Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Editorial Viernes 23 de Noviembre de 2012

Corrupción y prensa

"Es preferible el ruido de la prensa libre al silencio sepulcral de las dictaduras". (Rousseff).

Redacción

Por Redacción

Para la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, la opción es única e indiscutible: "Siempre es preferible el ruido de la prensa libre al silencio supulcral de las sepulturas". De tal manera se pronunció, con contundencia, durante una alocución que pronunció frente a representantes de gobiernos y empresarios, al abordar como eje central el tema de la corrupción, ubicando a la prensa como esencial para ejercer controles y mantener interiorizada a la población. Su definición es muy clara y entendible, deduciendo que es mucho mejor los excesos -a los que ubica como el ruido- que al silencio de la prensa amordazada.

Para nadie es desconocido que la presidenta Rousseff, que proviene de muy precisos antecedentes de lucha contra las dictaduras que hubo en su país, está alineada dentro de una corriente latinoamericana que se identifica plenamente con la total y absoluta libertad de la prensa, donde también se cuentan Chile, Colombia, Perú y Uruguay, en cuyo caso su presidente José Mujica fue contundente al manifestar "la mejor ley de prensa es la que no existe".

Esa corriente contrasta claramente con otro grupo de países, como Venezuela -el más contundente en tal sentido- Ecuador, Bolivia y la Argentina, en los cuales se fue avanzando claramente sobre la prensa en diferentes sentidos, tanto con leyes, reglamentaciones y controles, algunos de ellos de claro contenido autoritario y otros muy bien disimulados en su esencia, como así también con normas aduaneras y arancelarias, además de acciones sostenidas directamente en la violencia.

En la Conferencia Internacional Anticorrupción que tuvo lugar en San Pablo, la jefa de Estado brasileño también se refirió a la participación de la juventud, afirmando que "los jóvenes nos muestran que el mundo que queremos será construido sólo con más transparencia y lucha contra la corrupción, con más debate y más participación", aunque se preocupó por aclarar "a no confundir el combate a las malas prácticas con un discurso contra la política".

"Cuanta mayor transparencia, mayor es la posibilidad de que el dinero público se destine a los programas que son necesarios", reiterando que tal premisa no debe ser mezclada con "un discurso anti político o anti Estado, que sirve a los intereses de unos pocos", dejando en consecuencia bien claro que el Estado no debe ser el exclusivo destinatario de las movilizaciones por más transparencia, sino que debe alcanzar absolutamente a todos los estamentos que conforman la sociedad organizada. Es que cuando se actúa con transparencia en todos los ámbitos, es muy raro que se produzcan hechos de esta naturaleza, y cuando sucede, son sancionados tanto por las leyes como por la propia condena social.

Eso justifica en gran medida la performance que viene teniendo Rousseff al frente de su gobierno, respaldando en la acción el contenido de sus palabras, habiendo alejado de su gobierno nada menos que a 8 ministros que quedaron enfocados para la sospecha de actos de corrupción, casi todos habiendo sido puestos en la picota pública por revelaciones de la prensa. Y además, como para certificar el rumbo inmodificable de lucha contra la corrupción, bajo la consigna del caiga quien caiga, fue penado con una dura condena José Dirceu, quien fue nada menos que jefe de Gabinete durante la gestión presidencial de Lula da Silva, nada menos que quien llevó de su mano a Rousseff a sucederlo al frente del gobierno.

Es frecuente, y en cuanta oportunidad que tiene lo demuestra, que Dilma Rousseff se comprometa con la prensa independiente y sin ninguna clase de corsé, aún habiendo admitido que existen "exageraciones", prefiriendo estas últimas que el silencio "de las sepulturas". Si se recuerda su discurso de asunción a la presidencia del primer día de enero de 2011, ya entonces había tenido una férrea postura en favor de no imponer ninguna mordaza a la prensa, y de tal modo lo viene cumpliendo, e incluso ampliando ese compromiso.

Las palabras y definiciones tan contundentes de Rousseff, en cuanto a la más pura libertad de prensa, no son azarosas ni nada que se le parezca, sino que significan una advertencia muy clara para aquellos que desde el mismo partido gobernante están sugiriendo elaborar alguna ley de controles sobre la prensa brasileña, y tal vez, si se quiere ampliar este sentido, también tengan alcance para otros países de la región.

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso