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Editorial Viernes 9 de Septiembre de 2011

Déficit habitacional

EDITORIAL

Redacción

Por Redacción

Han comenzado a ser difundidos diversos datos relativos al Censo Nacional 2010, de acuerdo con los cuales por ejemplo hemos sabido que los habitantes de la Argentina son 41.769.726, y que en el caso de la provincia de Santa Fe suman 3.194.537, en tanto que el departamento Castellanos cuenta con 178.092 personas, de las que 90.299 son mujeres y 87.793 mujeres. Aunque claro, son datos parciales, ya que si bien se han conocido los referidos, en cambio todavía no se difundió el de las localidades, ignorándose por lo tanto cuántos habitamos en Rafaela, en forma oficial, ya que un anticipo de la Encuesta de Hogares realizada en el ámbito municipal arrojó la cantidad de 101.050 habitantes, pero en definitiva la palabra oficial la tendrá el Censo.

Más allá de los aspectos demográficos, por otra parte los centrales de un censo, este relevamiento del año pasado conforma además el valor de una verdadera y muy profunda radiografía de la Argentina, que permite arribar a diversas conclusiones. Veamos el caso de viviendas que hay en todo el territorio nacional, sumando 13,8 millones, de las cuales tal vez lo más destacable es que nada menos que 2,5 millones se encuentran desocupadas, lo cual frente al déficit habitacional que existe constituye una verdadera incongruencia.

Esos dos millones y medio de viviendas son las que se encuentran en venta, en alquiler, en avanzado proceso de construcción, son utilizadas como oficinas o consultorios, o bien solamente son ocupadas las fines de semana, o bien durante algunos breves períodos en el año, en ocasión de las vacaciones.

Pero además el relevamiento nacional correspondiente al Censo logró establecer muchos otros aspectos en cuanto al tema viviendas, algunos de ellos que realmente llaman la atención, ya que aún habiéndose dado un boom inmobiliario en los últimos años, el incremento de unidades es inferior al de las anteriores décadas. Veamos que en la década de los 80 el stock de viviendas creció 23,3% (en ese momento significaba 1,9 millones), en los 90 la expansión fue de 19,1% (otra vez 1,9 millones) y desde 2001 el 14,9% (1,8 millones de unidades). Puede advertirse que el crecimiento fue muy similar en los últimos treinta años, aunque en estos últimos resultaron inferiores en 100.000 viviendas, aún a pesar de la gran captación de inversiones que recibió el sector inmobiliario.

Justamente este último informe constituyó una gran sorpresa para los analistas, que aguardaban que junto a la recuperación económica y la positiva recepción que tuvo el sector inmobiliario, el aumento del stock de viviendas podía alcanzar cifras inéditas. Pero en realidad, y viendo estos resultados, se concluye en que luego de la fuerte crisis de 2001 el sector se mantuvo paralizado durante mucho tiempo, y que recién en esta parte final de la década la construcción comenzó su sostenida expansión, con lo cual no le alcanzó -como se advierte a través de los números- para alcanzar las metas que se suponía.

De todas maneras, desde el Gobierno nacional se buscó darle el aspecto más positivo en la comparación con épocas anteriores, destacándose que la construcción de nuevas viviendas superó el crecimiento de la población, lo cual significa que hay menor déficit habitacional, lo cual surge que desde 2001 en adelante el total de viviendas creció 14,9% y la población 10,6%, aunque ello en cuanto a su resultado es bastante incierto ya que igual ocurrió en la década del 80 cuando las viviendas aumentaron mucho más que la población y sin embargo el déficit no se redujo, sino que por el contrario y tal como sucede ahora, se amplió.

Es que si bien las estadísticas son absolutamente indispensables para poder alcanzar la perspectiva más cercana a la realidad, no siempre lo numérico tiene directa relación cuando se trata de viviendas y personas, ya que los crecimientos pueden ser paralelos, pero las necesidades diferentes, ya que la influencia determinante es la cantidad de personas que habitan una vivienda.

En síntesis, lo que más llama la atención es la existencia de 2,5 millones de viviendas que no están ocupadas en forma permanente por personas o grupos familiares, fenómeno que en cierta forma los analistas coinciden en sostener que esto ocurre en virtud de que muchas familias pasaron a tener una segunda vivienda para descanso, lo cual fue afianzándose desde los años 90 con el alto desarrollo de los countries y barrios privados. En los años 80 las casas desocupadas representaban el 13,3% del total existentes, mientras que ahora suman el 18%, con un aumento bastante apreciable.

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