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Editorial Sábado 16 de Noviembre de 2013

Flagelo imparable

La Iglesia advirtió sobre el incontenible avance que está teniendo el narcotráfico en el país, con una secuela de muerte y violencia a la vista de todos.

REDACCION

Por REDACCION

El narcotráfico y el avance del consumo de drogas, que se está desparramando por toda la Argentina, parece imparable. Así lo expusieron los obispos en un documento surgido durante una asamblea plenaria de la Conferencia  Episcopal Argentina, abordando uno de los temas que tiene en jaque al tejido social, con efectos que son realmente de una gravedad  nunca antes vista, impactando directamente en la creciente inseguridad, ya que la fuerza de la adicción lleva a cometer delitos que invariablemente tienen el altísimo costo de vidas.

Las mafias narcos se encuentran enquistadas desde hace tiempo en el país, y de ello se han tenido numerosas comprobaciones, habiéndose generado un escenario cada vez de mayor parecido con México, Colombia y Brasil, por mencionar algunos de la región latinoamericana donde el avance de la droga ha provocado estragos. Hace rato que la Argentina pasó de ser un país de tránsito a consumidor y productor en gran escala, lo cual generó la radicación de muy poderosas bandas mafiosas, en otros lugares conocidas como cárteles.

"La sociedad vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico", sostuvieron los obispos, para advertir que "si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes, costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias", reclamando "amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance".

Desde el Estado se observa muy poca respuesta frente a la magnitud del problema, advirtiéndose además la intención de tratar de refutar los cuestionamientos en lugar de procurar las soluciones.  Lo grave, es que se sepa no que exista, para definirlo en pocas palabras, como casi la mayoría de los problemas que nos vienen afectando desde hace tiempo y que son demorados indefinidamente.

En tal sentido, la Conferencia Episcopal incluyó dentro de su preocupación  "la desprotección de las fronteras y la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables". Prestamente el gobierno salió a responder por medio del secretario de Seguridad  Sergio Berni, sosteniendo que "las fronteras están bien cuidadas", lo que se asemeja a un disparate como tantos otros. Es que han sido los propios gobernadores e intendentes quienes se han cansado de denunciar la existencia de cientos de pistas de aterrizaje clandestinas, donde especialmente en horarios nocturnos llegan aviones cargados de droga.

Pero además, y ratificando la inoperancia de las autoridades en la lucha contra la droga, las rutas fueron desprotegidas de la Gendarmería -llevando efectivos al Gran Buenos Aires por temor a desórdenes sociales-, caso concreto de la ruta nacional 34 que pasa por Rafaela, y que es una de las carreteras más utilizadas para traer droga desde países limítrofes, la cual ahora tiene prácticamente luz verde de paso.

Más de 200 asesinatos relacionados con la droga en la ciudad de Rosario, y el ataque con 14 balazos a la vivienda del gobernador Antonio Bonfatti son hechos muy recientes que dan cuenta de la enorme penetración del narcotráfico en nuestra provincia, y especialmente en las ciudades de Rosario y Santa Fe.

La propia Corte Suprema de Justicia volvió a explayarse sobre el tema, reclamando al gobierno que se adopten medidas urgentes, las que, reiteramos, son receptadas pero no ejecutadas.

El documento de los obispos llevó por título "El drama de la droga y el narcotráfico", realmente muy elocuente, pues en verdad se trata de drama extendido, del que absolutamente nadie puede sentirse al margen, ya que afecto a toda comunidad en su conjunto, amenazando incluso a sus más firmes bases de sostén, entre ellas el núcleo familiar, que consecuencia de la penetración de la droga entre sus miembros, suele desmembrarse, resignar los efectos que siempre le fueron característicos. Justamente, la recuperación de la familia como tal, como forma de contención, es uno de los objetivos que debe ser perseguido con el mayor énfasis, acompañado por cierto por todo el resto del conjunto donde se alistan el Estado, las autoridades en todos sus niveles, la justicia, las fuerzas de seguridad, los docentes y toda la comunidad, pero, reiteramos, esencialmente la familia.

Mientras la droga avanza, las soluciones esperan.

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