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Editorial Martes 7 de Septiembre de 2021

El déficit y la deuda

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REDACCION

Por REDACCION

El déficit fiscal crónico de la Argentina constituye uno de los problemas centrales que desacomodan toda la economía, explicando la deuda interna y externa acumulada desde hace décadas. Un país poco confiable que de tanto en tanto reduce su deuda en el marco de renegociaciones con acreedores por default, como en la crisis del 2001-2002 y años subsiguientes, o porque se abre una reprogramación de vencimientos como en el 2020 ante la casi segura imposibilidad de cumplir con los pagos. Esta es la historia que se repite sin solución a la vista. Y se agrava durante períodos electorales donde los gobiernos adoptan medidas de corte populista, que deriva en un aumento del gasto público, con el fin de lograr la adhesión de los votantes. 

Entonces, en busca de aliviar los bolsillos de los votantes se impulsan políticas que exigen más fondos públicos que se obtienen a partir de la emisión monetaria o bien tomando deuda. Con la negociación en marcha por la deuda con el FMI, la Argentina no tiene oportunidad en el mercado internacional de bonos lo que obliga a buscar crédito en la plaza local.  

Un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) reveló que la Argentina acumula un déficit fiscal de USD 250.000 millones entre 2008 y julio de este año, en el marco de un desequilibrio "crónico y recurrente" de las cuentas públicas. Así, de los últimos 61 años, en 54 se terminó con déficit fiscal, de acuerdo con ese reporte. Esto significa que en 9 de cada 10 años los ingresos no han sido suficientes para financiar el nivel de gasto público ejecutado. De su financiamiento, se derivan un sinnúmero de distorsiones y desequilibrios que tarde o temprano terminan sincerándose, advierte.

En tanto, la consultora Invecq planteó en su último reporte que el famoso segundo semestre ya llegó y las presiones monetarias y financieras se vuelven cada vez más tangibles: la inflación está lejos de ceder, mientras que aumentan las restricciones para la operatoria del tipo de cambio, el roll-over al cierre de agosto no alcanzó a cubrir los vencimientos, el BCRA termina la primera semana del mes con pérdida de reservas netas y la cantidad de pasivos monetarios vuelve a picos máximos, exhibidos previo a la corrida cambiaria de abril de 2018.

En su informe, advierte que el Tesoro alcanzó un roll over del orden del 97,5% para el mes de agosto. Es decir que no alcanzó a cubrir todos los vencimientos de deuda correspondientes en el mes y quedó alejado del promedio de lo que el Tesoro logró renovar hasta el séptimo mes del año: 123%. En adelante, queda una agenda desafiante por dos motivos. El primero, es que los vencimientos del próximo trimestre son los más abultados del año, cerca de un billón de pesos. El segundo, es que en el mismo período y sobre todo en años electorales, la demanda por instrumentos en moneda dura aumenta y genera más presiones sobre el refinanciamiento.

En este marco de mayor incertidumbre por el escenario electoral y el rumbo de la economía, el Tesoro debe ser prudente en ofrecer señales de consolidación fiscal u ofrecer mejores rendimientos en los instrumentos para que el mercado continúe financiando el déficit fiscal de los meses próximos. 

Volviendo al informe del IARAF, considera que el problema de fondo es que, año tras año, crisis tras crisis y sin importar el color político, el Estado argentino gasta más de lo que recauda. Y así no se puede vivir para siempre. O sí, pero a un elevado costo social, con la mitad de la población en la pobreza.  





 

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