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Editorial Sábado 26 de Marzo de 2011

Ganadería a los tumbos

Mientras este año se tiene previsto exportar carne por 1.200 millones de dólares, nuestro vecino Uruguay venderá por 1.400 millones.

Redacción

Por Redacción

Después de varios años de aplicación de políticas que han tenido nefastos resultados para la actividad ganadera, y consecuentemente con todo lo que sucede con la producción de carne respecto a consumo interno y exportaciones, bien puede asegurarse en este presente que la situación anda a los tumbos. Así, sin vueltas. Es que con esta cantilena de "cuidar la mesa de los argentinos", poniendo toda clase de trabas a las exportaciones y luego de haber eliminado casi 9 millones de vientres, además de interrumpir la cría de terneros en determinado momento por la pérdida que significaba, los resultados están a la vista de todos.

Respecto al consumo interno, se lo ha perjudicado en gran medida, pues los precios no han dejado de ir hacia arriba y hoy son mayoría las mesas de los argentinos que no pueden poner carne en la misma, al punto que el consumo ha caído 20% en los últimos tiempos; mientras tanto la exportación sigue en picada, pues hemos sido superados por casi todos los países vecinos, casos como Brasil, Uruguay e incluso Paraguay, además de otros tradicionales productores de carne como Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. 

El balance 2010 de la ganadería muestra algunos números que asustan, como por caso la reducción del stock en 9,4 millones de cabezas, el descenso del 25% en la faena, la suba del precio del ganado un 91% en forma interanual, la baja de exportaciones de frescos y congelados un 54%, el aumento del precio al consumidor de un 75%, pago de 200% más de subsidios que los animales aportados por los engordadores a corral, desaparición de 6.000 productores ganaderos.

En cuanto a las exportaciones, que todos los países del mundo aprovechan debido a los buenos precios, tenemos algunas situaciones comparables con nuestros vecinos. El caso más exponencial en este sentido es Uruguay, quien con un pequeñísimo territorio -como una de nuestras provincias- este año venderá al exterior carnes por 1.400 millones de dólares, mientras que nuestro país exportó el año pasado por 1.350 millones y para este 2011 podría estar en 1.200 millones, es decir, nos encontramos en retroceso, lo cual es inadmisible para un país de nuestra potencialidad.

Brasil hace rato que nos postergó en el comercio mundial de carnes, lo cual por cierto no extraña en consideración a la acertada e incentivada explotación que hace este vecino de todos sus recursos y producciones, que lo ha llevado a ubicarse como la séptima economía del mundo, desalojando de ese lugar nada menos que al Reino Unido.

Paraguay es otro de nuestros pequeños socios del Mercosur, quien este año también tendrá exportaciones récord, sosteniendo una plena incentivación en tal sentido. 

Argentina en cambio, además de lo ya mencionado, está en retroceso. Es que con las restricciones y limitaciones que se han impuesto a la ganadería, habiendo significado una fuerte caída del stock ganadero, las posibilidades se van reduciendo en todo sentido, afectándose gravemente a la industria frigorífica, lo cual también tiene repercusión en las fuentes de trabajo del sector. Y como si todo esto fuese poco, el absoluto fracaso de las políticas llevadas adelante, tienen su correlato con la constante suba de los precios en el mercado interno, que fue justamente la justificación utilizada por el Gobierno para llevar adelante todo este absurdo plan, atentatorio contra la producción y el genuino ingreso de divisas.

Frente a una realidad tan dura, la industria frigorífica presenta una perspectiva realmente complicada para este año, ya que la oferta de ganado se estima que será inferior a la del 2010, lo cual aumentará los problemas del sector. Es decir, se está frente a la seria posibilidad de nuevos cierres de establecimientos, sean tanto los que tienen su actividad destinada al consumo interno, como así también los que se dedican a la exportación.

El problema comenzó en 2006 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner cerró las exportaciones de carne, y si bien desde entonces se fueron produciendo modificaciones, nunca más hubo aliento a la producción y las exportaciones, con resultados a la vista. Tremenda caída del stock ganadero, impresionante baja en las exportaciones y precios cada vez más altos en el mercado interno, al punto que el consumo per cápita en 2009 era de 68,7 kilos, mientras que en 2010 cayó a 57,9 kilos, aún cuando aquí se destina el 80% de la producción al consumo interno, exactamente a la inversa de lo que ocurre en Uruguay, donde el 80% va para la exportación. 

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