Por REDACCION
De una buena vez comienza hoy a aplicarse en Rafaela la ordenanza que consagra el descanso dominical por lo que las grandes superficies comerciales deberán permanecer cerradas, lo que no deja de ser un acontecimiento histórico para el sector comercial y todo lo relacionado a legislación laboral y el derecho de los trabajadores. Sin duda que son los empleados de comercio los principales beneficiarios de esta norma que modifica el régimen laboral vigente en materia de descansos y compensaciones, marcando un antes y un después en la actividad.
Los supermercados no siempre abrieron los domingos. En la Rafaela de los años 80 aún no estaba instalado el concepto de cadena tal como se lo concibe ahora, esto es una empresa que cuenta con una casa central y un conjunto de bocas medianas para lograr cierta proximidad con los clientes. Y los horarios de atención no pasaban del sábado al mediodía.
Quizás por exigencias de un mercado cambiante y más competitivo, o sugerencias de los clientes, que pedían que se extiendan los horarios de apertura a los sábados a la tarde para hacer grandes compras sin demasiado apuro, finalmente se avanzó en los horarios de atención. La misma perspectiva sirvió como fundamento para avanzar sobre el domingo, a la mañana primero y a la tarde después, en tiempos donde en la Argentina se imponía la corriente de pensamiento neoliberal que, entre otras variables, comprendía la flexibilización laboral. Cuando el trabajo era escaso, la apertura dominical era vista como una oportunidad para crear un puesto de trabajo, por lo tanto no era una decisión tan mala.
Sin embargo y con los años, la interpretación no fue idéntica desde la óptica del trabajador que debía prestar servicios un domingo. En Rafaela la cuestión formó parte de una mesa de diálogo entre sindicalistas y empresarios al punto que se consensuó, sin mediar ley alguna, cerrar los domingos por la tarde. Pero ahora se impuso el cierre dominical a través de una ley provincial que fue aprobada por diputados y senadores, reglamentada por el Poder Ejecutivo y a la que adhirió el Concejo Municipal de Rafaela mediante ordenanza, que posteriormente fue promulgada por el Departamento Ejecutivo.
Hace unos cinco años, en ocasión de discutirse una modificación de la Ley de Contrato de Trabajo en el Congreso, la viceministra de Trabajo de la Nación, Noemí Rial, se pronunció muy claramente sobre el descanso dominical. "Tendremos que volver a hacer una revolución cultural en la que nos acostumbremos a no ir los domingos a los supermercados o volver, como cuando yo era chica, a comprar los fideos en el almacén que cerraba a la una de la tarde", sostuvo la funcionaria.
Y si bien hoy en Rafaela no abrirán los supermercados, la sensación existente es que no está todo dicho hasta que la Justicia Federal resuelva la presentación efectuada por Hipermercado Libertad, que si bien acatará la ordenanza municipal no está de acuerdo y pretende abrir los domingos, día que explica el 9 por ciento de su facturación mensual. Lo dejó claro en un comunicado difundido el viernes en el que "cuestiona la constitucionalidad y la inequidad de competencia que esta ley particularmente profiere" y adelanta que modificará los horarios laborales de sus empleados para los días feriados que no están incluidos en la ordenanza y en los que hasta ahora abre hasta las 13. Se trata de una decisión que podría empujar al resto de las empresas a seguir el mismo camino. ¿Sus fundamentos? Parecen consistentes ya que esgrimió que el objetivo es "proteger" el nivel de ingresos de los trabajadores, que se podría ver afectado con el cierre de los domingos, y de preservar los puestos de trabajo.
Arghiri Emmanuel, un economista marxista que trascendió por su teoría sobre el intercambio desigual, explicó alguna vez al economista argentino Juan Carlos de Pablo su visión sobre el trabajo o descanso dominical. "Según la perspectiva neoclásica, ampliar los horarios de venta mejora el bienestar general, porque permite comprar en el momento más conveniente", dijo.
Sin embargo, el enfoque clasista ofrece otra mirada: "La extensión del horario de ventas significa cosas muy diferentes para las distintas 'clases' de seres humanos. Algunos ahora pueden comprar el domingo en vez del martes, mientras que para otros esto significa que los domingos, en vez de estar con su familia, tienen que estar detrás del mostrador. En otros términos, la apertura de los supermercados los domingos aumenta la explotación de los asalariados, por parte de los clientes y los propietarios de los locales".
Concluyó que ambas perspectivas son complementarias al considerar que "la clave está en verificar que quienes trabajan los domingos sean apropiadamente remunerados; si la ampliación de los horarios deriva en mayor número de empleados, y mayores sueldos, está bien; si implica estiramiento de la jornada laboral sin compensación, está mal".
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