Por REDACCION
Un estudio realizado en los Estados Unidos y recientemente divulgado, hace referencia concretamente a los efectos secundarios que ha provocado en una buena parte de ciudadanos de ese país, la aplicación de la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19.
No es un dato menor que las evaluaciones se hayan llevado a cabo en la nación con mayor cantidad de personas afectadas en todo el mundo, ya que encabeza las estadísticas de contagios y fallecimientos, muy por encima de los países que lo siguen en el relevamiento que efectúa diariamente la Universidad John Hopkins de Washington, justamente la capital de Estados Unidos.
Hasta las últimas horas, más de 27.1 millones de ciudadanos estadounidenses fueron inmunizados con la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, en tanto que 6.4 millones ya recibieron la segunda y última, de acuerdo con el informe del Departamento de Salud.
Tal como ocurre con las vacunas que se recomiendan con más regularidad, las dos autorizadas en el país para combatir el COVID-19 producen algunos efectos secundarios, algo que, obviamente, se había previsto y difundido por parte de los propios laboratorios.
Una gran cantidad de personas señalaron que tuvieron fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares y hasta alguna dolencia en el lugar del brazo en que se les inyectó la vacuna.
Para muchos, también, los efectos secundarios han sido más fuertes luego que se les inoculó la segunda dosis, siempre tomando como referencia lo arrojado por el citado estudio.
De acuerdo con lo señalado por los expertos de salud, esos efectos secundarios son indicios normales y que se dan a raíz que el cuerpo está desarrollando la respuesta inmunológica que resulta necesaria para proteger a la persona de una enfermedad severa, como la del coronavirus.
No obstante, los profesionales reconocen que esas reacciones tienden a llamar más la atención luego de ser aplicada la segunda dosis, como si se tratase de "una valla en la carretera a la que se le instalaron luces de neón", graficaron algunos especialistas.
Todos los estudios afirman que la primera dosis llena el sistema inmunológico con instrucciones que le enseñan a las células de qué manera expulsar a las proteínas inofensivas similares a las que el coronavirus usa para infectar a las personas.
Mientras eso sucede, células especiales en el sistema inmunológico reconocen las proteínas como invasores extraños y se encargan de enviarle señales a otras células inmunológicas para que las puedan combatir.
Está claro que, a raíz de esa acción en el organismo, el resultado final es que todo un ejército de anticuerpos se movilizan con el principal objetivo de poder detectar y matar a las verdaderas proteínas del coronavirus, si es que el cuerpo las encuentra alguna vez.
La segunda dosis, que repite el mismo proceso, es un firme recordatorio de la amenaza de infección, por lo que actúa en consecuencia.
Sin embargo, la amenaza no solo hace que el sistema inmunológico trabaje más fuerte para ganar la batalla, sino que también solidifica la máxima protección contra el COVID-19, un objetivo que, claramente no se puede alcanzar con una sola dosis de la vacuna.
"El sistema inmunológico pregunta, ¿Por qué está ocurriendo esto 21 ó 28 días más tarde?", le dijo al sitio especializado "The Atlantic" el doctor Mark Slifka, un experto en vacunas e inmunólogo de la Universidad de Salud y Ciencias de Portland, la ciudad más importante del estado de Oregon.
Por su parte, los usuarios de V-safe -herramienta de los teléfonos inteligentes que se puede emplear para reportar los efectos secundarios a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) después de la vacuna contra el COVID-19- informaron sobre efectos secundarios "más fuertes" una semana después de recibir la segunda dosis, en comparación con la primera.
Los dolores musculares y la fatiga resultaron mayores tras la segunda dosis con la vacuna Pfizer-BioNTech, con cerca de un 17 por ciento a alrededor de 42 por ciento, y de alrededor de un 29 por ciento a aproximadamente 50 por ciento, respectivamente.
También otras reacciones luego de la vacuna, como malestar, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre, hinchazón, dolores en las coyunturas y náuseas fueron más notables, luego de haber recibido los pacientes la segunda dosis.
Durante el pasado mes de enero, el doctor Anthony Fauci, consejero sobre el coronavirus de la Casa Blanca, le dijo a la prensa que la segunda dosis que se le inyectó lo dejó "tumbado" durante cerca de 24 horas, aunque reconoció que se trató solamente de "fatiga, con un poco de dolor y escalofríos, una reacción que no debe preocupar demasiado en este tipo de situaciones".
Con esas declaraciones, sin duda, el profesional intentó llevar tranquilidad al pueblo estadounidense.
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