Por REDACCION
La salud es lo más importante. Siempre fue así pero en estos más de 500 días de pandemia que enfrenta la humanidad se ha reconfirmado que no hay otra prioridad que la supere o al menos la iguale. Si tenemos buena salud, entonces podemos comenzar a preocuparnos por las otras cosas que también son esenciales, como el trabajo como medio para alcanzar una buena calidad de vida y en especial los afectos, tan necesarios para nuestra "salud emocional", un concepto revitalizado en tiempos de Covid.
Cada 24 de julio, se celebra el “Día Internacional del Autocuidado”, una cita anual en la que se recuerda la importancia de cuidarse a uno mismo. La fecha elegida tiene un porqué ya que refleja el objetivo principal del día: cuidarnos las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Con esta declaración se pretende implicar a la sociedad en el autocuidado de la salud y fomentar estilos de vida saludables. La iniciativa, promovida por la Federación Mundial de la Industria de Autocuidado (WSMI), pretende implicar a la sociedad en general; desde ciudadanos, profesionales de la salud o autoridades, hasta medios de comunicación para conseguir una buena difusión del autocuidado a partir de consejos de cuidado diario.
Se destaca que las actividades de autocuidado son cruciales, no solo para la salud física, sino también para la salud mental; poner en práctica el autocuidado ayuda a promover pensamientos positivos y a potenciar una mejor relación con uno mismo, lo que mejora considerablemente la autoestima.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2015, el autocuidado responsable permite la prevención de los casos de infartos y de diabetes tipo 2 en un 75% y reduce los casos de cáncer en un 40%. Por tanto, el Día Internacional del Autocuidado también impulsa la prevención de riesgos de enfermedades a las que está expuesta la sociedad. Según una estimación de la OMS, al menos 400 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a los servicios de salud más esenciales.
El autocuidado se define como una práctica que las personas realizamos con nosotros mismos y por voluntad propia.
Implica una responsabilidad individual en las decisiones que tomamos y acciones que emprendemos, con una relación directa al estilo de vida que llevamos. Nos permite identificar comportamientos que nos preparen mejor para el día a día y nos ayuden a mantener y/o mejorar la salud. La enfermera estadounidense, Dorothea Orem, sostuvo en 1994 que el autocuidado es una actividad aprendida, dirigida hacia nosotros mismos o hacia los demás, con el fin de conseguir un bienestar.
Los especialistas incluso resaltan que el autocuidado se refiere a las actividades orientadas a mantener o mejorar no solo la salud propia sino también la familiar y la comunitaria. Esta práctica reconoce a las personas como agentes activos en el manejo de su propia salud, ya sea para prevenir o controlar enfermedades. Para ello, es responsabilidad de cada persona realizar controles de salud, educación y promoción de la salud, rehabilitación y recuperación, salud sexual y otras.
En el marco de la pandemia que está en pleno desarrollo, se subraya la importancia de tomar medidas de prevención contra esta enfermedad a modo de prevención, como lavarse las manos con frecuencia, al toser o estornudar cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo, mantener distanciamiento social, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca además de usar barbijo o tapaboca. Cabe resaltar que el autocuidado, esto es dedicar tiempo a cuidar de nuestra propia salud, se ha convertido en un sinónimo de proteger a los demás durante la nueva normalidad.
Desde distintas instituciones de salud establecieron una suerte de decálogo del autocuidado, que incluye entre otros consejos el adoptar una actitud activa y responsable con nuestra salud, seguir una alimentación equilibrada, practicar ejercicio físico en forma regular, evitar el consumo de tabaco y otras drogas en tanto que beber alcohol con moderación (cuanto menos mejor, se asegura). Además se recomienda proteger la piel y no abusar de sol, hacer un uso racional de los medicamentos, conducir vehículos en forma responsable (incluye el uso de cinturón en autos y de casco en motos, sin manipular el teléfono móvil) y cuidar la salud sexual evitando conductas de riesgo.
Finalmente, los expertos sugieren tener una actitud positiva ante la vida, evitar el estrés, descansar lo suficiente, buscar un sentido a la vida, una pasión, un propósito, una ilusión, participar en la comunidad y mantener buenas relaciones sociales y familiares son otros factores que contribuyen a una vida mejor.
Cuando nuestros padres nos pedían, con el corazón lleno de amor, que nos cuidemos se referían a que protejamos nuestra salud. De eso se trata, nosotros somos los primeros responsables de nuestro bienestar.
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