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Editorial Viernes 23 de Junio de 2017

Dieciséis vidas

Durante 2016 hubo 1.010 accidentes con 16 muertos en las calles de Rafaela.

REDACCION

Por REDACCION

Tal cual lo dice el título de esta nota: dieciséis vidas. Esas fueron exactamente las que se perdieron durante 2016 en accidentes de tránsito ocurridos en la jurisdicción de nuestra ciudad. Una problemática que viene en permanente avance, consecuencia del complicado tránsito existente, dada la cada vez mayor cantidad de vehículos motorizados. Algo que fue recientemente expuesto en esta misma sección, siendo 84 mil unidades, de ellas 44 mil motocicletas y 40 mil automotores. De los cuales, 23 mil se incorporaron al parque rafaelino sólo en los últimos 7 años, desde 2010 en adelante.

Esta gran expansión de los vehículos que circulan por la ciudad, que desbordan el escenario que continúa siendo siempre el mismo al menos en toda la amplia zona del macrocentro, además del elevado nivel de transgresión de muchos conductores, son los aspectos generadores de los siniestros, que van en aumento. Es que, por ejemplo, mientras en 2015 hubo 13 personas fallecidas por causa de accidentes de tránsito, en el año 2016 esa cantidad se incrementó a 16, con un total de 1.010 siniestros.

Días atrás este Diario ofreció un detallado informe de los accidentes ocurridos durante el transcurso del año pasado, que sirven para analizar la situación, como por ejemplo la edad de los que perdieron la vida por esta causa realmente evitable. Cinco de los fallecidos estuvieron comprendidos entre 22 y 30 años, y otros 4 entre 17 y 21 años, completándose con 3 mayores de 70 años y los restantes 4 en la franja de 30 a 70 años de edad. Queda claro, que la más elevada cantidad de afectados fueron jóvenes de hasta 30 años, y los horarios en que más se registraron los siniestros fueron entre las 10 y 12 por la mañana y las 18 y las 20 por la tarde, en tanto que los meses con más accidente julio con 125 y junio con 123, siendo la contraparte con menos, febrero con 50 y abril con 61 siniestros.

En los 1.010 accidentes se vieron involucradas 2.133 personas, arrojando un promedio de 6 personas por jornada con este problema, de las que el 56,59% no experimentaron lesiones, el 42,66% sufrió lesiones y el 0,75% resultaron los fallecidos. Ampliando sobre los protagonistas el 65% fueron varones y resto mujeres.

Un dato relevante es que la mayor cantidad de siniestros con el 47,5% se produjo entre autos y motos, mientras que el 12,4% fueron entre automóviles y el 8,5% entre sendas motocicletas, completándose con el 11% restante con motos solas o contra otros obstáculos. Las motocicletas, que son más de 44.000 en las calles de la ciudad, fueron los vehículos con mayor protagonismo en los accidentes, pues participaron sea en colisiones con autos, entre ellas mismas o solas o contra obstáculos diversos en nada menos que el 67% de los accidentes.

De tal manera, lo que dicen las estadísticas es que las motocicletas son las principales protagonistas de siniestros y los jóvenes también constituyen la mayoría de los conductores participantes. De los 16 fallecidos por las consecuencias de siniestros, 12 fueron motociclistas, también hubo 2 ciclistas y 2 peatones, quedando claro quienes sufren las mayores consecuencias y hacia donde se debe apuntar, no por el nivel de transgresión, que es responsabilidad de todos los conductores, sino para reducir drásticamente esta cantidad de accidentes y muertes causadas. 

El nivel de transgresiones en el tránsito local es muy alto, especialmente en los excesos de velocidad y en no respetar las luces de los semáforos, constituyendo infracciones muy graves que hacen al peligro y la posibilidad de colisiones causantes de víctimas fatales. Si además añadimos estacionamientos en lugares indebidos, circulación de contramano, adelantamientos por la derecha, ocupación de cruces peatonales y otras muchas alteraciones que son frecuentes en nuestras calles, entonces tenemos las razones por las cuales los siniestros son tan frecuentes, con el lamentable saldo de muertes y lesiones graves, además de todo el costo y despliegue que tiene un episodio de esta naturaleza.

Educar, prevenir y volcar todo el ingenio en la búsqueda de soluciones, es una meta que debe ser buscada. Muchas de esas 16 vidas se pudiesen haber salvado.

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