Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Editorial Martes 2 de Octubre de 2012

El impacto chino

Nuestro país tiene una fuerte relación comercial con China y por lo tanto lo que suceda en el país asiático tiene fuerte repercusión aquí.

Redacción

Por Redacción

No por simple curiosidad o interés de conocimiento los argentinos seguimos de cerca todo lo que ocurre en la economía de China, ya que adquiere cada vez mayor significación, pues el país más poblado del planeta es ahora y seguirá siendo un comprador muy importante de la Argentina, razón demás para interiorizarnos sobre sus posicionamientos y también sobre sus oscilaciones en materia económica. Es que, sus decisiones tienen un impacto bastante fuerte en nosotros, pudiendo afectar sensiblemente nuestras posibilidades exportadoras.

En la década de 1950 Mao implementó en China un modelo de desarrollo estatista, autárquico y antimercado, que luego de un largo período de férrea instrumentación comenzó a evidenciar claras señales de fracaso, cayendo en un tobogán sin paradas, hasta que en 1978 se abandonó definitivamente ese sistema, tomándose el esquema industrialista y exportador que tan buenos resultados había dado a Japón y Corea del Sur, transformándolos en económicamente avanzados en sólo una generación. Fue así que se fortaleció el sector privado y se incentivó la inversión de las multinacionales, especialmente en el sector de exportaciones industriales, mientras que el sector estatal fue reorganizado totalmente, llegándose al cierre de las áreas menos eficientes. La disponibilidad de mano de obra barata y una férrea disciplina social hicieron el resto.

La China de hoy es muchísimo más próspera, fuerte e influyente que la de Mao, habiendo crecido su economía para ubicarse en el segundo lugar del mundo detrás de Estados Unidos, desalojando a países que incluso le habían servido de modelo, como Japón. Su gran mercado interno, al que se comenzó a dotar de posibilidades, fue otro aspecto de la clave.

Pero -según el economista Felipe de la Balze lo analiza en un artículo titulado "El futuro de China impactará en Argentina", publicado en Clarín- "hay claros indicios de que un ciclo de ha terminado", pues China enfrenta desafíos estructurales que demandarán profundas modificaciones en su estrategia de desarrollo, ya que se va hacia una transición en la cual el consumo interno será el factor principal de tracción en contraposición a una merma de las ventas al exterior.

Las altísimas tasas de inversión en las últimas décadas fueron una razón esencial para la expansión de la economía china, pero la calidad de la misma es baja y además la rentabilidad se encuentra en franco declive, lo cual es otra razón a tener en cuenta en las diferentes condiciones que se presenta ahora. Incluso, esto se viene advirtiendo desde la crisis de 2008, cuando China comenzó a ser mucho más dependiente de la inversión pública y la construcción para sostenerse, dificultando sus posibilidades ya que de acuerdo con un informe del Banco Mundial en este último caso existe una menor eficiencia que la inversión privada del orden del 20 al 30 por ciento.

La suma de problemas ambientales que se fueron generando con el alto crecimiento y desarrollo, además de una creciente corrupción que permitió toda la expansión desordenada, fueron otros de los aspectos que atentaron en contra del crecimiento económico chino y que hoy comienzan a sentirse fuertemente. Además, hace rato que China dejó de ser un país con mano de obra excedente y barata, ya que tanto en la zona rural donde lo barato es muy escaso como en los grandes centros urbanos donde los salarios aumentan rápidamente, debiéndose añadir el envejecimiento prematuro de la población, consecuencia de las políticas aplicadas a partir de 1980 para reducir el número de miembros de las familias y privilegiando a los varones por sobre las niñas.

Frente a todo este panorama, que sirve para el análisis, el futuro chino es dar mayor dimensión al consumo interno y frenar exportaciones, pudiendo llegar a tener este último aspecto una fuerte incidencia en las relaciones comerciales con nuestro país, ya que se viene allí una política de sustitución de importaciones. De todos modos, como la Argentina vende a China alimentos, difícilmente por ahora pueda reemplazarlos, con lo cual la continuidad de la soja y sus derivados está asegurada por bastante tiempo. Diferente en cambio con los precios, que dependen de una variedad de circunstancias, en los cuales los chinos pueden tener decisión.

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso