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Editorial Domingo 2 de Octubre de 2011

Contaminación mortal

Por enfermedades derivadas por la contaminación ambiental, especialmente en las grandes ciudades, mueren unos 2 millones de personas al año.

Redacción

Por Redacción


Consecuencia de la contaminación del aire cada año mueren en todo el mundo unos 2 millones de personas, de las cuales al menos dos tercios viven en grandes ciudades, donde la atmósfera suele estar viciada en los niveles más elevados, debido a la alta densidad de los gases eliminados por los vehículos, el humo de las fábricas, el hollín de las centrales eléctricas que queman carbón y otras causas como los combustibles utilizados para cocinar y calefaccionar los ambientes, contribuyendo de tal forma a crear un medio ambiente de los más altos valores contaminantes.

Esta situación se agrava notoriamente en los países más pobres, donde son casi nulas las fuentes de eliminación de humo y otros contaminantes, además de usarse en ellos en mayor medida el carbón que otros combustibles, por lo cual la contaminación no sólo es exterior sino también interna, por lo tanto mucho más grave para las personas que deben convivir permanentemente con ella, quedando expuestas a contraer enfermedades como cardiopatías, cáncer de variados tipos, infecciones y asma, entre las más comunes.

Este informe de la Organización Mundial de la Salud fue confeccionado con los datos obtenidos en 1.100 ciudades de 91 países, de las cuales sólo unas pocas se encuadran dentro de los valores aconsejados por la entidad ecuménica, que establece como máximo 20 microgramos de partículas PM10 en un metro cúbico, pudiéndose citar por ejemplo que Buenos Aires es una de las ciudades que incumple estas disposiciones al registrar un promedio de 38 microgramos, tal cual lo establecen dos de los cuatro lugares de medición de la red de monitoreo.

Entre los países que tienen en sus ciudades los mayores niveles de contaminación aparecen citados Turquía, Arabia Saudita, Pakistán e Irán, destacándose de manera especial este último por la ciudad de Ahwaz, donde hay 372 microgramos por metro cúbico, diez veces más que en Buenos Aires. Las partículas PM10, de menos de 10 micras de tamaño (una micra equivale a la millonésima parte de un metro), pueden penetrar en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, provocando cardiopatías, cáncer de pulmón, asma e infecciones agudas en las vías respiratorias inferiores. Los más severamente afectados son aquellos que ya padecen enfermedades, con lo cual terminan por agravarse hasta instancias fatales.

Sida con menos fondos

A pesar de los importantes avances obtenidos en los últimos años en la lucha contra el sida, la enfermedad continúa cobrando 1,8 millón de vidas por año, lo cual es más que elocuente respecto a la atención que debe darse al tema, tanto para tratar a los infectados y portadores, como así también en todo lo que concierne a la prevención. De esa manera fue entendido, destinándose enormes recursos en estos programas, llegándose a contar en 2008 con recursos cincuenta veces superiores a los que se disponían 12 años antes, pero aún así el sida sigue desarrollándose aceleradamente.

La cantidad de enfermos asciende a 34 millones de personas de ambos sexos y todas las edades, mientras que además de los 1,8 millón de muertos tenemos que cada año se contagian la enfermedad 2,4 millones de personas. Si bien estas cifras asombran por su magnitud y siguen extendiéndose, cada vez es menor el impacto y la repercusión, especialmente en los países desarrollados, existiendo la percepción que la batalla se ha ganado, pero en realidad lo que sucede es que se ha limitado a ser menos visible.

Lo peor con el sida ocurre en Africa subsahariana, ya que si bien allí vive el 10 por ciento de la población de todo el mundo, nada menos que el 70 por ciento de la misma está afectada por sida, razón por la cual deben volcarse allí los mayores recursos que puedan reunirse, pues nunca se han logrado avances importantes.

Pero está faltando dinero y todo parece indicar que se agudizará más aún en el futuro. En 2010 los donantes aportaron 6,9 mil millones de dólares para prevención, atención y tratamiento, pero esa cifra fue un 10% menos que en 2009, consecuencia de la crisis financiera que ha hecho que se reduzcan esta clase de aportes. Un panorama realmente complicado si miramos el futuro, ya que para 2015 ONUSIDA estima necesario contar con 22.000 millones de dólares para lograr acceso universal a la atención del sida en todas sus etapas, lo cual parece muy difícil de poder lograr.

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