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Editorial Miércoles 22 de Mayo de 2013

Falta de confianza

En 2012 se fugaron del sistema financiero 12.000 millones de dólares, con lo cual se llega ya a 170.737 millones de esa divisa.

Redacción

Por Redacción

La credibilidad y confianza son factores fundamentales para el afianzamiento de las iniciativas económicas que conforman el proyecto que en tal sentido tienen y tratan de llevar adelante los gobiernos, ya que cuando se comienza a declinar en ese sentido, se hace muy complicado poder concretar las iniciativas. Este es justamente el gran déficit que se observa en la Argentina de este tiempo, donde la administración kichnerista ha perdido gran margen de confiabilidad de parte de la gente, constituyendo uno de los indicativos más claros el retiro de fondos del circuito financiero.

Un informe oficial da cuenta que durante el transcurso de 2012 se sacaron 12.000 millones de dólares del sistema financiero, a razón de 1.000 millones mensuales. De tal manera, en poder de los argentinos sea en el "colchón", en cajas de seguridad o en el exterior, 170.737 millones de dólares, una cifra récord que es nada menos que el 40% del PBI y que sobra para cuadruplicar las reservas que tiene el Banco Central.

Si se echa la mirada hacia atrás, con relación a 2001 los dólares que emigraron del circuito financiero aumentaron casi 90.000 millones, un fenomenal escape del ahorro nacional que en gran medida no está declarado. Al que ahora se trata de hacer regresar mediante el blanqueo propuesto por el gobierno, aunque a todas luces injusto por donde se lo mire, ya que quien evadió y mantuvo en negro su dinero ahora será premiado con el blanqueo total y recibiendo además un adicional de 4% de intereses, perjudicando claramente a quienes cumplieron estrictamente lo dispuesto por las normas en vigencia.

Según uno de los más recientes informes macroeconómicos del Banco Central, se admite que en los últimos 10 años la formación neta de activos externos sumó 90.000 millones de dólares, y que desde fines de 2011 con las restricciones cambiarias se logró desacelerar esa fuga pero de ninguna manera se detuvo, porque frente al temor de una pesificación o de otras medidas -lo cual constituye la falta de confianza que se remarca al comienzo de esta nota- todos los ahorristas, y especialmente los pequeños y medianos, fueron retirando sus dólares de los bancos, y recurriendo a diferentes mecanismos, entre los que se debe incluir el mercado paralelo, siguieron mandando su dinero al exterior.

De acuerdo a ciertas estimaciones de economistas y consultores los activos privados argentinos fuera del sistema fueron creciendo a una tasa parecida a la del PBI, es decir, a todo el volumen de riqueza que se genera en el país anualmente. Y según algunas otras evaluaciones, como el caso de la Tax Justice Network, de julio de 2012, establece que los activos argentinos podrían estimarse en 400.000 millones de dólares, que significarían 20 años del ahorro nacional, en lugar de los 8 años que ahora se consideran como supuestamente con ese destino.

Tenemos entonces, que ni el crecimiento económico de todos estos años, ni la crisis externa fueron razones lo suficientemente fuertes para disuadir a los argentinos de llevar sus ahorros al exterior o bien mantenerlos aquí pero fuera del circuito financiero, con lo cual se ha ido agudizando la desinversión interna, además del deterioro fiscal ya que la mayoría de ese dinero no se encuentra declarado.

Es admitido de manera casi generalizada que la fuga de divisas tiene tanto causas internas como externas, siendo la falta de confianza en los sistemas la principal de ellas, razón por la cual gran parte del dinero se acumula en lo que se conoce como el colchón, o bien terminando en los denominados paraísos fiscales. Algo en lo cual se transformará nuestro país durante la vigencia del blanqueo recientemente aprobado, que si bien impone algunas trabas para personajes demasiado conocidos, en cambio admite sin inconvenientes la participación del desvío mediante el uso de nombres de otras personas.

Una de las paradojas que se presenta, es que aún dentro de las restricciones impuestas al dólar, la economía continúa dolarizándose, ya que de modo especial quienes poseen grandes fortunas como así también las grandes corporaciones pueden seguir usando ciertos mecanismos de fuga hacia el exterior, relativamente sencillos de implementar, como ser la triangulación de operaciones a través de paraísos fiscales, la sobre y subfacturación de operaciones de comercio exterior, el manejo de los precios de transferencia o el uso de los instrumentos financieros.

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