Por REDACCION
Las necesidades alimentarias de la humanidad crecerán en la misma proporción que el aumento de la población mundial, lo que obliga a preservar al máximo los recursos naturales que garanticen el derecho a alimentarse en el futuro. Desde esta perspectiva, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) designó a 2015 como Año Internacional de los Suelos y efectuó la declaración en el marco de la lucha por crear conciencia ante lo que se considera una evidente degradación del ecosistema.
La FAO publicó un informe en el que destaca que, lamentablemente, la enorme importancia que tienen los suelos para la producción mundial de alimentos pasa "inadvertida". Fue el brasileño José Graziano da Silva, director general de la FAO, el que defendió la postura de que "los suelos constituyen la base para los alimentos, los combustibles, las fibras y los productos médicos". También expresó que los suelos se presentan como esenciales para los ecosistemas, pues "desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono; almacenan y filtran el agua; y mejoran la resiliencia (resistir) ante inundaciones y sequías".
Con gran realismo precisó que "hoy en día, más de 805 millones de personas padecen hambre y malnutrición. El crecimiento demográfico requerirá aumentar la producción alimentaria en aproximadamente un 60%. Dado que una gran parte de nuestros alimentos depende de los suelos, es fácil comprender lo esencial que resulta mantenerlos sanos y productivos".
Según los estudios de la FAO, un tercio de los recursos mundiales de suelos se encuentra en proceso de degradación debido a la erosión, la compactación, la obturación, la salinización, el agotamiento de la materia orgánica y los nutrientes, la acidificación, la contaminación u otros procesos causados por prácticas insostenibles de gestión del suelo.
Al hacer un llamado para generar una mayor conciencia y compromiso con el objetivo, Graziano da Silva expresó que "necesitamos suelos saludables para lograr nuestros objetivos de seguridad alimentaria y nutrición, para combatir el cambio climático y asegurar un desarrollo sostenible en general. Pueden contar con el compromiso y la participación activa de la FAO en este esfuerzo".
Para la entidad que depende de la ONU los suelos están en peligro debido a la expansión de las ciudades, la deforestación, el insostenible uso de la tierra y las prácticas de gestión, la contaminación, el sobrepastoreo y el cambio climático. Al respecto, advirtió que el ritmo actual de degradación de los suelos amenaza la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras y que por lo tanto la promoción de la gestión sostenible de los suelos y las tierras es fundamental para un sistema alimentario productivo, mejores medios de vida rurales y un medioambiente sano.
Una estimación de la FAO produce escozor: a no ser que se adopten nuevos enfoques, la superficie mundial de tierra cultivable y productiva por persona equivaldrá en 2050 a solo una cuarta parte del nivel de 1960. Un centímetro de suelo puede tardar hasta 1 000 años en formarse, y con un 33 por ciento de todos los recursos mundiales de suelos degradados y la creciente presión humana, se están alcanzando unos niveles críticos que hacen que su correcta gestión sea un asunto urgente, advirtió Graziano da Silva.
La FAO ha implementado más de 120 proyectos relacionados con el suelo en todo el mundo y ha elaborado junto a la UNESCO el Mapa Mundial de Suelos. Entre las prioridades más urgentes están la actualización, normalización y accesibilidad al conocimiento mundial de los tipos y distribución del suelo.
En un documento elaborado por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, se afirma que la producción agropecuaria es la actividad productiva más importante de la Argentina, por la contribución que hace a su economía, a través de la exportación de productos agropecuarios. No obstante, advierte, el suelo, que es el soporte de esta actividad, no recibe suficientes cuidados sino más bien todo lo contrario.
El trabajo asegura que en la Argentina casi 50 millones de hectáreas están afectadas por erosión hídrica o eólica en grado moderado o grave y estima que las pérdidas económicas debidas a la degradación del suelo ascienden a 700 millones de dólares por año.
Más adelante, consigna que a través de un mapeo semidetallado de los suelos de la Subregión Pampa Ondulada, que abarca las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba), se ha podido conocer la magnitud de la erosión hídrica y estimar la disminución de la productividad de los suelos de pradera más valiosos del país. El relevamiento revela que esta región, que comprende aproximadamente 4.600.000 hectáreas, presenta un total de tierras erosionadas de 1.600.800 ha, es decir que el 34,8% de la superficie muestra algún grado de erosión.
Con el Año Internacional de los Suelos se procura instalar fuertemente el debate sobre la necesidad de impulsar acciones concretas para proteger los suelos y su capacidad de generar alimentos para las próximas generaciones.
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