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Editorial Sábado 24 de Septiembre de 2011

Desafío de los granos

La demanda de agroalimentos crece muchísimo más que la producción. Es el gran desafío al mundo para los próximos 40 años.

Redacción

Por Redacción

La demanda de alimentos en el mundo se encuentra impulsada por dos razones esenciales, como son por una parte el constante crecimiento de la población , además de la suba de ingresos per cápita en los países emergentes y en desarrollo, que les permite a estos hacerse de volúmenes que antes era mucho menores. Todo confluye entonces para que  en las próximas cuatro décadas, la necesidad de alimentos sea muchísimo mayor, constituyendo por lo tanto un enorme desafío el poder resolver esta cuestión.

Según las estimaciones de expansión demográfica, en 2050 la población del mundo estará en los 9.100 millones de personas -en la actualidad está en los 7.000 millones-, razón por la cual la demanda de alimentos crecerá entonces un 70%, pero un 100% en los países emergentes y en desarrollo.

Todo indica, al menos a través de los informes que se conocen de organizaciones como FMI, FAO y Banco Mundial, que los precios de los alimentos continuarán estos años evolucionando sus precios en forma positiva, tanto en términos reales como nominales, lo cual se anticipa como un hecho seguro al menos en la próxima década hasta 2020. nominales Pero además de los factores mencionados, ligados directamente con el hambre y el mayor poder adquisitivo de algunos países que no aparecían hasta hace poco como grandes demandantes, también debe tenerse en cuenta de modo especial en lo que hace a la producción de granos, es el desarrollo de los biocombustibles. Para tener una idea, y según lo reseñó una nota especializada en el suplemento rural de Clarín el periodista Jorge Castro, en el período 2007-2009 la producción de biocombustibles significó el 20% del consumo total de azúcar, 9% de aceites vegetales y granos de soja, y 4% de remolacha. Es por esta razón que se estima que sólo los biocombustibles pueden llegar a influir en una suba entre 8 y 35 por ciento de los precios de los granos de aquí al 2020, ya que la demanda de los mismos es tan sostenida que en poco tiempo la producción de etanol se cuadruplicó y la biodiesel creció diez veces.

Tal como lo señalan diversos informes, existe cada vez mayor conexión entre el precio del petróleo y los comodities agrícolas, ya que el alza del combustibles eleva costos en la producción agrícola, impactando también en las inversiones financieras, sobre todo en los mercados de futuro.

Se destaca en el informe del Grupo de los 20, que también trató en profundidad este tema, que será central en las siguientes décadas y especialmente en la que estamos transitando, que una solución a largo plazo en el precio de los alimentos, y especialmente considerando su volatilidad, es el incremento de la productividad en la oferta agroalimentaria en todo el mundo.

Algunos datos de la FAO dan cuenta que la producción agrícola ha venido teniendo un crecimiento promedio de 2,3%  entre 1960 y 2010, nada menos que durante 50 años, pero que ahora de acuerdo a las proyecciones, se entraría en un declive productivo pues entre 2015 y 2030 se bajaría a un promedio de 1,5% anual, para bajar todavía más entre 2030 y 2050 con un promedio de 0,9% anual.

Se trata de datos y estadísticas realmente preocupantes, que el mundo deberá tratar de revertir. Es que mientras la productividad agrícola entrará en un período de contracción, por el contrario la demanda se duplicaría en los próximos 40 años, frente a un crecimiento de la población del 30 por ciento. Queda claro que existen puntos que decididamente no cierran, tal como son presentados ahora, por lo cual se deberá tratar de comenzar a aplicar las medidas que puedan revertir algunos de los aspectos centrales, ya que luego con el problema y sus efectos encima, será prácticamente imposible encontrarle salida.

Dadas estas circunstancias, que por ahora parecen poco menos que inmodificables, es altamente probable que los precios de los agroalimentos se sostengan a través del tiempo, salvo que aparezca alguna por ahora denominada mágica solución, que por cierto no se vislumbra.

Los tres países en mejores condiciones de poder expandir su producción son Estados Unidos, Brasil y la Argentina, considerados el eje central de la producción de granos mundial, pero por cierto no serán suficientes para atender las demandas de un mundo cada vez necesitado de estos productores. Es que mientras no se encuentre equilibrio entre la demanda y la producción, cualquier otro intento es un camino sin salida.

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