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Editorial Domingo 10 de Noviembre de 2013

Día de la tradición

Se celebra este 10 de noviembre, día del nacimiento de José Hernández en 1834, el Día de la Tradición, una convocatoria para la unidad.

REDACCION

Por REDACCION

Hoy 10 de noviembre es el Día de la Tradición, fecha elegida en recuerdo y homenaje al escritor José Hernández, ya que un día como hoy de 1834 ocurrió el nacimiento, quien con la autoría del "Martín Fierro" logró convertirse en el poeta por excelencia, siendo la obra literaria más representativa de nuestro pasado gauchesco.

Pero, en realidad ¿qué es la tradición? Pues la comunicación o transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, hechas de padres a hijos con el correr de los tiempos y sucediéndose en las generaciones. Es por lo tanto, la herencia de una generación que recibe de la anterior, para que la transmita a la siguiente, y así sucesivamente. Las tradiciones se van transmitiendo personalmente, siendo esa la más arraigada de las maneras, la que deja huella más profunda, aunque se complemente también con otras formas.

Las tradiciones en realidad forman parte de nuestra vida, como por ejemplo, algunas de las más simples y por lo tanto arraigadas: tomar mate por la mañana, hacer tortas fritas los días de lluvia, reuniones en torno a un asado, la habilidad en la construcción de artesanías de toda una amplia variedad.  Las recetas que nos dejó la abuela, pero que vienen de muchísimo antes y que tal como ellas las recibió se seguirán prolongando en el tiempo.

El denominador común de todas estas tradiciones es que las mismas se disfrutan en compañía de alguien, ya sea un familiar o un amigo. Y en eso reside la importancia de las tradiciones.

Es cierto que algunas tradiciones se van diluyendo en el tiempo, toman otras formas de adecuación a la época, lo cual va incorporando nuevas tradiciones que también se proyectarán en el tiempo futuro, con la misma fuerza que las anteriores. Pero más allá de estas referencias, lo más trascendente es que las tradiciones tienen un muy fuerte sentido de unidad, de acrecentar el amor por la tierra, por nuestro lugar de origen, por los símbolos patrios, siendo ejes que sirven para acercarnos a la gente, para compartir pensamientos e ilusiones.

La gente, con el sentido de su origen, tiene en común mucho más de lo que se supone, aflorando con intensidad con las tradiciones, que poco más poco menos, todos conocen y practican. 

Ya que citamos los orígenes, vayamos entonces a las de este día que hoy debe servir para unirnos, justo eso mismo que tanto ha faltado en los últimos tiempos. Los antecedentes dan cuenta que la palabra gaucho se usó en las regiones del Plata y en Brasil, para designar a los jinetes de la llanura o la pampa, dedicados a la ganadería, aunque el calificativo gaucho aquí se aplicó generalmente al criollo o mestizo, aunque sin asignarle un sentido racial sino étnico.

El gaucho fue contado y exaltado en mil poemas, en textos que alcanzaron difusión y fama, pero ninguno de ellos tan representativo como los surgidos de la inspiración de José Hernández con su obra cumbre "Martín Fierro",  quedando incorporada como una verdadera biblia del gaucho y sus historias, habiendo conocido la luz esa obra en 1872.

En realidad, hasta entonces Hernández era un periodista de escasa monta y también político de segunda línea, que nunca había logrado trascender dentro de esas dos actividades, pero con la aparición de "El gaucho Martín Fierro" primero y 7 años después "La vuelta de Martín Fierro", pasó a ocupar, definitivamente, un sitial en el más alto pedestal de la literatura argentina.

En esas obras se narra el carácter independiente, sacrificado y a veces casi heroico de los gauchos, expresando una protesta en contra de la política que en ese entonces llevada adelante Domingo Faustino Sarmiento -presidente de la Nación en el período 1868-1874-, consistente en el reclutamiento forzoso de los gauchos para la lucha contra los indígenas.

De su alcance más allá de nuestras fronteras, cabe decir que fue transcripto a todos los principales idiomas del mundo, incluso el piamontés, lo que hizo aquí en Rafaela don Francisco Tosco, quien para financiar el trabajo que fue fruto de su trabajo y esfuerzo personal, vendió un automóvil de su propiedad.

 Que mejor recordar, como manera de homenaje a su creación, la primera estrofa del Martín Fierro: "Aquí me pongo a cantar,/ al compás de la vigüela/ que al hombre que lo desvela/ una pena extraordinaria,/ como la ave solitaria/ con el cantar se consuela".

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