta con ninguna clase de incentivo para mejorar los servicios que brindan, ni tampoco la infraestructura, habiéndose llegado a la actual situación, donde se vive en permanente riesgo de colapso.

En cuanto al gasto social, otro de los cuestionados y que insume gran parte de los recursos, una visión retrospectiva da cuenta que en 2003 el gobierno destinaba 4.600 millones para atender a los sectores más desprotegidos, mientras que este año gastará unas diez veces más al llegarse a 43.000 millones, de cuyos fondos el 88% va directamente a las familias mediante la Asignación Universal por Hijo, recursos que se extraen de la caja de la ANSES, y por el plan Argentina Trabaja.

Esta clase de políticas producen efectos contradictorios, pues mientras por un lado se cumple con asistir a los carenciados y se logra promover una economía horizontal, lo negativo es que no logra resolver el problema de muchos sectores marginados.

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