Por REDACCION
Como casi todo en esta vida, el ecosistema digital tiene sus fortalezas y ofrece una enorme oportunidad para comunicar con responsabilidad todo lo que sucede aquí y allá en materia de salud, deportes, cultura o política entre tantas agendas. Pero también tiene sus debilidades y corre riesgo por un conjunto de amenazas porque la libertad es tan amplia que se deforma a un libertinaje dañino. Así las cosas, crece la necesidad de al menos apelar a un consenso sobre lo que está bien y lo que está mal en función de los intereses colectivos.
Los actores institucionales y las empresas vinculadas primariamente a este asunto, como las tecnológicas y las encargadas de producir noticias en todos sus formatos, requieren un orden básico para al menos reaccionar ante un fenómeno en ascenso como la desinformación que amenaza la credibilidad del sistema en general, y puede transformarse en un auténtico dolor de cabeza para las democracias, en especial aquellas que no están lo suficientemente firmes. En este marco, se necesitan estrategias para la defensa y el cuidado de la herramienta al menos desde la dimensión moral, un buen comienzo para evitar el mal uso de las herramientas digitales en busca de atentar contra el sistema o alguno de sus componentes o manipular a las audiencias.
El Compromiso Ético Digital constituye una respuesta en esta dirección. Se trata de una iniciativa impulsada para preservar el debate democrático en las redes sociales y plataformas digitales durante las elecciones nacionales. El objetivo declarado es construir conciencia ciudadana sobre el buen uso de las nuevas tecnologías de comunicación en el desarrollo del proceso electoral y contrarrestar la manipulación de contenido digital sin menoscabar la libertad de expresión, entendida como un instrumento necesario para garantizar la libertad de información y la formación de la opinión pública, pilares de la democracia republicana.
La Cámara Nacional Electoral renovó aquella declaración de principios de mayo de 2019 para ampliar la cantidad de adherentes que le otorguen mayor robustez a la propuesta. En síntesis, los firmantes del documento asumen el compromiso de promover la honestidad del debate democrático en las próximas elecciones nacionales, de modo de contribuir a mitigar los efectos negativos de la divulgación de contenido falso y demás tácticas de desinformación en redes sociales y otros entornos digitales. Por el lado de las empresas tecnológicas, reconocen la complejidad y la tensión que puede existir durante el proceso electoral con la difusión o proliferación de información inexacta o noticias falsas, y acuerdan, dentro del marco de sus posibilidades y herramientas, colaborar con las autoridades competentes en este proceso respetando los valores democráticos y la libertad de expresión.
En los considerandos, el Compromiso Ético Digital señala que la forma representativa republicana federal consagrada en el artículo 1º de la Constitución Nacional supone la necesidad de garantizar la pluralidad de opiniones y la libertad para manifestarlas. Y tiene en cuenta que en los últimos años se ha acentuado la preocupación por el modo en que las redes sociales y otros entornos digitales pueden ser utilizados con la intención de manipular información durante las elecciones.
Adherir a este postulado implica defender el derecho a que la ciudadanía pueda decidir su voto sobre la base de un debate público auténtico. Hoy se realizan las elecciones primarias pero aún quedan en el calendario los comicios generales por lo que la tarea se debe sostener y profundizar en el tiempo. Por tanto, es prioridad promover la educación digital para el buen manejo de la información política electoral en redes sociales y otras plataformas en tiempos donde el discurso del odio y la grieta son malas compañías.
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