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Editorial Viernes 21 de Septiembre de 2018

El gobierno del pesimismo

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REDACCION

Por REDACCION

Que la llegada de la Primavera con sus matices de colores y la celebración del Día del Estudiante coincida con que es viernes quizás confiera a esta jornada un tono festivo positivo para una Argentina castigada que últimamente tiene poco, muy poco para festejar. El deterioro de la economía impacta en el nivel de empleo y se traduce en un retroceso de los indicadores sociales que devuelven a aquella promesa de campaña "pobreza cero" al universo de la utopía. Por eso no es de extrañar que las expectativas sociales sobre la marcha y el futuro de la economía acentúen su tendencia negativa entre los argentinos. Así lo refleja el relevamiento del Indice General de Expectativa Económica de Kantar TNS publicado esta semana sobre el humor social de agosto y las perspectivas sobre lo que puede suceder en los próximos meses en un país en el que no tenemos certeza de cuál será el precio del pan de mañana ni mucho menos la cotización del dólar. 

De acuerdo a este indicador, en los últimos meses, la percepción social de la situación económica sufrió un nuevo impacto debido a la megadepreciación que desde abril viene golpeando la moneda local y el continuo aumento de los precios al consumidor, esto es la maldita inflación.

Para dar cuenta de esta situación opaca en lo que hace al estado de ánimo de la población, el nivel de pesimismo en cuanto al nivel general de las expectativas económicas cayó a cifras por debajo del piso de la serie histórica de 2009. Este informe, que fue realizado sobre una muestra de 1202 casos a nivel nacional en 168 localidades, mostró una baja en particular de las expectativas a futuro con respecto a la situación actual y futura. Por un lado, la primera bajó de 70 a 66 en igual período, mientras que la segunda pasó de 63 a 60, todo un síntoma de los tiempos donde la combinación del ajuste, la inflación y el temor a perder el empleo afecta incluso al más optimista. ¿Cómo ser positivo si ni siquiera desde el Gobierno que a veces parece decir mentiras piadosas para evitar más daño se brindan esperanzas sobre el 2019?

La lectura de los indicadores económicos de este 2018 no colaboran en nada para moderar el clima de apatía y pesadumbre que se advierte en la calle y a través de los relevamientos como el de Kantar. En tal sentido, según la consultora Ecolatina en el segundo trimestre de 2018 el PBI cayó 4,2% interanual, interrumpiendo así la evolución de cinco trimestres consecutivos en terreno positivo. Asimismo, en términos desestacionalizados la actividad se desplomó 4% respecto al primer trimestre del año, lo que implicaría una contracción anualizada del 16%.

Explica en su informe semanal que esta caída respondió principalmente a la sequía que afectó a la producción de agropecuaria y fundamenta este argumento al señalar que sin tener en cuenta este sector, el nivel de actividad se mantuvo estable en términos interanuales.

Este combo estadístico adverso ofrece más datos: a nivel de componentes, la demanda interna (esto es consumo más inversión) cayó 2% durante el segundo trimestre en comparación con igual período del año pasado. Por otro lado, el frente externo mantuvo la dinámica que venía presentando durante el 2017: las cantidades importadas crecieron 2,7% interanual mientras las exportadas cayeron 7,5%.

Haciendo cálculos, luego de haber crecido 3,6% en el primer trimestre y con la baja registrada de 4,2% entre abril y junio, el PBI acumuló en el primer semestre una contracción de 0,5% interanual sostiene Ecolatina, causado principalmente por la baja en la producción de bienes mientras los servicios continuaron creciendo.

En este escenario, más allá del shock de oferta generado por la sequía en el segundo trimestre, la recesión se profundizó en los últimos meses, producto de los saltos cambiarios, la aceleración de la inflación y la fuerte suba de tasas de interés. Sucede que este cambio de precios relativos modifica la dinámica de las principales variables macroeconómicas, advierte Ecolatina. La recesión pasará de ser un shock de oferta motivada por la sequía que afectó el segundo trimestre a una contracción de la demanda interna -debido a la caída del consumo y la inversión- que se contraerá más que el PBI en el segundo semestre. De hecho, el único driver del crecimiento provendrá de las exportaciones gracias a la significativa mejora de la competitividad cambiaria, sostiene. 

En síntesis, pese al buen comienzo del año, la actividad económica caerá en torno a 2,5% durante 2018. Esta situación dejará un arrastre estadístico negativo para el año que viene de casi 3%, lo que significa una pesada herencia para la actividad económica en 2019. 










 

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