Por REDACCION
Un grupo de empresarios y políticos estadounidenses, entre los que se cuentan como más conocidos el ex secretario del Tesoro Henry Paulson, el multimillonario Tom Steyer y el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, constituyeron una organización denominada Proyecto Risky Business, cuyo objetivo central es plantear los problemas que el cambio climático está provocando en el planeta y las iniciativas y propuestas que surgen para tratar de solucionar lo que aún está a tiempo de conseguirse.
Un reciente informe de la organización da cuenta sobre la ya denominada acuciante situación, mencionándose que no se trata de un problema que nos afectará en el futuro, por más inmediato que sea, sino que está afectando y fuertemente, en este momento. Se llega a sostener que "aún si todos en el planeta dejamos de golpe de quemar carbón, gas, petróleo, leña o cualquier otra cosa que contenga carbono" no se podría modificar gran parte del cambio climático que está produciéndose, ya que viene desde hace mucho tiempo al arrojarse gases a la atmósfera, lo cual ya no podrá cambiarse, quedando en cambio la posibilidad que el daño no siga acrecentándose a niveles insospechados.
"Los riesgos del cambio climático son mucho más perversos que los de cualquier crisis financiera", se sostiene, ya que en este caso puede remediarse el mal, pero en cambio los daños al medio ambiente en la mayoría de los casos son irreparables.
El minucioso informe está dirigido en forma especial a los empresarios de Estados Unidos -país que es responsable de gran parte de la emanación de gases-, utilizando el tipo de modelo de riesgo que se usaría para evaluar el impacto del calentamiento global en una cartera de inversión cuyos activos principales fueran el agro, los inmuebles y la productividad laboral.
Esta postura del grupo Risky Business resulta mucho más dramática que los anuncios que en igual sentido se habían formulado en el pasado mes de abril desde la Casa Blanca, ya que elimina de plano las esperanzas que de sustituirse los combustibles fósiles todavía se estaría a tiempo de preservar el hábitat de la raza humana de daños mayores.
Se asegura que debe descontarse que la temperatura global de la tierra aumentará 2 grados Celsius por sobre la existente en el siglo XIX, un límite que reiteradas veces los empresarios habían prometido no superar debido a las graves consecuencias que ello significaría para el equilibrio medio ambiental, pues se modificaría el clima de grandes regiones del planeta, muchas de las cuales que ahora son productivas se volverían semiáridas y otras directamente pasarían a ser semidesérticas. A lo que habría que agregarle inundaciones, provocadas por el deshielo de los dos casquetes polares, que ya se encuentra en pleno desarrollo.
Hoy se tiene el caso de pérdidas de cosechas que antes ocurrían una vez cada 20 años, ahora sucede mucho más seguido, habiéndose al menos quintuplicado el riesgo. Nada de eso es natural, ni un fenómeno extraño, sino que obedece a la aceleración que está teniendo todo el cambio que viene experimentando la condición climática en la tierra.
Aún frente a todos estos riesgos, ampliamente conocidos y expuestos en casi todos los foros y eventos mundiales del clima, se puntualiza en este informe que "no hay señales de que en el mundo estemos por quebrar el desenfrenado consumo de combustibles fósiles, incluso por el contrario, parece estar advirtiéndose un incremento, lo que tornó todavía mucho más complicada la perspectiva futura inmediata.
Como los detalles de este estudio están dirigido a los empresarios, se analiza que aún resignando ganancias en el presente por la reducción del uso de combustibles fósiles en la actualidad, las mismas comenzarán a recuperarse a mediados de siglo cuando la situación haya logrado estabilizarse dentro de otras perspectivas muy diferentes a las presentes. Sin embargo, se coincide en que todo será muy difícil de alcanzar, en especial por la falta de concientización que existe en todos los niveles, no sólo los empresarios sino también los gubernamentales.
Una reducción de carbono hoy arrojaría resultados favorables recién en 50, 75 y 100 años, razón por la cual se aconseja "invertir en adaptación", es decir, a las nuevas circunstancias que se deberán imponer dentro de los sistemas de producción. Es de confiar, que finalmente prevalezca el sentido común.
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