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Editorial Miércoles 29 de Febrero de 2012

Cinturones y cascos

Desde mañana comenzará el cobro de multas a quienes no utilicen el cinturón y el casco. Serán de 515 pesos en ambos casos.

Redacción

Por Redacción

Este miércoles, último día del mes de febrero en este año bisiesto, concluirá la campaña de operativos de control de tránsito, con carácter preventivo y a la vez educativo, para concientizar sobre el uso del cinturón de seguridad a los conductores de automotores, y del casco a los motociclistas.

Estos operativos, que fueron incrementándose en cantidad semanal, y que vienen realizándose desde mediados del mes de diciembre, en un radio que se extendió por casi todo el ejido urbano, posibilitaron el control de unos 250.000 vehículos de todo tipo, entre automotores y motos y ciclomotores. Fue sin dudas una labor intensiva, además respaldada por una campaña publicitaria que permite suponer que a esta altura, cuando muy pocos deben haber quedado al margen de los controles, y la mayoría haberlos cumplido en reiteradas oportunidades para alcanzar esa cifra de cuarto de millón, por lo cual a esta altura nadie -salvo alguien en el nivel máximo de distracción- puede no estar al tanto de lo que comenzará a ocurrir desde mañana, cuando estas infracciones de no usar el cinturón de seguridad los conductores de automotores, y el casco los que se movilicen en motocicletas, serán sancionados con multas cuyo valor fue establecido en 515 pesos.

Hasta ahora, y aún este miércoles, proseguirá la campaña tal como vino desarrollándose desde hace dos meses y medio, es decir, advirtiendo a los conductores de automóviles que no portan el cinturón para que se los coloquen, y a los motociclistas sin casco, que les sea traído el adminículo por alguna otra persona para de esa manera poder continuar circulando, sin la aplicación de multas por las infracciones cometidas. Lo cual, queda dicho, cambiará sustancialmente desde mañana, cuando comiencen las multas, que sin dudas generarán un clima hostil y de sostenido reclamo por parte de aquellos que resulten sancionados, aunque y como para evitar excusas o justificaciones, contaron con un lapso más que suficiente para ajustarse a las nuevas condiciones que tendrá desde ahora el tránsito en la ciudad, al cual se busca ordenar de una manera orgánica y sistemática.

Es cierto que no sólo el uso de casco y cinturón alcanza, pero es apenas el comienzo de una metodología que irá avanzando también sobre todo el resto de infracciones que se cometen, algunas de ellas con una reiteración tal que para algunos les debe parecer estar dentro de la normalidad. Y otras, excesivamente peligrosas, como por ejemplo el cruce de semáforos con luces prohibidas o el exceso de velocidad.

Justamente, para sancionar e ir evitando todo el resto de infracciones, desde las más leves hasta las más graves, es que se exigirá a los integrantes de la Policía Municipal un estricto y rígido control, sin excepciones, para imponer estas nuevas condiciones en que se deberá ir desenvolviendo el tránsito en Rafaela.

La transgresión, la rebeldía y la falta de adaptación a las normas, seguramente continuarán existiendo, y de modo especial al comienzo, la tarea será ardua para los encargados de implementar el sistema de multas, pero existe la firme decisión política de continuar adelante, entendiéndose que es la única forma, sin ninguna clase de distensiones, para que con el tiempo se puedan alcanzar logros positivos.

Mucha de esta transgresión se ha visto durante los operativos de prevención, que aún siendo de esas características, tuvo a quienes con sus motocicletas huyeron por veredas, por calles a contramano, o resistieron la autoridad de los agentes actuantes. No una cifra importante porcentualmente, pero sí los más exaltados y molestos, que generan situaciones incómodas y absolutamente desagradables. Lo cual lleva a pensar que si eso sucedió para resistir la prevención, los niveles que pueden llegar a tener estas reacciones ahora que se estará frente a la represión, como lo es el pago de una multa de 515 pesos.

Estamos frente a un nuevo escenario, al que todo el conjunto de la ciudad deberá irse adaptando, para cada uno contribuir con su módico aporte, que provendrá no sólo de los que conducen los vehículos, sino también de los peatones, y del sentido común colectivo. Hubo prevención y educación, ahora llega el momento de observar cuáles han sido los resultados, confiándose en que serán positivos, aunque no haya que esperarlos en forma inmediata, todo es cuestión de tiempo.

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