Por Redacción
Recién hoy darán comienzo las clases, dos días después de lo dispuesto, en lo que se ha transformado en una práctica casi habitual, salvo algunas pocas excepciones que no hacen otra cosa que confirmar la regla. Cada vez llegada esta instancia del inicio del ciclo escolar, vuelven a aparecer los mismos tironeos por las negociaciones salariales, y otras que hacen al conjunto de la actividad, que indefectiblemente desembocan en una medida de fuerza -como esta de 48 horas que concluyó ayer y por lo tanto hoy habrá clases en los establecimientos educativos públicos-, para finalmente llegar a un acuerdo, como también siempre sucede. En consecuencia, la pregunta que debe formularse es ¿por qué estas discusiones paritarias no se inician con la suficiente anticipación en lugar de dejarlas para la semana previa al comienzo de clases?
La oferta inicial del gobierno, de un 21% de incremento salarial repartido en dos partes, 14% ahora y 7% en el mes de julio, se sabía perfectamente que sería rechazado, ya que desde antes todas las organizaciones gremiales habían hecho conocer sus aspiraciones. Tal como lo argumentaron con posterioridad a conocidas esas cifras, la oferta no alcanza siquiera a contemplar el alza inflacionaria, que de acuerdo con el propio IPEC de la provincia -olvidemos al INDEC que en realidad nadie tiene en cuenta para este tipo de negociaciones ni para ninguna otra, habida cuenta del falseamiento de sus estadísticas, que arrojaron para todo 2011 un 9,5% de alza en el costo de vida- se encuentra por sobre ese ofrecimiento, y más aún al ser otorgada la segunda cuota de 7 puntos recién en el mes de julio.
Entonces, y sabiendo que el acuerdo finalmente será alcanzado, habría que descifrar las razones por las cuales las convocatorias a paritarias son siempre tardías, habiéndose dejar correr como trascendido que en fechas anteriores "hay mucha gente de vacaciones", una justificación de la cual nadie se hizo directo responsable por lo patético de su contenido. Por lo tanto, podría presumirse en consecuencia que esta metodología tardía del gobierno, hasta podría ser tomada como una estrategia, para de esa manera contraponer el ánimo de la gente, y especialmente la presión que ejercen los padres de los educandos, en contra de los maestros.
Queda en evidencia que el gobierno provincial carece de recursos, y hoy prácticamente se encuentra abocado con exclusividad a afrontar la financiación de funcionamiento, quedando al aguardo de diversas alternativas posibles, como el beneficio de la inflación en el efecto sobre sus ingresos -de ahí la oferta del 7% en junio, que para ese entonces sería prácticamente nada-, además del ajuste de varios impuestos que podrían significar hacia mediados de año importantes ingresos a sus arcas.
Cuando se escuchan los argumentos, tanto del gobierno como de los maestros, ambos los exponen con razonabilidad y lógica sus propuestas y aspiraciones, pero la realidad es diferente y no condice con esas perspectivas. La gente en tanto, aguarda que de una vez por todas este sistema de llegar a último momento para sentarse a discutir, sea superado.
Por ahora, esto es sólo el comienzo, ya que de no mediar una nueva propuesta de parte del gobierno, los gremios docentes tienen ya dispuestos nuevas medidas de fuerza para los días 7, 8, 14 y 15 del presente mes de marzo, oportunidad en que se realizarán asambleas evaluativas y acciones provinciales.
Incluso, una situación que había dejado la posibilidad de tensar aún más el conflicto, cuando la ministra Letizia Mengarelli, tras el anuncio del paro ahora ya concretado, había sostenido que esos días iban a ser descontados a los maestros que adhirieran a la medida, aunque con posterioridad el gobernador Antonio Bonfatti desechó esa posibilidad, pero ahora parece haberla retomado.
En realidad, el problema docente no es único en la provincia de Santa Fe, ya que el mismo se extiende a los otros importantes distritos como Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Misiones, Mendoza y Entre Ríos, que tampoco dieron comienzo a sus correspondientes ciclos lectivos.
Una situación, que por la trascendencia que tiene, deberá ser considerada con mayor dedicación para evitar estos inicios invariablemente trastabillantes.
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