Por REDACCION
La balanza comercial energética, una de las varias lamentables "herencias" dejadas por el anterior gobierno kirchnerista, a más de dos años continúa deteriorándose, lo que suma más problemas para el objetivo de la recuperación económica y productiva. Es que en el mes de diciembre anterior, debido a la caída de la producción de petróleo, los altos precios internos del combustible como así también el mayor consumo de los mismos, el rojo en materia energética siguió incrementándose. Si vamos a los números estadísticos para tener una idea mucho más aproximada a la verdadera, difundidos por el INDEC, tenemos que el déficit entre las exportaciones e importaciones fue en ese solo último mes de 2017 de 175 millones de dólares, cuando en igual mes de 2016 se había registrado un superávit de 34 millones de dólares.
Pasando al ejercicio completo del año pasado el déficit fue de 3.272 millones, siempre de la divisa estadounidense, un 13% más abultado que el de diciembre de 2016 cuando fue de 2.877 millones. Es decir, continuando con los números, el año anterior se perdieron 395 millones más que su precedente.
Ampliando todavía más y con la perspectiva completa de la balanza de comercio exterior, que en 2017 tuvo una pérdida récord de 8.471 millones, la energía explicó nada menos que el 39% del rojo total, lo cual será complicado de revertir -similar a casi todos los problemas que se presentan dentro del cuadro económico- ya que la producción de petróleo que cayo 7% y la de gas 0,3%, confrontando con un crecimiento de la demanda general del 3%, sin que existan demasiado posibilidades favorables para revertir este cuadro en lo inmediato.
Por otra parte también se puede apuntar que en ese mes final del año las importaciones de combustibles y lubricantes aumentaron 100,5% en la comparación interanual, significando 218 millones de dólares, mientras que las exportaciones de combustibles y energía, también medidas en forma interanual, subieron un escuálido 3,6%, apenas 9 millones. La comparación de ambas cifras, entre compras y ventas, es de por si elocuente sin necesidad de entrar en demasiadas consideraciones. Los números hablan por si mismo y están diciendo con absoluta claridad lo complejo de alcanzar soluciones.
De todos modos, y tal vez con el efecto de una brisa esperanzadora, tenemos que el balance de diciembre para esos mismos rubros, fueron mucho más aliviados, pues las exportaciones crecieron 18,7% y las importaciones subieron 15,8%, quedando por ver si estos volúmenes logran sostenerse.
Un dato a tener en cuenta es que en los últimos 12 meses se produjo una suba en la importación de naftas, llegando a nada menos que el 63,1% en el acumulado anual, pasando de los 222mm3 de 2016 a 362mm3 en 2017, en tanto bajó 12% la compra de gasoil, pero subieron 4,9% las de gas natural.
La pérdida del autoabastecimiento energético de la Argentina comenzó en 2011, cuando desde bastante antes dejaron de hacerse inversiones, comenzando una compra indiscriminada en el exterior, especialmente en combustibles líquidos y gas natural, lo cual significó sostenidas pérdidas anuales desde entonces, provocando fuertes desequilibrios en la balanza del comercio exterior, las que en lugar de irse corrigiéndose fueron profundizándose. De todas maneras, especialistas en la materia, consideran que las perspectivas del mediano plazo son favorables, en especial cuando se ponga en marcha la explotación intensiva de los combustibles no convencionales, concretamente del yacimiento de Vaca Muerta. Pero además, en general se considera que con la baja del 7% del año pasado se ha llegado a un piso y que de ahora en adelante se irá creciendo, pues casi todas las petroleras están llevando adelante una producción masiva, interconectando pozos, lo cual significará una aceleración de la producción, que permitirá ir recuperando el terreno resignado desde 2011.
En realidad este tobogán energético viene desde hace una década, que fue "perdida" en todo lo referido a la energía. Recuperarlo, cuesta más de la cuenta.
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