Por REDACCION
En los primeros cinco meses del año, de enero a mayo, el consumo de carne por persona experimentó un crecimiento de 4,2% medido con igual período del año pasado, lo cual se registró aún dándose en forma simultánea un aumento de los precios de todos los cortes. Es que sólo en mayor subieron 5,4%, entre otras razones, por haber trasladado las industrias y los comerciantes minoristas las subas de tarifas de luz y gas a los precios del producto, no influyendo los valores de la hacienda propiamente dicha ya que en ese quinto mes del año se produjo una merma promedio de 4,2%.
Tal lo informa la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA) el consumo por habitante en el promedio de los cinco meses apuntados estuvo en 57,7 kilos/año, teniendo en cuenta que en ese mismo lapso de 2016 el consumo había sido de 55,4 kilogramos.
La industria frigorífica en tanto, en el período analizado, produjo 1,4 millón de toneladas de res con hueso, con una suba de 5,3% interanual y significando una oferta de 57.249 toneladas. Sobre esos totales el mercado interno absorbió 1,04 millón de toneladas, con una recuperación de 5,1% respecto al año pasado. Es por ello que el consumo explicó el 91% de la producción total, quedando el resto para la venta al exterior. Justamente en el mes de abril se exportaron 13.287 toneladas, el segundo volumen más elevado del año, aunque con una caída de 1,8% respecto a abril de 2016.
Un factor que impactó con fuerza en el incremento de la producción de carne -no sólo vacuna, sino también porcina y aviar- fue la caída en los últimos meses de la cotización del maíz en el mercado, provocando una mejoría en los costos de producción, dándose aquí una contracción, pues si por un lado aparece esta perspectiva favorable para producir más, por el otro también se siente que se deberá mejorar la colocación en el exterior para evitar una saturación del mercado interno, lo cual significaría simultáneamente una baja de precios que anularía el efecto positivo del menor costo del maíz.
Lo señalado arriba encuentra un claro ejemplo en la producción avícola que creció 6% en los primeros 5 meses, pero debido a la baja de exportaciones los precios cayeron más de lo esperado, siendo que en mayo la carne aviar bajó 4,16% mientras que la vacuna subió 1,9%, provocando los desbalanceos que luego tienen efectos directos sobre la producción, sea tanto en uno como otro sentido.
La industria avícola está frente a un dilema ya que factores externos redujeron la posibilidad de ventas internacionales, pero simultáneamente tampoco puede salir en la búsqueda de nuevos mercados porque el sector no es competitivo, siendo entonces un reclamo del sector la mejora del tipo de cambio, algo que se va generalizando pero que al menos por ahora -se asegura que hasta las elecciones- es sumamente difícil de conceder, pues aquí en la Argentina siempre que se toca el dólar inmediatamente tiene un corrimiento a los precios, y por lo tanto subiendo la inflación.
Por su parte la producción de carne porcina aumentó en mayo 11% y en los cinco meses acumula 7%, apuntando tanto a la exportación como al mercado interno.
Respecto al sector de carne vacuna, algunos datos son elocuentes, pues con un kilo de carne el año pasado se compraba 12,32 kilos de maíz, mientras que ahora esa relación aumentó a 13,56 kilos, aunque de todos modos el precio del producto en góndola no se reflejó en el que recibe el productor por ganado en pie. De tal modo se desalienta el incremento del stock ganadero, si bien la faena continúa en expansión.
Los embarques de carne vacuna al exterior, tras haber tenido una positiva reacción se han estancado y no consiguen recuperarse, limitados por condicionantes domésticos que restan posibilidades a los exportadores, dentro de un escenario internacional en el cual predomina muy fuerte la baja de las cotizaciones de los cortes más importantes.
Una de las salidas más claras para toda la cadena de la carne vacuna es el crecimiento de los envíos al exterior, pero queda bastante explícito que ese camino no es tan sencillo de recorrer, por lo cual la perspectiva futura de la producción cárnica resulta bastante incierta.
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