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Editorial Martes 28 de Abril de 2020

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REDACCION

Por REDACCION

La salud y la economía, son dos temas que generan preocupación en todo el planeta, por el coronavirus y la recesión. ¿Cómo hacerle frente a esas situaciones de enorme complejidad? No resultará una tarea sencilla.

En la gran mayoría de los países, se prioriza la salud en este tiempo de pandemia, nada más ni nada menos que por una cuestión humanitaria.

La lucha contra un enemigo invisible siempre es temible y deja muchas bajas que se contabilizan en víctimas fatales, que ni siquiera con la tecnología que hoy está a disposición de quienes necesitan utilizarla, pueden detener una curva que sigue ascendiendo de manera vertiginosa en los países más afectados.

Cada día que transcurre, las cifras son más alarmante en determinados países. La mayor preocupación se instaló primeramente en China, donde se originó el Covid-19 en la ciudad de Wuham.

Posteriormente, cuando ya la Organización Mundial de la Salud le otorgó a la enfermedad el carácter de pandemia, golpeó muy duro a varios países europeos, como Italia y España, que en su momento llegaron a registrar la mayor cantidad de víctimas fatales.

Pero todavía restaba que el coronavirus se expanda a los Estados Unidos, que ya desde hace un buen tiempo lidera todas las estadísticas, en material de fallecidos y contagiados.

Las últimas informaciones son escalofriantes y si bien los especialistas hoy son optimistas tras evaluar algunos datos, la preocupación se mantiene bien arriba, porque la realidad indica lo contrario.

Sin embargo, como en toda regla, hay excepciones. Y por eso señalamos que en la gran mayoría de los países la salud es prioritaria. Hay casos testigos que no se pueden desconocer.

Estados Unidos, México y Brasil, tres gigantes del continente, están padeciendo el capricho de sus gobernantes, que no tomaron conciencia en su momento de la gravedad de la situación. Este fin de semana, sin ir más lejos, las playas de California se vieron abarrotadas de personas, que aprovecharon el levantamiento de la cuarentena en esa región.

Donald Trump, luego de minimizar las consecuencia que podría causar "el virus chino", como lo definió en un tono desafiante, reaccionó demasiado tarde y la implementación de las medidas sanitarias no dieron el resultado esperado, particularmente en la ciudad más emblemática: Nueva York.

Trump sostenía que el país debía avanzar y que de ninguna manera se paralizarían las industrias y el comercio. Una postura que hoy están lamentando los estadounidenses, que expresaron desacuerdo con las medidas iniciales del Presidente.

En las actuales circunstancias, la lucha es desigual. Por decirlo de otra manera, no tiene equivalencias. Es tan grande la preocupación de Trump, que habló con su par chino Xi Jimping en la búsqueda de una investigación binacional para tratar de encontrarle frente al avance de la pandemia.

Algo similar ha ocurrido en México con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que en plena expansión del coronavirus alentó a los habitantes de ese país a no permanecer en sus hogares y realizar las actividades habituales con total normalidad.

Una expresión desafortunada y carente de responsabilidad absoluta de quien tiene la responsabilidad de cuidar la salud de la población. López Obrador, llegó a pedirle a los mexicanos que se diviertan, como lo hacen siempre.

Más cerca nuestro, en la vecina República Federativa de Brasil, el que volvió a encender la polémica, como ya lo hizo tantas veces, es Jair Bolsonaro.

Su lectura de lo que está sucediendo es lamentable, desde todo punto de vista, porque dice estar convencido que el aislamiento no es necesario. Su postura llegó a enfrentarlo con su ministro de Salud, a quien le pidió su renuncia en medio de la pandemia, que hoy lo muestra al vecino país encabezando el triste ranking de muertes en Latinoamérica.

Son algunas situaciones puntuales las que tomamos como referencia. Pero ese análisis es imprescindible para valorar el comportamiento que ha tenido en materia sanitaria el gobierno de Alberto Fernández, quien, sin embargo también recibió cuestionamientos de diferentes sectores productivos.

Todos coinciden que la economía se ve notoriamente resentida y así lo certifican todos los informes, avalados por el propio Gobierno. No es un dato menor y el tema se observa con lógica preocupación.

Pero en este momento, la salud merece una consideración esencial y en ese aspecto, todas las medidas que se adoptaron, no fueron simpáticas, pero sí efectivas desde lo epidemiológico, porque así lo demuestran los resultados.

Una lectura superficial, puede llevarnos a confundirnos, si interpretamos que han sido demasiadas estrictas. Pero el aislamiento fue una decisión correcta, aunque un grupo minúsculo en términos porcentuales, no lo haya respetado, como sucede con frecuencia en un país donde somos hijos del rigor.

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