Por REDACCION
Ahora que el primer mundo está fuertemente afectado por olas de calor que ponen a prueba la capacidad de resistencia de las personas y de los animales, pero también de los sistemas agrícolas y su potencialidad para generar alimentos para toda la humanidad, el clima nuevamente salta a uno de los primeros lugares de preocupación en la agenda mundial. Las temperaturas nunca habían aumentado en los últimos 2.000 años tan rápidamente como ahora, según datos publicados este miércoles que, de acuerdo con los expertos, deberían callar a los escépticos del cambio climático.
En este contexto, mientras que una buena parte de Europa sufre una segunda ola de calor en un mes, dos estudios diferentes analizan 2.000 años de tendencias de la historia climática reciente de nuestro planeta. Los investigadores utilizaron datos de temperatura compilados a partir de cerca de 700 indicadores: anillos de árboles, testigos de hielo, sedimentos lacustres y de corales, así como termómetros modernos.
El primer estudio, publicado en la revista Nature, destaca que durante la "pequeña era glaciar" (de 1300 a 1850) si bien se registró un frío extremo en Europa y Estados Unidos durante varios siglos, no ocurrió lo mismo en todo el planeta. Nathan Steiger de la Universidad de Columbia en Nueva York sostuvo que cuando se mira al pasado se encuentran fenómenos regionales pero ninguno mundial. En cambio, agrega el científico, en la actualidad el calentamiento es global, puesto que el 98% del planeta se recalentó luego de la revolución industrial.
Un segundo artículo, en Nature Geoscience, examina la media de las variaciones de temperatura en periodos cortos, de varias décadas cada uno. Sus conclusiones son claras: en ningún momento desde el inicio de la era cristiana, las temperaturas han aumentado tan rápidamente y de manera tan regular como al final del siglo XX. Este resultado subraya el carácter extraordinario del cambio climático actual, según afirma Raphael Neukom de la Universidad de Berna en Suiza, coautor del estudio.
Ambas investigaciones deberían por fin frenar a los escépticos del cambio climático que pretenden que el calentamiento global observado recientemente se inscribe en un ciclo climático natural, remarcó Mark Maslin de la University College de Londres.
Los estudios aumentaron su impacto porque se divulgaron justo cuando la ola de calor que sofoca a Europa se intensificó con temperaturas récord en Alemania, Holanda y Bélgica donde se verificaron registros superiores a los 40,5 °C. El calo fue tal en Holanda que el metal se dilató y algunos puentes en Amsterdam y Harlem, fueron difíciles de maniobrar, y se los regó con agua para intentar enfriarlos.
Así, los científicos que buscan llamar la atención de los gobiernos y advertir sobre las implicancias del cambio climático bien pueden apoyarse en los datos de la semana. Por ejemplo, en Bélgica, donde por primera vez en la historia se activo el "código rojo" canícula, el récord se batió en la base militar de Kleine-Brogel, en el noroeste del país, donde el mercurio marcó 39,9 ºC a primera hora de la tarde. Se trata de la temperatura más alta en Bélgica desde que empezaron las observaciones, en 1833 según indicaron desde el Instituto Real Meteorológico. Ante este infierno que aumenta su extensión en el Viejo Continente, comienzan a declararse alerta roja en algunos países, lo que implica una "alerta sanitaria" para todos los ciudadanos.
En esta misma semana, una ola de calor sofocó las regiones Medio Oeste y Noreste de Estados Unidos, incluyendo ciudades como Nueva York, Filadelfia y Washington donde se vieron afectadas unas 150 millones de personas con temperaturas extremas que registraron cifras récord en varios estados, de entre 38 y 43ºC, causando la muerte de al menos seis personas.
Ante este escenario, la organización ecologista Greenpeace alertó que la ola de calor extremo que vive Europa y un estudio que acaba de publicar la revista Nature, dan cuenta de una situación en la que no es posible imaginar el nuevo planeta que se está formando y donde la crisis climática -la más intensa de los últimos dos mil años- ya afecta al 98% del planeta.
En este marco suenan escalofriantes la declaraciones de la nueva directora del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente, Inger Andersen, quien ha dado un sombrío panorama respecto del momento climático que enfrenta el mundo. La funcionaria consideró que la naturaleza nos está enviando mensajes en que nos llegan en forma de incendios, olas de calor, tormentas o inundaciones. Y enfatizó que la naturaleza nos está diciendo que necesitamos actuar y por eso la necesidad de descarbonizar las economías e invertir en energías renovables. ¿Qué más agregar?
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