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Editorial Lunes 3 de Julio de 2017

Desempleo juvenil

La falta de trabajo donde pega más fuerte es entre jóvenes comprendidos en la franja etaria de 14 a 29 años.

REDACCION

Por REDACCION

El desempleo es un flagelo que, poco más poco menos -según se logren maquillar las estadísticas- viene afectando fuerte en nuestro país desde hace varias décadas, pero en especial impacta mucho más fuerte entre jóvenes y adolescentes, ya que allí duplica a la media nacional que es de 9,2% para la población económicamente activa en general.

Según los datos oficiales del INDEC, entre los varones que se encuentran en la franja de 14 a 29 años, la desocupación asciende al 17,2% mientras que entre las mujeres de esa misma edad se eleva al 20,1%. Eso es lo que está estampado en las estadísticas oficiales del primer trimestre del presente año, donde además se consigna que el 53,3% del total de los desocupados son menores de 29 años, lo cual traducido a números significa que sobre el total de 1,7 millón de personas que carece de empleo nada menos que 900 mil son menores de la edad mencionada.

Esta situación viene dándose desde hace años, aunque no sólo mantiene sino que eleva la preocupación en vista que en lugar de insinuar alguna clase de mejora sigue agravándose, al menos así sucedió así sucedió en el semestre conformado por el último trimestre de 2016 y el primero de 2017, en que se incrementó 0,4% entre las mujeres y 2,4% los hombres, existiendo además un marcada desequilibrio según sean las regiones de la Argentina, siendo una de las más afectadas el Conurbano bonaerense, que es donde los jóvenes tienen mayores dificultades para encontrar trabajo, y más aún si se trata el primero que los incorpore al mercado laboral.

Este escenario de las serias dificultades que tienen los jóvenes para obtener un empleo, no es patrimonio exclusivo de nuestro país, ya que según lo informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2016 -un año con clara retracción económica- el desempleo entre jóvenes de 14 a 25 años en Latinoamérica aumentó de 15,1 a 18,3%, debiendo ese sector de la población enfrentar una tasa de informalidad más elevada, estimada en el 56% promedio. 

De tal manera, y como queda claramente expuesto, la problemática del desempleo juvenil no es patrimonio de nuestro país, sino que se extiende hacia toda la región latinoamericana y al mundo entero, quedando así plasmado en el informe de la OIT, aunque existen también otros matices por comentar además de la simple numerología, ya que la cantidad de ellos que tiene trabajo no tiene ingresos suficientes para salir de la pobreza, ya que en los países emergentes hay unos 156 millones de jóvenes con empleo, pero en situación de pobreza extrema con menos de 1,90 dólares de ingresos diarios, o bien moderada con 1,90 a 3,10 dólares.

Se sostiene en l informe de la OIT que "en la mayoría de los indicadores del mercado de trabajo de los jóvenes se observan disparidades considerables entre hombres y mujeres, que apuntalan e incrementan las desigualdades durante la transición a la edad adulta". Además se agrega que "entre los jóvenes de 15 a 19 años, el  aumento de las oportunidades de cursar estudios de educación secundaria superior está llevando a que menos jóvenes busquen trabajo, aunque un porcentaje considerable de ellos no tiene oportunidad de cursar estudios, sobre todo en los países en desarrollo, por ejemplo por verse obligados a trabajar por necesidad económica para complementar los ingresos de sus hogares. Situación ésta que los pone en riesgo de permanecer atrapados en la pobreza, pues complica su acceso a mejores empleos". 

Una de las razones de las dificultades para conseguir trabajo por parte de aquellos incluidos entre 20 a 29 años, además de las mencionadas, es la falta de empleos viables, es decir, con perspectivas sostenibles.

Por su parte el Observatorio de la Deuda Social de la UCA sobre este problema dice que "las cifras del mercado de trabajo evidencian algunos déficits serios como persistencia de un sector informal, heterogeneidad de la estructura productiva y posibilidades limitadas de acceso a un trabajo pleno de derechos. La alta rotación entre períodos de empleo y desocupación continúa siendo un problema por resolver. De hecho, en la población económicamente activa, uno de cada 4 trabajadores adultos experimentó al menos una situación de desempleo durante el último año".

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