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Editorial Jueves 9 de Diciembre de 2010

El avasallamiento

Desde la época de las dictaduras, la prensa independiente no estaba tan amenazada en la región como en la actualidad.

Redacción

Por Redacción

"La libertad de expresión es avasallada en América Latina", tal el titular de una nota de opinión de Isaac Lee, director de la revista "Poder" de Colombia, quien desarrolla un análisis respecto a la situación de la prensa en la región, llegando a sostener que "desde la época de las dictaduras -en las décadas del 60 y 70 del siglo anterior-, la prensa independiente no estaba tan amenazada en la región por gobiernos autoritarios, pero también por los que se dicen democráticos".
Afirma el periodista colombiano, que expertos en la materia aluden a la existencia de un nuevo paradigma en la relación entre el poder y la prensa, donde por ejemplo, los autores del libro "Luz, Cámara... Gobiernen!", el cual fue publicado por la Fundación Konrad Adenauer con sede en la ciudad de Buenos Aires, "desde hace más de cinco años, los periodistas de Latinoamérica empezamos a sufrir en carne propia el peso del poder de los presidentes de turno y el avance de un nuevo paradigma en la comunicación política: una corriente de impunidad, autoritarismo y avasallamiento a la libertad de expresión se destaó en cadena en la gestión de varios presidentes de América latina, sin distinción alguna de ideología política".
Entre los países que el autor destaca como autoritarios en su relación con la prensa, ubica a Cuba en lugar destacado, en tanto que respecto a Venezuela lo sitúa apenas un escalón más abajo, aunque explaya que también atraviesan por igual metodología de presión sobre la prensa, otros países que tienen gobiernos democráticamente elegidos, haciendo alusión que entre los mismos los hay de todas las tendencias ideológicas.
El debilitamiento de los partidos políticos, actuando en favor de la aparición de presidencialismos personalistas, como así también la aparición de nuevas técnicas de comunicación que facilitan la relación con la gente, y de modo especial sus simpatizantes, "los presidentes encontraron que retar a los medios es muy rentable políticamente".
"Los presidentes -sostiene el libro "Luz, Cámara..."- entrevieron que el nuevo esquema de ejercicio de poder no pasaba por ganar una elección, imponer mayorías parlamentarias, fraguar votos, emitir decretos, presionar a las empresas, establecer esquemas de estatización o de privatización masiva de empresas, ni mucho menos por el camino de los tanques". "Es la prensa, estúpido", diría Bill Clinton parafraseando su propio eslogan de "es la economía estúpido".
Ecuador, es otro de los países en los cuales se está avanzando contra la prensa, destaca el autor, recordando que se está tratando de instrumentar una ley de control, tal como sucedió ya en Venezuela y en la Argentina, donde aún existen trabas judiciales para su total aplicación, especialmente en el artículo que obliga al desprendimiento de estaciones de radio o TV en el término de un año.
También en Bolivia se ha encontrado una ley difícil de rechazar contra el racismo, para "poner la espada de Damocles sobre las cabezas de los directores de los medios de prensa de su país", mientras que "en Colombia se investiga a funcionarios del Gobierno anterior por una campaña de amedrentamiento que involucra a periodistas opuestos al Gobierno".
Una situación absolutamente diferente es la que se vive en Brasil, Uruguay y Chile, donde el respeto por la libertad de prensa es absoluto, sin ninguna clase de controles. Una manifestación muy sencilla y amplia en su contenido fue pronunciada por el presidente oriental José Mujica, quien -a modo de advertencia al resto de países- sostuvo "la mejor ley de medios es la que no existe". Mientras que la nueva presidenta brasileña Dilma Roussef, entre sus principales postulados incluyó un irrestricto respeto por la libertad de prensa, en el más amplio sentido. Algo parecido, y así se viene cumpliendo, ocurrió en Chile cuando la asunción de Sebastián  Piñera, completando de tal modo una trilogía de países donde el trato con la prensa es de excelencia en cuanto a las condiciones de trabajo y respeto por el mismo.
La libertad de expresión es la mayor garantía para la vigencia de los sistemas democráticos, pues se trata no sólo de la posibilidad de un control en la cual el Estado no tiene ingerencia, sino también donde los ciudadanos y los nucleamientos políticos de la oposición tienen la posibilidad de expresarse.


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