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Editorial Viernes 30 de Agosto de 2013

China limitada

El menor crecimiento de China impactará en todo el comercio mundial, incluso alcanzando también a la Argentina.

REDACCION

Por REDACCION

Hasta 1980 China tuvo una economía socialista de bajísima productividad, pero a partir de entonces fue generándose una verdadera revolución productiva, adaptada a la época y las circunstancias del mundo en su totalidad, que le permitieron convertirse en el mayor éxito económico de estas últimas décadas, afianzándose como la segunda economía mundial detrás de los Estados Unidos, habiendo sido su crecimiento desde comienzos de la década mencionada y hasta el reciente 2010 a razón de 10 puntos anuales.

Aun cuando por volumen es la segunda economía, es en cambio la mayor exportadora del mundo, siendo justamente ese factor el que ha llevado a China a ocupar un lugar destacadísimo, al punto de ser la mayor fuente de financiación de los Estados Unidos -los títulos de ese país en las reservas chinas ascienden a un billón doscientos mil millones de dólares- y su inversión extranjera directa creció exponencialmente en esta última década.

¿Cuál fue uno de los aspectos centrales de esta expansión de la economía china? Pues se sustentó mayoritariamente en la gradual incorporación de una fuerza laboral inmensa, disciplinada y muy barata, acompañada de una elevada tasa de ahorro e inversión -entre ambos aspectos explican casi el 40% del PBI-, junto a la orientación muy definida que se le dio a un sector industrial moderno para volcarlo directamente a la exportación, repitiendo el mismo modelo que mucho antes habían aplicado Japón y Corea, aunque con un mayor ímpetu y desarrollo, donde la exportación de manufacturas fue central para el afianzamiento.

Pero además, la inversión directa en China desde el extranjero, en especial proveniente de Estados Unidos, Europa y Japón, fue el dínamo que aportó el capital, la tecnología el acceso a los mercados internacionales, pudiéndose destacar en ese sentido que al menos el 65% de los productos fabricados en China son concretadas por empresas extranjeras o bien sus contratistas locales.

Todo lo expuesto explica un lapso de explosivo crecimiento, pero que se mantuvo en tal magnitud hasta hace poco tiempo atrás, ya que ha venido decreciendo, al punto que todas las estimaciones coinciden que en los próximos diez años China seguirá creciendo, pero a razón de 6 puntos anuales de promedio. La desaceleración es de carácter estructural y no coyuntural, razón por la cual ha venido para quedarse, aunque, de todos modos, los niveles de expansión que se le adjudican continúan siendo interesantes, más si los comparamos con lo que viene sucediendo en la mayor parte del mundo, donde el crecimiento es muy poco y en algunos casos nulo.

Claro que deben también marcarse algunas desventajas que han aparecido en China, y que como tales irán restando posibilidades a esa enorme economía. Justamente, el progreso incrementó el costo de mano de obra, y lo que antes era sumamente barato, ahora ya no lo es, debiendo competir con otras condiciones. La política del gobierno de reducción de los grupos familiares limitando la cantidad de hijos, también ha jugado en contra, pues se está sufriendo un envejecimiento de la población en forma prematura, lo que reduce la cantidad de trabajadores y achica fuertemente la competitividad de entonces.

Pero eso no es todo, pues el boom exportador también encontró sus límites, ya que el concepto de factoría mundial que alcanzó China penetrando en todos los mercados del mundo y logrando que sus ventas crecieran a razón del 20% anual, originaron conflictos que comenzaron a ser comunes en casi todos los países hacia donde estuvieron dirigidas sus exportaciones. Hubo restricciones, medidas proteccionistas, y lo que en un momento pareció sencillo, hoy no lo es tanto, pues mayores costos de origen y barreras de parte de los importadores son dos obstáculos difíciles de trasponer.

Este es el nuevo escenario chino, muy diferente al de hace un tiempo pasado reciente, el cual va teniendo un fuerte impacto en el resto del mundo, existiendo una larga nómina de sectores vulnerables, como las minas de mineral y carbón en Australia, las exportaciones de cobre de Chile, los bienes de capital de Estados Unidos, Alemania y Japón, las exportaciones de bienes de lujo -joyería, vestimenta, bebidas y accesorios- de Italia, Francia y Gran Bretaña.

Incluso la Argentina puede verse afectada, aun cuando sus exportaciones sean de materias primas, ya que las condiciones del comercio mundial deberán adecuarse a las nuevas reglas, con una China que habrá dejado de ser el tractor que fue hasta hace un tiempo.

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