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Editorial Sábado 19 de Enero de 2013

Cuidar el tránsito

En los últimos 9 meses de 2012 se labraron 40.061 actas por infracciones de tránsito. El mayor rubro fue por no llevar cascos los motociclistas con 8.881.

Redacción

Por Redacción

El tránsito es un tema complicado, pues se hace mucho por ordenarlo pero no alcanza. Debe partirse de dos premisas básicas que influyen negativamente; una de ellas desde el punto de vista estructural, ya que mientras gran parte del escenario sigue siendo el mismo -calles, avenidas, estacionamientos- que décadas atrás cuando en la ciudad circulaban 15.000 vehículos entre automotores y motocicletas, que ahora cuando hay más de 80.000 vehículos andando por nuestras calles. Aun cuando se ordene, se establezcan limitaciones, se pongan lomos de burro y núcleos de semáforos, por una simple ecuación numérica, el desborde se pone en evidencia, y eso sin dudas se nota, pues los aglomerados que hasta hace muy poco se producían casi exclusivamente en las calles del microcentro -bulevar Santa Fe y algunas de sus principales calles transversales-, ahora se han ido extendiendo hacia otros sitios más alejados. Conclusión sencilla: cada vez más vehículos para un mismo espacio, quedando a la vista el exceso.

El segundo aspecto negativo al cual aludimos, es el humano, ya que existe un importante porcentaje de conductores -especialmente de motos, aunque los de automotores no les van en zaga- en los cuales anida un ánimo transgresor que, lamentablemente, se pone en evidencia en forma constante. El cruce de semáforos con luces prohibidas y el circular a altas velocidades, son las dos transgresiones más notables por lo peligrosas que resultan, tanto para la integridad física de los protagonistas como de terceros. Pero también se agregan otras infracciones que participan de la explicación de lo que termina por transformarse en un caos de tránsito, como el superar la línea de un vehículo por la izquierda, estacionar indebidamente -especialmente la doble fila se ha hecho habitual-, no advertir con luces de giro, no respetar el paso de peatones -que siempre, y en todos los casos, tienen prioridad de paso-, e incluso circular de contramano, o andar por las veredas las bicicletas y también motocicletas.

Un dato a tener en cuenta de lo mucho que se hace para tratar de mejorar el tránsito, quedó expuesto en un informe publicado por este Diario hace unos días, con el resumen de lo actuado desde el área de Protección Vial y Ciudadana, desde el mes de marzo pasado, cuando comenzó la parte represiva de la campaña del uso de casco y cinturón, hasta diciembre. Pues en esos 9 meses se constataron 40.061 infracciones, de las cuales 8.881 fueron a motociclistas por no portar casco y 7.401 a conductores de automotores por no usar el cinturón de seguridad. Y justamente en este último caso, tenemos una prueba de la falta de concientización, es decir el factor humano, ya que aún dentro de la prohibición puede llegar a entenderse que un motociclista conduzca sin casco por carecer del mismo, pero en cambio el automovilista tiene el cinturón en su butaca y así y todo hubo más de siete mil multados.

Otro rubro que capta el interés público a la par de originar polémicas, es el relativo a los controles de alcoholemia, que arrojaron 402 casos positivos en ese período de 9 meses. Una tarea muy reclamada por los vecinos, y sobre la cual se alienta su ampliación y rigidez, habida cuenta del riesgo que significa un conductor alcoholizado.

Pero además, deben agregarse otras 23.337 infracciones, pudiéndose mencionar entre las mismas: falta de licencia de conducir, seguro, documentación del vehículo, falta de espejos, escape fuera de reglamento, entre otras. La mayor parte de las constataciones, nada menos que el 89%, se lograron concretar durante los operativos de control de uso de cinturón y casco.

Además de esta tarea, desde otras áreas del municipio se hicieron aportes para ofrecer soluciones, en este caso mejorando el escenario, con modificaciones de sentido de circulación de algunas calles -el más notorio fue el de calle Perú-, instalación de retardadores, como así también nuevos núcleos de semaforización. Pero por cierto, lo más importante es el control, no existiendo otra posibilidad que la aplicación de multas una vez agotadas todas las instancias de educación y prevención, metodología a la cual llega a calificarse de recaudatoria, cuando en realidad es nada más que el instrumento más al alcance para buscar un mayor ordenamiento del tránsito, en resguardo de la integridad física de sus protagonistas.

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