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Editorial Domingo 15 de Junio de 2014

Día del Padre

EDITORIAL

REDACCION

Por REDACCION

Tercer domingo de junio, la fecha anual instituida para la celebración del Día del Padre, lo cual convierte a este domingo en algo especial, por muchas circunstancias, casi innecesarias de enumerar, pero para destacar al menos en algunos de sus aspectos centrales. Es que el padre, dentro del núcleo familiar, cubre uno de los roles fundamentales para la solidez del núcleo, ese mismo que desde otros ángulos sostiene la madre, complementándose de tal manera el amor, la comprensión y la bondad que emanan de la mujer, con la rectitud y disciplina que impone el hombre. Justamente hoy, es el día en que el padre será la figura central del reconocimiento, del homenaje y del agasajo, encabezando seguramente la mesa de unidad familiar, en la cual se destacarán el afecto y el amor, que aunque a veces algo más distante, genera la figura señera y central del padre.

Es que más allá de cuestiones biológicas, de la herencia que se transmite a través de la sangre, el padre tiene sobre sus hijos muchísimas responsabilidades y obligaciones, tanto las materiales que hacen al sostén de la familia para posibilitarle educación, estudios y distracciones, como aquellas otras que contribuyen a la formación, provenientes de la palabra pero muy especialmente del ejemplo, que es en definitiva el que mayor valor tiene en el difícil tránsito de la vida.

Justamente, estas dificultades que a veces suelen presentarse, consistentes en contingencias que derivan en algún quiebre o distanciamiento en la comunicación entre padre e hijo, son las que deben dejarse atrás y superarse en estas fechas clave, como lo es el Día del Padre, que también lleva implícito el valor del acercamiento, que es cuando deben darse con mayor fuerza y sinceridad los reencuentros. Un día entonces para el gran abrazo, el que no necesita de palabras ni otros gestos, pues simboliza a la perfección la conjunción espiritual que siempre debe prevalecer, por sobre todas las cosas, entre padres e hijos.

Y para quienes no tienen esa posibilidad, por la ausencia terrenal de uno de ellos, que sea entonces esta fecha la más propicia para el recuerdo, sereno y afectuoso, con todas aquellas cosas que unieron tanto la mente como el corazón, dejando fluir los sentimientos más puros y genuinos que anidan en nuestro interior.

Pero más allá de estas reflexiones y circunstancias, lo que hoy debe prevalecer es el rol del padre dentro de la familia, como símbolo de unidad y respeto, nutriendo a todos de una sabia presencia sostenido en el ejemplo.

Aunque nunca los tiempos fueron fáciles, los del momento aparecen complicados, pues requieren de un esfuerzo muy importante para el sostenimiento familiar, donde a veces no alcanza sólo el del padre ni aún sumando el de la madre, que se incorporó hace rato, debiendo aportar también los hijos con su austeridad, ajustada a las condiciones actuales. Es entonces cuando también se marcan más las diferencias de roles, pues siempre o casi, le toca al padre establecer los límites, marcar a veces el ceño adusto, poniendo barreras a algunos excesos de los hijos. Actitud no siempre admitida en el momento, pero que con el transcurrir del tiempo, al paso de los años, es valorada y reconocida, que fue lo que brindó la posibilidad de formarse dentro de una escala de valores que permiten transitar con mayor placidez y rectitud el camino de la vida.

En determinadas ocasiones, justamente por el trajín cotidiano enmarcado por turbulencias, esas mismas que nos exigen cada vez mayor esfuerzo, la figura paterna puede llegar a resignar algo de consideración, lo cual debe requerir el esfuerzo de todo el grupo familiar para sostenerla de la mejor manera, por el simbolismo que irradia su figura. En otras palabras, que la tarea que algunas veces es poco grata, no se le haga más dificultosa al padre, sino que reciba la contribución de cada uno del resto.

Que en estos tiempos donde la institucional matrimonial se encuentra bastante vapuleada, y la familia frente a fuertes amenazas de desintegración, la figura del padre debe ser rescatada con toda la energía al alcance, pues es la mejor manera de preservar los valores de una célula determinante dentro de la organización como comunidad, como es la familia.

Que este domingo entonces, cuando el padre reciba nuestro homenaje y afecto, pensemos en algunas de estas cosas y su figura alcance la verdadera dimensión que le corresponde. 

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