Por REDACCION
Venezuela vivió el domingo un acto más de la larga serie de episodios ilegales que terminaron por derrumbar la democracia, aunque se trate de disfrazarla, como en este caso con elecciones que carecieron en absoluto de validez institucional por la forma en que se desarrollaron, restringiendo la presencia de candidatos realmente opositores y poniendo toda clase de trabas y limitaciones para que sólo pudieran expresarse libremente aquellos que apoyaron al presidente Nicolás Maduro, quien de acuerdo con lo previsto, resultó reelecto con el 68% de los votos, contra el 21% del "opositor" Henry Falcon, un ex chavista sobre el cual hubo toda clase de sospechas respecto a su participación en los comicios en cuestión, ya que todas las figuras reales de la oposición permanecieron al margen, como señal de protesta por lo que se estaba gestando. Cabe destacar, antes de avanzar en otros aspectos, que hubo una enorme abstención de parte de la ciudadanía en concurrir a votar, convirtiéndose en la señal más clara del pueblo venezolano en rechazo de Maduro, quien ha llevado al país caribeño a lo más profundo de la decadencia.
Casi todo el mundo se ha puesto contra Maduro y esta burda parodia electoral, no sólo con declaraciones sino también con sanciones concretas, que seguirán aislando a Venezuela, habiéndose pronunciado de tal manera Estados Unidos, con el agregado de prohibiciones para la venta de títulos de su deuda y bonos de la petrolera PDVSA, mientras que el "grupo de Lima" que concentra a 14 países de la región -entre los que se cuentan la Argentina, Brasil y Chile- anticiparon que reducirán el nivel de los lazos diplomáticos, por empezar llamando a consultas a sus embajadores en Caracas. Mientras que los cancilleres del poderoso G-20 reunidos en Buenos Aires también manifestaron la preocupación por el desenlace de estos hechos en Venezuela.
Recordemos que prácticamente todo lo que se viene haciendo en Venezuela está dentro de la ilegalidad, desde la convocatoria hasta el proceso electoral en su integridad, con aceptación de todo el conjunto de autoridades, tanto judiciales como legislativas, las que se encuentran bajo el control del gobierno central de Maduro, el que además sigue contando con el respaldo de las fuerzas militares. En tal sentido, y como una de las señales más evidentes del férreo autoritarismo dictatorial que ejerce Maduro, están los 120 muertos que provocaron las fuerzas paramilitares el año pasado, durante las manifestaciones contrarias al gobierno.
Mientras Maduro fue reelegido por otro período de 6 años -que la mayoría pone en dudas que pueda completar dadas las condiciones de la economía-, la gente se debate ante situaciones que desbordan todas sus posibilidades. Este año la inflación será de 13.800%, tal cual así como se lee, con una caída del 15% del PBI y estrepitosa caída de su producción de petróleo, exclusivos recursos sobre los que se sostiene Venezuela.
En el país bolivariano hoy no hay alimentos, tampoco remedios, y la gente trata de sobrevivir con el escaso reparto de víveres que hace el gobierno, que podría definirse con la taza de arroz por semana que recibe cada persona. Los ingresos quedaron reducidos casi a la nada, pues lo que se obtiene en un mes apenas alcanza para comprar medio kilogramo de carne.
Frente a esta situación desesperante, además con una oleada de violencia enorme, con la tasa de asesinatos más elevada del mundo, los venezolanos lo que hacen es tratar de huir por las fronteras buscando un nuevo destino. Su vecino Colombia es el más buscado por razones de cercanía, con escapes que se hacen caminando, con pequeños vehículos, incluso motos y bicicletas. Los que disponen de algunos recursos, huyen en avión, siendo la Argentina uno de los destinos más elegidos, habiéndose recibido en los últimos tiempos a miles de venezolanos.
El Frente Amplio Venezuela Libre, la coalición opositora de la sociedad civil y los partidos políticos de la Mesa de Unidad Democrática, inmediatamente después de las elecciones hizo un llamado para fortalecer la unidad de los venezolanos y comprometerse para lograr elecciones libres tal como lo establece la Constitución, habiéndose fijado el mes de diciembre para que se produzca tal acontecimiento.
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