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Editorial Sábado 30 de Junio de 2018

El mal de la desinformación

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REDACCION

Por REDACCION

A medida que se multiplicaron los medios electrónicos y las redes sociales, las noticias nos invaden en todo momento al punto de saturarnos, más aún si aceptamos recibir "alertas" de actualizaciones informativas en nuestros teléfonos inteligentes. Ingresamos a las redes sociales y lo primero que encontramos son títulos periodísticos títulos que generan gran ansiedad y urgencia del lector para hacer click e ingresar, aunque no pocas veces cae en la cuenta que el contenido no cumple con esas expectativas. Otra vez se promete más de lo que se da al lector, que al cabo de un tiempo percibe el "engaño". 

Una de las reglas básicas que se enseña en toda escuela de periodismo gira en torno a la necesidad de chequear el dato, contrastar las fuentes que nos proporcionan información para confirmar la veracidad de la misma y no caer en el error de publicar una noticia que malinforme a la audiencia. 

Pero en la actualidad se advierte el fenómeno de las noticias falsas o las fake news, que proliferan a gran velocidad por las redes sociales o el Whatsapp, y nos confunden. Las fotos trucadas, los videos intervenidos, las noticias maliciosas inundan nuestras cuentas y es necesario generar anticuerpos para evitar ser sorprendidos en nuestra buena fe. Pero hay desprevenidos que replican todo el tiempo las fake news. Cómo tamizar entonces los contenidos que flotan en esa inmensidad en que se ha convertido el mundo virtual para advertir la diferencia entre lo que es cierto y lo que no lo es. Enorme desafío de estos tiempos, sin duda.

El periodista y premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Marquez, insistía una y otra vez en defender la verdad por encima de la rapidez como uno de los pilares del periodismo. Dejó una frase tan simple como profunda que tiene más actualidad que nunca: "La primicia no la da quien publica antes un hecho, sino el primero que lo cuenta bien".

Años atrás, las informaciones en los medios tradicionales parecían cumplir estándares de calidad y veracidad más elevados que ahora. Porque los medios, cabe admitirlo, no pueden evitar en ciertas ocasiones quedar atrapados en esta telaraña de noticias de dudosa certeza. Lo que sucedió con Diego Maradona en estos días en Rusia retrata perfectamente el nuevo escenario, donde luego de su descompensación durante el final del partido entre las selecciones de Argentina y Nigeria circularon a la velocidad de la luz -lo que se llama viralización- audios sobre su supuesta muerte. Y los medios, los que gozan de menor credibilidad y los otros, de alguna manera se sumergieron en ese barro.

Un reciente artículo publicado en el portal www.reasonwhy.es hace foco en la problemática y ofrece un interesante análisis que enriquece esta editorial. Afirma que los medios de comunicación, además de ser "el cuarto poder" y ofrecer un servicio básico a una sociedad que necesita estar bien informada para poder vivir en democracia, también son un negocio que, como tal busca rentabilidad, muchas veces a costa de ser los primeros en publicar la noticia. Es una especie de regla de tres simple: la exclusiva vende y tenerla obliga a los periodistas a trabajar rápido, sostiene.

Y esa rapidez ha derivado en un "periodismo replicante" que premia la celeridad antes que la verificación de la información, advierte para luego alertar que algo está fallando cuando los medios publican fake news semana sí y semana también. Se pregunta dónde está el problema. ¿En los propios medios de comunicación? ¿En los nuevos periodistas de la era de Internet que son menos rigurosos que sus colegas del papel? 

Ante esta alarmante crisis de fe en la prensa, el jueves se conoció que 24 medios de comunicación en Brasil unieron fuerzas contra las informaciones falsas que invaden internet y las redes sociales en especial porque en ese país se aproxima -en octubre- la elección presidencial. El 6 de agosto realizarán el lanzamiento de Comprova, que estará bajo la coordinación de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación, con el respaldo del Instituto Para el Desarrollo del Periodismo (Projor) y el apoyo técnico y financiero de Google y Facebook.

En el marco de este proyecto, los periodistas de las redacciones implicadas fueron formados con herramientas para "identificar y combatir la desinformación en internet y las técnicas sofisticadas de manipulación" de la opinión. Comprova centrará su interés en informaciones ampliamente compartidas entre los brasileños o potencialmente virales, sobre todo a través de celulares. Así, se acordó que las redacciones publicarán sus conclusiones en las plataformas de Comprova -especialmente con la ayuda de gifs animados o de vídeos cortos-, cuando al menos tres medios hayan llegado a la conclusión de que una supuesta información es errónea.

Es un buen comienzo. 



 

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